No toda la basura se tira en el bote de basura. Así es, existen muchos tipos de basura y hay algunas en específico que deben ir lejos del bote de basura tradicional, ya que, aunque ya no nos funcionen, sí requieren de un trato especial para su deshecho.
El primer gran ejemplo que aprendemos en la primaria, es que debemos separar basura orgánica de inorgánica. De acuerdo con el Gobierno Federal, esto se debe a que la mayor parte de los residuos que tiramos son reutilizables y reciclables. Si los mezclamos los convertimos en basura, lo cual dificulta su aprovechamiento. Al separar los residuos por su tipo promovemos su reciclaje.
Por qué no podemos tirar los sartenes con el resto de la basura
Seguramente estarás pensando en “qué tiene de malo tirar mi sartén con el resto de la basura si solo es plástico y metal?”. La razón, de acuerdo con expertos, se debe a que los compuestos del sartén como los perfluorados son muy persistentes y pueden contaminar el agua potable y el medioambiente durante mucho tiempo. Además, pueden acumularse en los organismos acuáticos, y dañar su salud y reproducción en la vida silvestre.
Además, cuando se sobrecalientan pueden liberar gases tóxicos a la atmósfera, provocando problemas respiratorios. No está de más recordar que los sartenes antiadherentes con recubrimientos tóxicos son difíciles de reciclar y, a menudo, terminan en vertederos, donde pueden liberar sustancias químicas nocivas al medioambiente.
Además, y así como sucede con el resto de la basura, si no lo separamos se podría perder entre otros desechos, lo que dificulta su reciclaje. Por ejemplo, en lugar de reciclar el sartén desde el minuto uno que lo tiramos, podría tomar meses en el que, además de contaminar, está debajo de restos de basura contaminando.
Cómo tirar tus sartenes correctamente
Debido a los componentes de los sartenes, así como las sustancias que lo conforman, estos deben depositarse en puntos limpios, o bien, con el fierro viejo, ese camión con la famosa frase de “Se compran: colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que vendan…”.
De hecho, lo ideal es clasificar a los sartenes dos grandes grupos: materiales ferrosos, como los procedentes del hierro y el acero inoxidables; y materiales no ferrosos, que incluyen residuos como el cobre, estaño, plomo, aluminio, entre otros. Aunque de esto último se encargan en las áreas que reciclan el fierro viejo.
Algo que quizá no sabías era que las ollas, las cacerolas e incluso los cubiertos que ya no nos sirven, debemos darlos al mismo fierro viejo. Estos objetos, al final de su vida útil, pueden tener un impacto negativo si no se gestionan adecuadamente ya que tienen recubrimiento en su metal o sustancias que contaminan el medio ambiente.
Cortesía de Xataka
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