¿Por qué los líderes más efectivos se toman una pausa y se desconectan antes de cerrar el año?

“Los líderes que más avanzan no cierran el año corriendo, lo cierran pensando; el descanso también es una decisión ejecutiva”, dice Saskia de Winter, socia fundadora de Saskia de Winter Training.

El cierre de año suele ser un periodo caótico para los líderes. La presión por dejar pendientes resueltos antes de las vacaciones provoca que muchos ejecutivos sigan enviando correos desde la playa o resolviendo temas laborales durante las comidas familiares. El resultado es un descanso incompleto y una sobrecarga mental que se arrastra al siguiente ciclo.

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Ante este escenario es importante hacer una pausa consciente y proteger la salud mental, pues no solo es cuestión de detener la operación por unos días, sino de crear pausas reales para reflexionar y tomar mejores decisiones.

Pensar poco y fragmentado: el riesgo de decidir en automático

Los CEOs destinan sólo 28% de su tiempo a la reflexión y el descanso, de acuerdo con Harvard Business Review, los CEOs y casi 59% de ese tiempo se divide en bloques de menos de una hora. En la práctica, esto implica que la mayoría de los líderes piensa de forma fragmentada y superficial.

Cuando no hay profundidad, las decisiones se vuelven reactivas. “El tiempo de calidad para pensar no sucede entre notificaciones ni bajo la presión de lo operativo. Los grandes líderes se toman el tiempo para reflexionar fuera del ruido, de las redes sociales y de lo abrumador del trabajo. Saben, que ahí, en el silencio es donde se cultivan las ideas que marcan la diferencia”, puntualiza Saskia de Winter.

Desconectarse para recuperar perspectiva

Desconectarse se ha vuelto un lujo, pesto que desde el celular podemos seguir trabajando, ya sea desde casa, la playa o cualquier destino turístico, por ello, los líderes que logran desconectarse recuperan la habilidad de unir puntos dispersos y detectar patrones que el día a día oculta.

El ruido cotidiano distorsiona las prioridades. Todo parece urgente, pero muy poco es importante, solo en la pausa aparecen las verdaderas decisiones. Es en la pausa donde aparecen las decisiones estratégicas, aquellas que definen el rumbo del negocio más allá de la operación diaria.

Tomarse un tiempo no es un lujo, es una necesidad. Las mejores decisiones se forman en el silencio, no en el caos.

Hacer una pausa para decidir mejor

La especialista detalla que las mejores decisiones el siguiente año no van a llegar en un mensaje de texto, sino cuando el “cerebro tenga permiso de procesar sin interrupciones”, por eso es importante que los lideres se tomen un respiro y se preocupen por su bienestar, físico y mental.

Diciembre se presenta como una oportunidad para el análisis: evaluar qué decisiones funcionaron, cuáles no y qué ajustes serán necesarios para el próximo año.

Tres acciones para cerrar el año con claridad

Ante este panorama, Saskia recomiendan tres acciones concretas para cerrar el año con propósito y comenzar el siguiente con claridad.

1. Bloquear el tiempo de reflexión como si fuera una junta importante. Si no está en la agenda, no sucederá. Reservar al menos dos horas seguidas de desconexión total permite que el cerebro entre en modo estratégico.

2. Desconectarse digitalmente durante al menos 24 horas. Sin correos, sin redes, sin multitasking. Solo así el cerebro puede reorganizar información, integrar aprendizajes y ver el panorama completo.

3. Escribir, no solo pensar. Anotar ideas, aprendizajes y decisiones pendientes permite transformar pensamientos dispersos en planes concretos. La escritura es una forma de acción reflexiva.

Las vacaciones de diciembre pueden ser una pausa cualquiera o el punto de partida de una nueva visión. Depende de cómo se usen. Los líderes que logran desconectarse de lo inmediato y recuperar perspectiva no solo regresan descansados: regresan con dirección.

Cortesía de El Economista



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