-
- Autor, Liza Fokht
- Título del autor, Servicio Ruso de BBC News
Las tensiones entre Washington y Moscú se han intensificado drásticamente en las últimas semanas: Estados Unidos ha impuesto nuevas sanciones a las petroleras rusas Rosneft y Lukoil, mientras que el Kremlin ha probado su nuevo misil de crucero Burevestnik, de propulsión nuclear, y el dron submarino Poseidón.
Ambos países han declarado que podrían reanudar las pruebas nucleares. No solo se intercambian amenazas, sino que, sobre el terreno, la guerra continúa.
Es un giro radical para un año que comenzó con la posibilidad de un deshielo en las relaciones.
Donald Trump llegó a la Casa Blanca prometiendo poner fin a la guerra en Ucrania y “hacer las paces con Vladimir”. Sin embargo, la guerra sigue y Estados Unidos y Rusia intercambian amenazas en lugar de propuestas.
¿Por qué la apuesta de Trump por la diplomacia personal con Putin no ha funcionado hasta el momento?
“Tengo buenas conversaciones, pero luego no llevan a ninguna parte”
Fuente de la imagen, Andrew Harnik / Getty Images
Al comienzo del segundo mandato de Trump, se vislumbraron indicios de progreso.
Por primera vez desde la invasión rusa a gran escala, Washington y Moscú mantuvieron conversaciones directas.
Los presidentes hablaron regularmente por teléfono y se encontraron en Alaska en agosto pasado.
Por ahora, la mera existencia del diálogo es el único logro real que ambas partes pueden señalar.
“El hecho de que estemos hablando del proceso de paz es una muestra de progreso significativo”, afirma Andrew Peek, exdirector sénior para asuntos europeos y rusos del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
“Exponer posturas, intercambiarlas: esos son los fundamentos de cómo funciona la diplomacia”.
Fuente de la imagen, EPA-EFE / REX / Shutterstock
El enviado especial Witkoff
Trump ha confiado mucho en la afinidad personal.
Mandó al enviado especial Steve Witkoff —un amigo cercano de sus días en el sector inmobiliario de Nueva York— a reunirse con Putin en varias ocasiones.
Tras cada viaje, ambas partes declararon estar más cerca de un entendimiento.
Pero la falta de experiencia diplomática de Witkoff generó cierto escepticismo en los círculos de política exterior.
Dos diplomáticos europeos, que hablaron bajo condición de anonimato, declararon a la BBC que, a menudo, Witkoff parte de Moscú erróneamente convencido de que Putin está dispuesto a hacer concesiones, solo para que la Casa Blanca descubra lo contrario.
Fuente de la imagen, EPA / Shutterstock
Según un ex alto funcionario del Kremlin, que también habló con la BBC bajo condición de anonimato, a Witkoff le cuesta comprender los matices de la postura rusa y no siempre es coherente al explicar la política estadounidense al Kremlin.
Como resultado, ambas partes a menudo se contradicen en sus palabras, le dijo a la BBC.
Las dificultades de comunicación se hicieron evidentes para todos durante la reunión Putin-Trump en Alaska el pasado 15 de agosto.
Fuente de la imagen, Reuters
Estuve entre los cientos de periodistas presentes en la cumbre, que se acortó inesperadamente por razones que no quedaron claras.
Cuando Trump y Putin comparecieron posteriormente en una rueda de prensa conjunta, no anunciaron ninguna medida concreta para poner fin a la guerra.

La ausencia de un compromiso, aunque fuera mínimo, por parte de Putin dejó a Trump —anfitrión de la reunión— en una posición difícil.
Ni el Kremlin ni la Casa Blanca aclararon lo sucedido a puerta cerrada, por lo que los periodistas intentaron obtener información a través de contactos anónimos.
Según The Financial Times, Trump ofreció suavizar las sanciones y ampliar el comercio a cambio de un alto el fuego en Ucrania.
Putin rechazó la idea de plano y exigió la capitulación de Ucrania y el control total del Donbás, impartiendo, al parecer, una “lección histórica” que enfureció a Trump, según el periódico británico.
Fuente de la imagen, Reuters
“Los estadounidenses estaban genuinamente decepcionados” por la falta de avances en Alaska, le declaró un diplomático europeo a la BBC.
“Se hicieron ilusiones basadas en una mala interpretación de lo que la guerra significa para Rusia”, afirmó otro, quien prefirió mantenerse en el anonimato ante la BBC.
Eric Green, exasesor para Rusia en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos durante la administración Biden, señaló a la BBC: “Sin duda, hubo muchos malentendidos sobre posibles concesiones y acuerdos”.
“Además del territorio, existía confusión sobre las garantías de seguridad, y creo que algunos en la administración Trump no comprendieron el énfasis de Putin en las ‘causas profundas’ de la guerra'”.
La propia frustración de Trump también era evidente.
“Cada vez que hablo con Vladimir, tenemos buenas conversaciones, pero no llegamos a ninguna parte”, declaró en octubre, al anunciar nuevas sanciones.
Fuente de la imagen, Reuters
¿Qué es lo que Putin quiere realmente?
En Moscú, la postura oficial apenas ha variado en los últimos meses.
Las condiciones de Putin para poner fin a la guerra incluyen:
- El reconocimiento de la soberanía rusa sobre cinco regiones ucranianas.
- La neutralidad de Ucrania.
- La reducción del ejército ucraniano.
- Garantías constitucionales para el idioma ruso.
- El levantamiento de las sanciones occidentales.
Rusia afirma que solo cesará las hostilidades tras un acuerdo político integral. Esta postura es inaceptable para Washington y Kyiv, que insisten en que primero debe haber un alto el fuego.
Fuente de la imagen, Reuters
Para avanzar, según Andrew Peek, todas las partes tendrían que ponerse de acuerdo en tres cuestiones:
- El territorio.
- El futuro político de Ucrania.
- Los acuerdos de seguridad de Ucrania.
Afirma que prácticamente no se ha avanzado en ninguno de estos aspectos.
Inicialmente, Trump parecía dispuesto a hacer concesiones territoriales. En abril, declaró que “Crimea seguirá siendo rusa” y, según informes de prensa, su equipo estudió la posibilidad de reconocer la anexión rusa de la región en 2014.
En su reunión de octubre con Volodymyr Zelensky, Trump volvió a plantear un “intercambio territorial”, informó Reuters.
Fuente de la imagen, Win McNamee / Getty Images
Rusia también insinuó una flexibilidad limitada: el ministro de Asuntos Exteriores turco afirmó que Moscú podría establecerse a lo largo de las líneas del frente actuales en algunas zonas del sur de Ucrania.
Sin embargo, también declaró que Rusia sigue exigiendo el control total de la región de Donbás, rica en minerales, que ha invadido parcialmente.
El Kremlin indicó que no comentaría los detalles de las conversaciones en curso, incluidos los asuntos territoriales.
Fuente de la imagen, Reuters
Pero los diplomáticos insisten en que el control del territorio ucraniano no es el asunto más complejo en juego.
Un alto funcionario europeo declaró a la BBC que Trump, con su experiencia empresarial, esperaba un acuerdo inmobiliario con Rusia.
“Pero para Putin, no se trata de territorio, sino de soberanía sobre Ucrania”, dijo.
Esto implica el control de la orientación política y las capacidades militares de Kyiv. Moscú insiste en lo que denomina neutralidad ucraniana y una drástica reducción de las fuerzas armadas de Ucrania.
Kyiv exige firmes garantías de seguridad a Estados Unidos y la OTAN.
“Rusia no muestra ninguna flexibilidad en materia de garantías de seguridad, ni en 2022 ni ahora”, señala Peek.
“La brecha en este aspecto es mucho mayor que en lo que respecta a los territorios”.
Fuente de la imagen, EPA / Shutterstock
“Ganar tiempo”
El intento fallido de celebrar una cumbre en Budapest este otoño boreal pone de manifiesto el estancamiento.
Tras una llamada telefónica a mediados de octubre, Trump y Putin encargaron al secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, y al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, la preparación de las conversaciones.
Hablaron una vez, pero no se celebró ninguna reunión posterior.
Fuente de la imagen, Mohd Rasfan / AFP / Getty Images
Según Bloomberg, Rubio concluyó que la postura de Moscú no había cambiado.
El Financial Times informó que Rusia envió un memorándum reiterando sus elevadas exigencias, una medida que frustró aún más a los funcionarios estadounidenses.
El 12 de noviembre, Rubio declaró a la prensa: “No podemos seguir celebrando reuniones por el simple hecho de celebrarlas”.
Al día siguiente, Lavrov desestimó las afirmaciones de que Rusia no estaba dispuesta a negociar, calificándolas de “falsedades”.
Expuso que Moscú seguía dispuesto a una segunda reunión entre Trump y Putin, siempre que se basara en los “resultados ya trabajados de la cumbre de Alaska”.
Mientras tanto, Ucrania y sus aliados europeos han trabajado intensamente para restablecer la comunicación con Trump.
Al principio de su presidencia, el mandatario estadounidense parecía decidido a negociar directamente con Putin, marginando a Kyiv, una perspectiva que alarmó tanto a Ucrania como a Europa.
Desde entonces, Trump ha moderado su tono hacia Ucrania.
A diferencia de Rusia, Ucrania ha mostrado cierta flexibilidad con Washington, acogiendo con satisfacción las propuestas estadounidenses de alto el fuego y posibles conversaciones con Moscú.
Fuente de la imagen, Reuters
Para Kyiv y sus aliados, el objetivo era sencillo: convencer a Trump de que ceder ante Putin socavaría la seguridad europea y estadounidense.
“Sabíamos que tarde o temprano se daría cuenta de que Rusia no negocia de buena fe”, declaró un diplomático europeo a la BBC. “Nuestra tarea era ganar tiempo, y funcionó”.
Moscú culpa a Europa.
“Los europeos no se duermen en los laureles, están presionando a esta administración”, sostuvo Lavrov, que criticó lo que calificó como un “cambio radical” en la postura de Estados Unidos.
Tres meses después de la cumbre de Alaska, el Kremlin y la Casa Blanca no dan señales de acercarse a un compromiso.
Fuente de la imagen, Reuters
En octubre, Washington impuso el primer paquete importante de sanciones contra Rusia durante la presidencia de Trump, dirigido a sus principales compañías petroleras.
“Todo lo que hagamos obligará a Putin a sentarse a la mesa de negociaciones”, declaró el secretario del Tesoro, Scott Bessent, a la cadena CBS, socia de la BBC.
Putin desestimó la medida, calificando las sanciones de “perjudiciales para las relaciones bilaterales”, pero insistió en que Rusia “no cambiará su política bajo presión”.
Días después, Moscú probó un misil con capacidad nuclear, una señal de que el diálogo está dando paso a una nueva ronda de amenazas.
Editado por Andrew Webb, BBC World Service

Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.
Cortesía de BBC Noticias
Dejanos un comentario: