Punk, la música de la rebelión. Poesía, la literatura de la imaginación. Patti Smith, el punto de encuentro entre ambos mundos. Y, tal vez, de donde nace el punk.
Este lunes 27, Patti Smith se presentará en el Teatro Ópera junto a Soundwalk Collective con el espectáculo Correspondences. La plataforma de arte sonoro contemporáneo, creada por Stéphan Crasneanscki y Simone Merli, acompaña a Smith en este proyecto que entrelaza poesía, cine y música para explorar la relación del ser humano con la naturaleza.
Y si en los videos de difusión del show aparecen imágenes de Antonin Artaud, ícono del surrealismo, no es casualidad: es una extensión natural del ADN de Patti Smith. Poeta, periodista, rockera, precursora del punk.
Punk Fiction
Patti Smith es música y es escritora. Con 11 discos y más de 20 libros publicados, comenzó su trayectoria como poeta. En la década del ’70 irrumpió en la escena con un proto-punk furioso, con ritmos y letras que no existían, que desafiaron tanto a la música disco como a los complejos proyectos del prog-rock.
Décadas después, su talento literario fue reconocido con el National Book Award por sus memorias Just Kids en 2010. Patti Smith es una artista.
“Dame tres acordes y (con)moveré al mundo” fue el leitmotiv que Patti descubrió. Y así nacieron los Ramones, junto con una nueva ola de bandas que desafiaron las normas del rock. Como la famosa frase sobre la primera banda dark de la historia del rock, The Velvet Underground: en su momento sólo los vieron cien personas, pero cada una de ellas terminó formando cien bandas de rock.
De esa aritmética sónica y en expansión, se podría mencionar también a grupos como MC5, Television o Richard Hell y su himno “pertenezco a la generación vacía”. Al igual que muchos de ellos, como Tom Verlaine, socio creativo de Patti Smith en sus primeros pasos, comenzaron escribiendo y recitando poesía en la Gran Manzana.
Para Patti Smith, una joven que dejó su hogar en la adolescencia y, antes de los 20 dio a luz a un hijo que luego daría en adopción, la guitarra eléctrica fue tan esencial como la máquina de escribir. Al igual que la singular máquina de escribir AM Varityper, que utilizaba para publicar revistas y fanzines underground
Patti estaba fascinada por la poesía de la generación Beatnik, Bob Dylan, The Doors y las primeras efímeras bandas de rock garage, cuyos nombres reflejan una crudeza poética, con nombres como “Las Ciruelas Eléctricas”. A Patti le importan las palabras. ¿Intuía acaso que de ese breve barro nacería el cemento del punk?
Sexo con Rimbaud
A Patti siempre le fascinó la poesía contemporánea que vibraba en Nueva York, pero había algo que la obsesionaba particularmente: el poeta simbolista francés Arthur Rimbaud.
En entrevistas y en su libro autobiográfico Éramos unos niños, diría: “Tuve sexo millones de veces con Rimbaud. Pero nada ‘raro’ o preocupante: de sus lecturas tuve millones de iluminaciones”.
Todos los hermosos caballos: 50 años de Horses
Junto a varios compañeros y socios de escritura (excepto Sam Shepard, con quien Patti Smith escribió la obra de teatro Boca de cowboy), Patti forma su primer grupo. La producción estuvo a cargo del ex Velvet Underground John Cale, y el guitarrista Tom Verlaine, miembro de Television. Patti, asidua colaboradora de la revista Rolling Stone, había reseñado los primeros recitales de la banda.
Horses, el disco debut de Patti Smith que cumplirá 50 años en este 2025, es un álbum que prefigura el punk, el género más democrático, para aquellos que no saben cantar, no pueden tocar o ni siquiera tienen instrumentos. En él ya se pueden escuchar los ecos de los duelos de guitarras de Marquee Moon, el primer disco de Television (aquí, entre Lenny Kaye y Tom Verlaine).
La tapa del álbum cautiva con su diseño monocromo: un retrato de una muchacha punk aristocrática (sin oxímoron), andrógina y sexy, obra del gran fotógrafo y pareja de Smith, Robert Mapplethorpe.
El pre-punk de Horses ya contiene el punk: rápido y furioso, “hazlo tu mismo”, frustración y rebelión. Sucio y divertido. Pero también prefigura el post-punk: libertad, liberación, contracultura. Político, pero a la vez musical. Como Magazine, Talking Heads o Joy Division, que pendulan entre el minimalismo y las lecturas de J. G. Ballard.
Un punk rock que puede ser a piano, como demuestra el inicio del álbum con el hit Gloria y la presencia fundamental del tecladista Richard Sohl.
“Dios murió, que tuvo una severa educación religiosa, pero no por mis pecados”, canta o aúlla Patti, con la misma potencia con la que Allen Ginsberg desató su Howl, pero en el rock de su propia generación. This is my generation, baby.
Un ethos punk que, a punto de cumplir medio siglo, sigue destilando honestidad.
En la carretera con Patti y Michael Stipe
Y, como en el poema de Ginsberg, “las mejores mentes” de las próximas generaciones se formaron a partir del desafío y la irreverencia de Horses y la impronta de Patti Smith. Homenajes e influencias que van desde The Smiths hasta la improvisación experimental de guitarristas como Marc Ribot y Bill Frisell, pasando por Radiohead y el aceleracionismo de Sonic Youth, quienes le dedicaron un disco.
Uno de los que se encendió con la prosa punk de la pitonisa Patti fue Michael Stipe, cantante de R.E.M. En 1995, en medio de un momento de dolor por la pérdida de su marido, Fred “Sonic” Smith (de MC5) y de su hermano, Patti se unió a su viejo compinche e ídolo, Bob Dylan, para acompañarlo en su gira. Stipe, por su parte, se sumó como fotógrafo.
El resultado de esta colaboración es el libro, recién llegado a Argentina, Dos veces intro: En la carretera con Patti Smith. Las fotos de Stipe, las historias narradas y los comentarios de figuras tan dispares como Thurston Moore, William Burroughs o Tom Verlaine (dispares, pero unidos por Patti Smith) hacen de este volumen algo que abunda en discos, pero no en letra impresa: un libro “en vivo”.
Las instantáneas Polaroid se parecen al punk rock: rápidas, fugaces, de gratificación instantánea. A veces, un poco movidas. Pero también capaces de alcanzar la sofisticación. El formato apaisado del libro refuerza este tipo de narración, en blanco y negro, “on the road” y rockero.
Hay imágenes de Allen Ginsberg, que probablemente sean las últimas antes de su muerte, dos años después. También incluye un poema en prosa, levemente erótico, de Kim Gordon a Patti: “Te quedaste alucinada al descubrir que también yo había fantaseado con mis amigas sobre cuál de los Beatles era mi novio”.
Luminoso, a pesar de sus fotografías en claroscuro, este libro es para leer y escuchar. Al igual que Patti Smith.
Cortesía de Clarín
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