El Ozempic es sin duda uno de los medicamentos más conocidos, no solo para el tratamiento de la diabetes tipo 2, con la intención de mejorar los niveles de glucosa en la sangre, sino que también se ha utilizado como una forma de perder peso, siempre y cuando se haga con supervisión médica.
Todo parte de la pérdida de masa muscular que provocan este tipo de medicamentos, ya que suprimen el apetito y regulan el metabolismo, lo que hace que el cuerpo tenga un déficit de energía que se suele compensar con la destrucción del tejido muscular. Para solucionarlo, actualmente se trabaja en una nueva generación de medicamentos con los que se logre no solo bajar de peso, sino también tener menos efectos secundarios.
Al menos esa es la intención de las investigaciones realizadas, que buscan cambiar la forma en cómo trabajan estos fármacos a base de semaglutida, como Ozempic o Wegovy, con el objetivo de evitar la pérdida muscular mediante el desarrollo de versiones sintéticas que repliquen o modulen los efectos del GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1), una hormona intestinal natural que suprime el apetito y regula el metabolismo.
Los nuevos medicamentos
De acuerdo con Nature, las compañías farmacéuticas ya trabajan en una nueva serie de medicamentos que no solo se centren en la pérdida de peso, sino que también permitan obtener más beneficios.
Actualmente hay en prueba más de 100 fármacos candidatos contra la obesidad, que comenzarán a llegar a las farmacias en los próximos años. Muchos de ellos se basan en fórmulas similares a las ya comercializadas, pero con mejoras que buscan reducir efectos adversos y preservar la masa muscular.
La clave de estos medicamentos está en la semaglutida y su fármaco rival, la tirzepatida, que se vende como Zepbound o Mounjaro. Ambos han abierto un nuevo potencial en el mercado global, a pesar de sus limitaciones, como la necesidad de inyecciones semanales y algunos efectos secundarios desagradables, entre ellos náuseas, vómito y diarrea. También se enfrentan al riesgo de pérdida de masa muscular y a la posibilidad de recuperar el peso tras suspender el tratamiento. Además, entre el 10 y el 30% de quienes los toman no obtiene resultados satisfactorios.
Con estas nuevas terapias se busca principalmente intensificar la pérdida de peso, mejorar la tolerancia, garantizar efectos duraderos y ampliar su efectividad a un rango más amplio de personas, y según Nature hasta ahora hay siete fármacos en proceso de aprobación, que se espera lleguen entre 2026 y después de 2028:
Año estimado de llegada |
Nombre |
Compañía |
Descripción |
---|---|---|---|
2026 |
Orforglipron |
Eli Lily |
Fármaco oral de molécula pequeña que activa el receptor del péptido similar al glucagón 1 (GLP-1) |
2026 |
CagriSema |
Novo Nordisk |
Inyectable que activa los receptores de amilina y GLP-1 |
2027 |
Survodutida |
Boehringer Ingelheim |
Inyectable que activa los receptores de glucagón y GLP-1 |
2027 |
Retatrutida |
Eli Lily |
Inyectable que activa los receptores de GLP-1, polipéptido inhibidor gástrico (GIP) y glucagón |
2028 o posterior |
MariTide |
Amgen |
Inyectable que activa el receptor GLP-1 mientras bloquea la señalización de GIP |
2028 o posterior |
Bimagrumab |
Eli Lily |
Inyectable que bloquea los receptores implicados en la señalización de la miostatina |
2028 o posterior |
Monlunabant |
Novo Nordisk |
Fármaco oral que inhibe el receptor cannabinoide CB1 |
El uso de proteínas
Actualmente hay varias posibles soluciones para el desarrollo de estas nuevas proteínas. Las rutas más comunes incluyen el uso de semaglutida y tirzepatida, que suelen agruparse como fármacos GLP-1. En el caso de la tirzepatida, también imita a la hormona polipéptido inhibidor gástrico (GIP), que acelera el metabolismo energético e influye en cómo el cuerpo almacena y quema nutrientes, lo que apunta a mejores resultados en la pérdida de peso.
Derivado del éxito de la tirzepatida, muchas empresas se han enfocado en desarrollar fármacos similares que interactúen con los receptores GLP-1 y GIP. De acuerdo con Nature, actualmente hay al menos cinco terapias similares en fase de ensayo clínico, con los primeros medicamentos previstos para 2028.

Otras alternativas utilizan fármacos como el de MariTide, que, si bien activa los receptores GLP-1, apaga los GIP. Aunque pueda parecer contradictorio, esto ayuda a generar ineficiencias energéticas, lo que reduce el peso corporal al disminuir la eficiencia metabólica.
No todo son beneficios
Eso sí, de momento no están completamente claras las consecuencias de estos nuevos fármacos. Por ejemplo, el GIP también influye en la salud ósea, por lo que bloquear sus señales podría afectarla negativamente y existen dudas sobre los efectos a largo plazo de una pérdida de peso drástica en la musculatura, la flexibilidad metabólica y la salud de órganos internos.
Aunque se han encontrado beneficios con el uso de semaglutida y tirzepatida —como la reducción del riesgo de accidentes cerebrovasculares, infartos al miocardio y otros problemas cardiovasculares, así como mejoras en la apnea del sueño y la función hepática—, también se han documentado efectos adversos como pancreatitis o artritis en algunos pacientes.

Para enfrentar estos riesgos, las compañías farmacéuticas se han enfocado en identificar otros objetivos hormonales, como aquellas hormonas intestinales que generen saciedad, o las liberadas por el páncreas. El objetivo es complementar las terapias basadas en GLP-1 con un aumento en el gasto energético, para estabilizar los niveles de glucosa, lo que reduce aún más el apetito.
Los resultados prometedores
Algunas de las alternativas que se encuentran en prueba incluyen la terapia CagriSema, que combina un análogo de amilina de acción prolongada con semaglutida. En su ensayo clínico de fase 3, con duración de 68 semanas, los participantes perdieron hasta el 23% de su peso corporal, además de la survodutida, de Boehringer Ingelheim, que podría ser aprobada entre 2026 y 2027.
Por otro lado, fármacos como retatrutida, de Eli Lilly —conocido como “triple G” por su acción sobre los receptores GLP-1, GIP y glucagón—, lograron reducir el 24% del peso corporal en pruebas de fase 2 tras 48 semanas de tratamiento.

Hay otras alternativas que, en lugar de administrarse por inyección, se toman por vía oral. Por ejemplo, el fármaco orforglipron, una pastilla de GLP-1, mostró en su fase 2 (de 36 semanas) una reducción de hasta el 15% del peso corporal con dosis diarias.
Por lo pronto, todo apunta —según Carel le Roux, especialista en medicina metabólica del University College de Dublín y asesor de varias farmacéuticas— a que cuantos más mecanismos de inhibición o interacción hormonal se activen, mayor será el beneficio. Esto abre la posibilidad de utilizar dosis más bajas y obtener reducciones de peso similares, pero sobre todo, sin los efectos secundarios asociados a los medicamentos actuales.
Cortesía de Xataka
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