“Perdí mi casa, no vine aquí a divertirme”: un afrikáner defiende el estatus de refugiado que le concedió Trump en EE.UU.

Hace tan solo una semana, Charl Kleinhaus, vivía en la granja de su familia en la provincia de Mpumalanga, Sudáfrica, rodeado de naturaleza y profundos cañones en un sitio que se conoce como “el lugar donde nace el sol”.

Pero su nuevo hogar, por ahora, es un hotel barato cerca de una autopista en Búfalo, en el estado de Nueva York.

Él y decenas de otros sudafricanos blancos fueron trasladados a Estados Unidos bajo la controvertida política del presidente Donald Trump para protegerlos de la discriminación que, según él, enfrentan. Una acusación que Sudáfrica rechaza.

Kleinhaus defiende al presidente estadounidense y le cuenta a la BBC que abandonó su país natal después de recibir amenazas de muerte en mensajes de WhatsApp.

“Tuve que dejar una casa de cinco habitaciones, que ahora perderé”, dice, añadiendo que también dejó atrás su coche, sus perros e incluso a su madre. “No vine aquí a divertirme”, añade.

El contraste entre hogares es abismal. Pero para Kleinhaus, su situación en Búfalo, Nueva York, ya es mejor. “Mis hijos están a salvo”, afirma Kleinhaus, cuya esposa falleció en un accidente de tráfico en 2006.

La situación de los agricultores blancos sudafricanos ha sido durante mucho tiempo un tema para la derecha y la extrema derecha de la política estadounidense.

Trump y su aliado cercano, el multimillonario nacido en Sudáfrica Elon Musk, incluso han argumentado que ha habido un “genocidio” de granjeros blancos en Sudáfrica, una afirmación que ha sido ampliamente desacreditada.

En febrero, Trump firmó una orden ejecutiva que otorgaba el estatus de refugiado a los afrikáneres, como Kleinhaus, quienes, según él, estaban siendo perseguidos.

Kleinhaus forma parte de un grupo de 59 personas que llegaron el martes al aeropuerto de Dulles, cerca de Washington DC, después de que la administración de Trump acelerara sus solicitudes.

Admite que le sorprendió lo rápido que llegó a Estados Unidos y explica que está muy agradecido con Trump. “Sentí que por fin alguien en este mundo se daba cuenta de lo que estaba pasando”, dice.

Al llegar al aeropuerto, él, su familia y otras personas fueron recibidos con globos rojos, blancos y azules en una ceremonia que describe como “abrumadora”.

Charl Kleinhaus llegando al aeropuerto y empujando un carro con 3 maletas muy grandes.

Fuente de la imagen, Getty Images

Los afrikáners son una minoría étnica blanca que gobernó Sudáfrica durante la era del apartheid, implementando políticas racistas de segregación en el país hasta que el régimen fue abolido oficialmente en 1994.

Pero más de 30 años después, los agricultores negros poseen sólo una pequeña fracción de las mejores tierras agrícolas del país, y la mayoría todavía están en manos de agricultores blancos.

La lentitud del cambio ha ha generado indignación en el país y Kleinhaus reconoce que los sudafricanos negros han sufrido tanto como él.

Sin embargo recuerda que él no tuvo “nada que ver con el apartheid. Nada, nada, nada”.

En enero, el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa firmó una controvertida ley que permite al gobierno confiscar tierras privadas sin compensación, en determinadas circunstancias, cuando se considere “equitativo y de interés público”.

El gobierno sudafricano afirma que aún no se ha hecho. Pero Kleinhaus asegura que, una vez que el gobierno reclama una tierra —como dice que es el caso de la suya—, resulta imposible trabajar.

Amenazas por Whatsapp

“La tierra pierde su valor; la expropiación ha ido demasiado lejos”, dice. “La gente tiene miedo. Otros afrikáners que nos critican viven en una burbuja”.

Algunos compañeros afrikáners han descrito a Kleinhaus y al grupo que llegó a Estados Unidos como oportunistas, y han dicho que ser víctima de un delito no es equivalente al tipo de persecución que merece el estatus de refugiado.

Kleinhaus reconoce que la tasa de homicidios de agricultores es baja en Sudáfrica, pero dice que no quiere ser una víctima. “En mi zona hay gente que fue asesinada a tiros”, afirma.

Dice que recibió amenazas de miembros de la comunidad local: “Recibía regularmente mensajes en WhatsApp que decían: ‘Nos desharemos de ti, estás en mi tierra'”.

Justo antes de partir hacia Estados Unidos recibió un mensaje que decía: “Vamos por ti, será mejor que estés despierto”.

También dice que su maquinaria agrícola resultó dañada y que la policía local no actuó pese a sus denuncias.

El grupo de sudafricanos blancos en su llegada a Washington DC.

Fuente de la imagen, Getty Images

El presidente Ramaphosa llamó “cobardes” al grupo que viajó a Estados Unidos y afirmó que no quieren abordar las desigualdades de la era del apartheid.

“Como sudafricanos, somos resilientes”, dijo a principios de esta semana. “No evadimos nuestros problemas. Nos quedamos aquí y los resolvemos”.

Lo que hace que el reasentamiento de los afrikáneres en Estados Unidos sea particularmente controvertido es que se ha prohibido el ingreso a otros refugiados, incluidos los afganos, a quienes a principios de esta semana se les retiró su Estatus de Protección Temporal.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) dijo que la medida estaba justificada porque la situación económica y de seguridad en Afganistán había mejorado, a pesar de las críticas de los legisladores de la oposición y de los grupos de derechos humanos.

Kleinhaus se muestra comprensivo: “Lo siento por los afganos que no pueden llegar aquí. Pero sé que existe un proceso allí. Y sé que, si aprueban el proceso, se encargarán de ti”.

¿Le preocupa que Trump lo esté utilizando como un peón político? ¿Y que otro presidente pueda revertir esta decisión dentro de cuatro años?

Kleinhaus hace una pausa y dice: “Sí, da miedo, pero soy una persona religiosa. El simple hecho de estar en este primer grupo creo que es un acto de Dios porque había un 0% de probabilidades de que te seleccionaran para la primera convocatoria”.

Sudafricanos blancos que apoyan al presidente estadounidense Donald Trump y al multimillonario Elon Musk se congregan frente a la embajada de Estados Unidos en Pretoria en una manifestación

Fuente de la imagen, Getty Images

Kleinhaus ha sido objeto de escrutinio por hacer publicaciones antisemitas en las redes sociales, que desde entonces han sido eliminadas.

Al hablar sobre eso, dice que copió y pegó los pensamientos de otra persona y que en ese momento le estaban administrando morfina como parte del tratamiento médico, aunque admite que no es excusa.

Y añadió que hizo el post de 2023 en un momento de ira, después de ver un video – algo no verificado por la BBC- que supuestamente mostraba a algunos judíos escupiendo a los cristianos en Israel.

Kleinhaus insiste en que los comentarios se centraron en un momento específico y no en un comentario más amplio sobre el pueblo judío. “Incluso ahora, si viera a alguien actuando en contra de mi religión, me opondría a ello”, afirmó.

El gobierno estadounidense se enfrenta a cuestionamientos sobre el proceso de selección de las personas reasentadas. La agencia de la ONU para los refugiados declaró a la BBC que no participó en el proceso de selección de los afrikáners, como normalmente lo haría con los refugiados que se dirigen a Estados Unidos.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha declarado anteriormente que está examinando la actividad de los inmigrantes en las redes sociales para detectar antisemitismo y utilizándola como razón para rechazar a los solicitantes.

El plan de Dios

La administración Trump ha estado citando acusaciones de antisemitismo para justificar el arresto y los intentos de deportación de activistas pro palestinos en los últimos meses.

En una declaración a la BBC, un alto funcionario del DHS afirmó: “El Departamento de Seguridad Nacional examina a todos los solicitantes de asilo. Cualquier denuncia de mala conducta se investiga a fondo y se toman las medidas pertinentes. El DHS no hace comentarios sobre el estado de cada solicitud individual”.

Desde su regreso al cargo, Trump ha implementado medidas drásticas para reducir la inmigración de forma más amplia. Entonces, ¿le preocupa a Kleinhaus cualquier reacción negativa a la posibilidad de que se le permita a su grupo entrar en Estados Unidos?

“La gente no debe pensar que nos estamos aprovechando de esto”, dice. “Venimos aquí para aportar al país”.

“No me preocupa que todo se caiga porque creo que este es el plan de Dios para mí. Mi vida está en sus manos. Y si él no quisiera que viniera, no estaría aquí”.

Línea gris

Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección del mejor contenido de la semana.

Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.

Cortesía de BBC Noticias



Dejanos un comentario: