
Este 5 de agosto (2025), la presidenta Claudia Sheinbaum marcará el destino de su gobierno en términos financieros.
Presentará el Plan Estratégico para el Fortalecimiento de Petróleos Mexicanos 2025-2035.
Planteará la hoja de ruta para la próxima década de Pemex.
De su diseño dependerá no sólo el destino de la petrolera, sino de las finanzas públicas y del país.
No es una exageración. Del modelo operativo y financiero que se plantee y de su éxito o fracaso, depende la calificación crediticia del gobierno mexicano y su mayor o menor margen de acción fiscal.
El contexto está muy claro.
El cambio radical que llevó de la inminente apertura a las inversiones privadas nacionales e internacionales, a un esquema de contratos mixtos con participación gubernamental mayoritaria.
De la exploración y explotación petrolera en aguas profundas al enfoque en yacimientos terrestres y aguas someras.
En el sexenio de López Obrador se priorizó el modelo de refinación, con la intención de alcanzar la autosuficiencia en combustibles.
Los resultados del gobierno anterior reflejan una condición crítica en Pemex.
Pemex sigue siendo la empresa petrolera más endeudada del mundo.
Su deuda financiera bruta, aunque se redujo, asciende a 98.8 mil millones de dólares al segundo trimestre de este año.
La deuda con proveedores es de 22.8 mil millones de dólares al primer semestre del 2025.
La estrategia de la pasada administración para la exploración y explotación petrolera buscó fortalecer a Pemex, aumentar la producción a 2.4 millones de barriles diarios de petróleo y lograr la soberanía energética.
Sin embargo, la producción petrolera cayó a 1.5 millones de barriles diarios al cierre del 2024 y la autosuficiencia no se logró.
En ese periodo el gobierno federal destinó un total de 2.1 billones de pesos, que representan alrededor del 6.1% del Producto Interno Bruto, en apoyos a Pemex.
Se hicieron transferencias directas por 1.14 billones de pesos y exenciones fiscales, con la reducción del Derecho de Utilidad Compartida (DUC) por casi un billón de pesos.
Con todo y las inyecciones de capital y las exenciones fiscales, Pemex acumuló pérdidas de 1.3 billones de pesos en el obradorato.
La apuesta fue por el modelo de refinación. Y fue precisamente en esta actividad en la que Pemex registró las mayores pérdidas.
Se priorizó proyectos como la refinería Olmeca (Dos Bocas), las compra de Deer Park y la modernización del Sistema Nacional de Refinación.
Del 2018 al 2024 Pemex registró un total de 1.34 billones de pesos en pérdidas en refinación.
Tal estrategia no logró la autosuficiencia en combustibles.
Las importaciones de gasolina y diésel alcanzaron el 50% de la demanda en el 2024.
En su gobierno, Claudia Sheinbaum ha mantenido básicamente el mismo esquema basado en el impulso a la refinación, rechazo a la apertura energética y mayor participación gubernamental.
En noviembre del 2024 anunció un nuevo régimen fiscal para Pemex e introdujo el Derecho Petrolero para el Bienestar con una tasa del 30% para el petróleo y del 11.63% para el gas asociado.
Su intención es simplificar la tributación, capturar eficiencias productivas y operativas, y permitir que Pemex utilice más de sus ingresos para funciones estratégicas.
Puso el acento en el fortalecimiento de Pemex como empresa estratégica del Estado, sin comprometer la soberanía nacional y planteó los proyectos mixtos que beneficien a comunidades indígenas.
Muy probablemente hoy se tengan noticias sobre éstos contratos mixtos, respecto de los cuales, aseguran en Pemex y el gobierno, hay mucha expectativa e interés de inversionistas nacionales.
En febrero pasado se presentó el Plan de Trabajo 2025-2030.
Se plantea alcanzar una producción de 1.8 millones de barriles diarios de petróleo en el sexenio; garantizar el suministro de gasolina y diésel a precios accesibles, sin incrementos por encima de la inflación; fortalecer el sistema de refinación y continuar con el apoyo presupuestal a Pemex.
En días pasados Hacienda, encabezada por Edgar Amador logró la colocación de notas estructuradas pre-capitalizadas por 12,000 millones de dólares para amortizaciones y créditos bancarios y fue bien recibido por la calificadora Fitch.
Es poco probable que el modelo de operación de Pemex cambie, considerando lo que señala el Plan de Trabajo de Pemex 2025-2030. Sin embargo, habrá qué ver cuáles son las novedades.
Del plan que se presentará para la próxima década de Pemex dependen no sólo su fortalecimiento o mayor debilitamiento, sino implícitamente del de la economía del país. Veremos.
Cortesía de El Economista
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