Poco que destacar en el primer año

El mensaje de la presidenta Sheinbaum el domingo pasado en el Zócalo fue muy transparente en evidenciar que en el plano económico no tiene mucho para presumir. Los ejes centrales de su discurso se enfocaron a las agendas política y social: las reformas constitucionales que han reconfigurado por completo la distribución de poder al interior del estado mexicano y la agenda de programas sociales que emprendió el expresidente López Obrador a partir de 2018 y que ella ha optado por continuar con algunas adiciones, básicamente.

Fue notorio el tímido repaso que hizo respecto del desempeño de la economía, pues si bien mencionó datos puntuales sobre algunas variables económicas como el crecimiento de la economía, el empleo, la inflación, el tipo de cambio y la inversión extranjera, por citar algunos, fue evidente que optó por no entrar a hacer comparativos concretos, o en su caso, se limitó a hacer valoraciones cualitativas.

Por ejemplo, insiste en hablar de que la economía mexicana crecerá en 2025 a una tasa de 1.2 por ciento anual. Un dato que hoy está claro que es demasiado optimista. Por ejemplo, apenas el pasado 1 de octubre, cuando el Banco de México dio a conocer la “Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado: Septiembre de 2025”, pudimos constatar que los analistas son mucho menos optimistas que la presidenta y su secretario de Hacienda y Crédito Público, porque con los datos disponibles a septiembre, la mayoría estima que el PIB de México crecerá en 2025 a una mediocre tasa de apenas 0.5%.

Con la información que el INEGI ha divulgado a julio, se ve difícil que el escenario económico cambie de tal manera que en efecto se pueda lograr la tasa de crecimiento que desde ahora presume la presidenta Sheinbaum. Por ejemplo, en el rubro de la inversión, el dato más reciente reportado por INEGI respecto de la Formación Bruta de Capital muestra una dramática caída en julio, respecto a lo observado en julio de 2024, de 7.2 por ciento. De hecho, con ese dato, se acumulan 11 meses consecutivos con caída anual. Por más que se presuma que la inversión extranjera alcanzó un nivel récord para el primer semestre de este año, la realidad de los datos nos indica que la inversión se ha comportado de manera negativa. De eso no habló, desde luego.

En el caso del consumo privado, otra variable central para analizar la evolución del PIB, lo reportado por INEGI a julio nos indica que se encuentra en franco estancamiento. El promedio del Indicador Mensual del Consumo Privado en el Mercado Interior para el periodo enero – julio, muestra una ligera caída de 0.13 por ciento respecto al mismo período de 2024. Para darnos una idea, en 2024, cuando el PIB creció a una tasa anual de 1.2 por ciento, el consumo privado había crecido, en el periodo enero – julio, en 4.0 por ciento.

Luego, fue evidente que al hablar de Pemex buscó apelar al sentimiento nacionalista, porque evitó hablar de que lejos de estar mejorando el volumen de producción diaria, la paraestatal ha estado reportando altibajos, que, para agosto pasado, colocaron el promedio de producción diaria en 1 millón 373,000 barriles de crudo, una caída de 105,000 barriles diarios en comparación con el promedio de producción diaria en septiembre de 2024, el último mes de la gestión de López Obrador. Y bueno, qué decir del dato evidente e inexplicablemente inflado respecto al volumen de producción de petrolíferos en la refinería Olmeca (Dos Bocas). No hay forma de sostener que tiene un volumen de producción promedio de 270,000 barriles diarios.

El reporte de Pemex para agosto indica que la refinería de Dos Bocas apenas pudo producir 102,700 barriles diarios de petrolíferos. En junio había reportado una producción de 172,300 barrilles diarios, pero en julio se les cayó a 156,000 barriles por día. Es decir, entre junio y agosto, se les cayó la producción en 40.4 por ciento. Así que todo indica que no es momento de presumir el desempeño de una refinería que desde ahora representa una pesada carga para los contribuyentes de México.

Así, al cierre del primer año, los desafíos son enormes, y los logros, modestos.

*El autor es economista.

Cortesía de El Economista



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