Por qué vale la pena ver “Serpientes y escaleras”, una comedia dramática con toques de humor negro del mismo creador de “La casa de las flores”

Manolo Caro ya es uno de los directores fetiche de Netflix. Serie suya que la plataforma estrena, serie que, cuanto menos, da que hablar. Y más si, como en este caso, el realizador mexicano elige a una estrella de su país que también es figura del streaming. Con lo cual, la fórmula de Caro y Cecilia Suárez como protagonista convierte de movida a Serpientes y escaleras en un producto con buen marketing. Que, ya puesto a andar, tiene aciertos como para justificar tanto ruido previo.

Con el título “robado” de un juego infantil, la serie tiene un colegio como escenario principal narrativo, pero no es el típico relato de estudiantes con problemas de adolescentes. Aquí el personaje central es una maestra que rompe el molde de sus colegas de ficción. De Jacinta Pichimahuida -nuestra maestra icónica de la pantalla chica-, Dora no tiene nada.

La sinopsis oficial plantea que “la ambiciosa pero menospreciada maestra Dora López tiene un objetivo en mente: convertirse en la directora de una prestigiosa escuela en Jalisco. Su sueño se ve amenazado cuando una pelea en el patio de recreo enreda a dos de las familias más poderosas del estado”. Desde los papeles, ya se sabe que esta producción de Netflix va a ir quitándole capas a una mujer que no tardará en mostrar sus ambiciones, sus sombras, su complejidad como personaje.

De delantal puro y tibieza no va esta docente que a lo largo de ocho episodios va dejándose ver contra su voluntad. Su deseo no es precisamente mostrar sus herramientas para escalar en el poder, pero el mismo poder la desnuda frene a cámara. A ella y a muchas zonas arrabaleras de las instituciones educativas, de la clase media alta, de los poderosos y de la mugre política que también se cuela en esta comedia con toques dramáticos y altas dosis de humor negro, que a veces bordea lo absurdo.

La serie atrapa desde el primer episodio, pero por momentos cae en ciertos lugares comunes de telenovela que le aflojan -se intuye que sin proponérselo- la tensión buscada. Manolo Caro sabe construir tensiones, pero de vez en cuando asoma un aroma a cliché que le baja la vara, le quita sorpresa.

El pilar que sostiene a Serpientes y escaleras es, sin dudas, la fórmula de Manolo Caro y Cecilia Suárez, ya probada y aprobada en La casa de las flores, en la que ella participó de los 35 episodios (en Netflix). El creador mexicano y el talento de ella lograron que Paulina de la Mora quedara como uno de los personajes más recordadas de las ficciones de los últimos años.

Suárez, además, suma a su notable colección de criaturas a la China Jurado de El jardinero, un hit de la plataforma en la que compone a una madre oscura (su hijo de ficción es el español Álvaro Rico, uno de los galanes de Élite). A los 53 años, claramente la mexicana está en su mejor momento artístico.

Y en Serpientes y escaleras consigue atrapar la atención del televidente con su repertorio de matices, que le permiten a componer a una maestra que más de uno no querría tener en la escuela de su hijo, pero sí en una historia que muestra el lado B de la supuesta docente archiconocida de medio tono.

Comedia dramática Protagonistas: Cecilia Suarez, Juan Pablo Medina y Margarita Gralia Creador y director: Manolo Caro Guionistas: Caro, Alexandro Aldrete y Ángela Armero Emisión: Ocho episodios en Netflix.

Cortesía de Clarín



Dejanos un comentario: