Lleva tres semanas en el catálogo y ningún estreno reciente puede bajarla del Top Ten de Netflix. Es que Palomas negras, cual ave que sabe defenderse, tiene todas las herramientas para seguir volando ahí arriba, en el cielo del streaming. Esta serie británica etiquetada como una historia de espías en realidad tiene muchos más condimentos que la hacen romper el molde del género.
Hay espionaje, sí, Hay disparos, sí. Hay tramas secretas, acción, sí. Pero también hay un disparador narrativo que hace que la ficción no se quede sólo en espiar, contar y correr riesgos.
El personaje central -si bien cuenta con una serte de protagónico coral- es el de Helen Webbs, la esposa del Secretario de Estado de Defensa, que lleva una doble vida: no sólo porque tiene un amante, sino porque integra la organización secreta que da título a la serie y en la que ella juega un rol clave.
Porque Palomas negras vende información jugosa de políticos, empresarios y figuras influyentes al mejor postor. Y, puertas adentro de su casa, Helen sabe el lado B de la política británica.
La trama toma temperatura de inmediato cuando el amante de Helen -en una magnífica composición de Keira Knightley, que también se ha lucido en Piratas del Caribe, entre otras- es asesinado por la espalda en un banco de parque londinense.
Video
Tráiler de la serie británica “Palomas negras, disponible en Netflix
A partir de ahí, las Palomas negras agitan sus alas de protección, porque Reed, la mandamás de este grupo espía que sabe moverse en la oscuridad con sicarios y otros personajes que ponen en jaque la moral, le envía a uno de sus mejores hombres para que la ayude, la cuide, para que vuelvan a trabajar en dupla como en los viejos tiempos.
Y es ahí, cuando Sam (Ben Whishaw) y Helen se unen en la búsqueda de los culpables para que estos dos actores que los interpretan puedan demostrar toda su versatilidad. Y la química entre Keira Knightley y Ben Whishaw logra que la mayoría de los que ven el primer capítulo no pueda abandonarla hasta el último.
Son seis episodios que no dan respiro, por eso, más allá de que pueda ser difícil soltarla a mitad de camino, no es de las maratoneables. Si uno intenta devorársela de un bocado corre el riesgo de saturarse antes del final, porque a veces se torna vertiginosa.
La historia hace escalas en varios géneros y provoca una interesante paleta de emociones, especialmente a partir del vínculo entre Helen y Sam, donde la incondicionalidad, el perdón y la memoria enriquecen ese encuentro de dos almas rotas que se reconstruyen de la mano. Y de a poco.
La serie tiene varios puntos altos, como el de las actuaciones, donde además de los trabajos de Knightley y Whishaw se destaca fuertemente el de Sarah Lancashire como Reed. Es de esas actrices británicas que todo productor quiere tener: y por si hiciera falta citar algunos de sus grandes trabajos recordemos entonces los de las series Last Tango in Halifax o en Happy Valley.
Palomas negras integra el grupo de las mejores series que ha traído el 2024 al streaming -lástima cierta insistencia en la acción, que en determinadas escenas se vuelve recurrente y agotadora-, con una segunda temporada ya asegurada, no sólo porque hace de una trama de espía un relato diferente, sino porque invita al debate sobre la moral, sobre la responsabilidad que conlleva manejar información del Estado y sobre los riesgos que más de uno se anima a correr por amor o por dinero. No en vano está por entrar al 2025 sin moverse del Top Ten de Netflix.
Ficha
Calificación: Muy buena
Suspenso y drama Protagonistas: Keira Knightley, Sarah Lancashire y Ben Whishaw Creador: Joe Barton Directores: Alex Gabassi y Lisa Gunning Emisión: Seis episodios en Netflix.
Cortesía de Clarín
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