Perros rastreadores ayudan a México a combatir gusano barrenador

Hummer, un joven perro mestizo de pelo negro y lustroso, mueve la cola, saca la lengua y agudiza las orejas cuando se sienta frente a una muestra de olor a gusano barrenador del ganado y acepta de inmediato los elogios y las golosinas de su entrenador.

Adiestrados para detectar el olor del gusano barrenador, una plaga carnívora que ha infectado a hatos ganaderos de México y perturbado el comercio de ganado en pie con Estados Unidos, Hummer y sus colegas caninos ofrecen un rayo de esperanza en el control del gusano.

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En un centro de adiestramiento gestionado por el Gobierno, situado a una hora de la Ciudad de México, funcionarios de una unidad especial del organismo de sanidad alimentaria, Senasica, imparten un programa intensivo de adiestramiento de tres meses a un selecto grupo de perros -la mayoría rescatados de refugios- para que puedan olfatear el gusano barrenador y otras plagas o enfermedades en animales vivos o productos agrícolas.

Perros que podrían haber sido abandonados por ser demasiado difíciles encuentran una nueva vida. Los cachorros aguerridos que roban comida de la mesa, nunca se calman y tienen un deseo implacable de jugar son los candidatos perfectos.

“A veces, lo que la gente no quiere es el ideal para nosotros”, dijo César Dangú, responsable del centro de adiestramiento canino Ceacan. “Además, tenemos que buscar otras cualidades: que no se enoje, que sea cariñoso, que conviva con gente, con otros animales”, añadió.

No todos los perros responden al aroma del gusano barrenador, una plaga que infesta al ganado y la fauna salvaje y transporta gusanos que se introducen en la piel de los animales vivos, causándoles daños graves y a menudo mortales.

Algunos perros se niegan a acercarse al aroma, explica Dangú, lo que hace que los que lo aceptan sean aún más valiosos en su tarea.

Después de que empezaran a aparecer casos en México, Estados Unidos cerró su frontera sur a las importaciones de cierto ganado, incluido el vacuno, el 11 de mayo, antes de que comenzara una reapertura gradual esta semana.

El miércoles, sin embargo, el gobierno estadounidense volvió a cerrar la frontera al ganado tras detectarse un nuevo caso de gusano barrenador del ganado en el estado Veracruz, a unos 600 kilómetros al sur de la frontera con Estados Unidos, una decisión que la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, calificó de “exagerada”.

En una tarde soleada en Ceacan, pocas horas después del anuncio del cierre de la frontera, el trabajo de los perros adquirió una nueva urgencia.

Sólo hay seis perros detectores de gusano barrenador del ganado trabajando en el paso fronterizo de estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala, el corazón de la infestación de gusano barrenador en México.

Havana, una mezcla de pastor de dos años de edad, practica la detección del gusano barrenador en un equipo del tamaño de una vaca dentro de un invernadero, un ejercicio de adiestramiento destinado a imitar el calor sofocante que los perros deben tolerar en Chiapas, dijo la instructora Mayte Tontle.

“Nosotros queremos que nuestros perros se adapten lo más posible a las condiciones reales que van a estar en donde van a trabajar, dijo Tontle.

Con al menos 47 nuevos casos de gusano barrenador detectados diariamente en México, según datos del Gobierno, el puñado de caninos altamente entrenados es un pequeño elemento de la respuesta de México, que también incluye una planta de 51 millones de dólares en Chiapas para producir moscas estériles para reducir la población reproductora de las moscas silvestres.

Se espera que la planta, con una fuerte inversión de 21 millones de dólares de Estados Unidos, esté lista en la primera mitad de 2026.

Los perros adiestrados en Ceacan trabajarán hasta completar 8 años en el puesto o cumplir 10 años, lo que ocurra primero.

Después, se jubilarán.

“Yo diría que el 99% de los 90 son adoptados por sus manejadores. Se forma un vínculo indisoluble por el amor que se genera entre el manejador y el perro”, dijo Dangú.

Cortesía de El Economista



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