Porsche ha hecho lo impensable. Tomó su auto de carreras más avanzado y lo convirtió en una pieza única que puede circular legalmente por carretera. Así nace el Porsche 963 RSP, un hipercoche con alma de circuito y corazón nostálgico, desarrollado por un pequeño equipo de apasionados en colaboración con Penske Motorsport. No es una versión limitada ni un modelo de producción: es un homenaje viviente al histórico Porsche 917 que rodó por calles francesas en los años 70, pero con tecnología de competición del siglo XXI.
La presentación del 963 RSP no fue en un salón del automóvil ni en un evento corporativo. Fue en plena carretera, a las afueras de Le Mans, justo donde hace 50 años el 917 del conde Rossi se dejó ver fuera del circuito. Este nuevo modelo está basado directamente en el prototipo que corre en el Mundial de Resistencia (WEC) e IMSA, pero ha sido transformado para que pueda rodar por vías públicas con placa francesa. El diseño, el color y hasta los materiales del interior son un guiño directo al pasado, pero con todas las herramientas de un coche del futuro.
El Porsche 963 RSP mantiene su motor V8 biturbo de 4.6 litros, el mismo que usan en competición, con una potencia de 680 caballos de fuerza. Además, incorpora un sistema híbrido con batería de iones de litio que añade potencia extra y permite una aceleración más limpia. Todo este sistema está conectado a una caja de cambios secuencial de siete velocidades desarrollada por Xtrac. Y aunque suene a nave espacial, este vehículo se puede conducir sin necesidad de traje de carreras. Su suspensión fue adaptada, la distancia al suelo aumentada y las luces LED modificados para cumplir con la normativa de tráfico.
Visualmente, es imposible no quedarse mirando. La carrocería está hecha de fibra de carbono y Kevlar, materiales ultraligeros que ayudan a mejorar el rendimiento y reducir el peso. A diferencia de los autos de competición, que suelen ir vinilados, este 963 está completamente pintado en un tono Martini Silver que evoca los grandes momentos de Porsche en las pistas. Los rines OZ de 18 pulgadas montan llantas Michelin de lluvia, y los pasos de rueda fueron rediseñados con nuevas rejillas para mantener la ventilación del sistema de frenos.
Porsche 963 RSP y 917.
El interior del coche es, quizá, la mayor sorpresa. Se aleja de la crudeza típica de un prototipo de carreras y ofrece un ambiente cálido y artesanal. Asientos de una sola pieza de carbono, pero recubiertos en cuero marrón claro, detalles en Alcantara, volante multifunción forrado también en piel y hasta portavasos impreso en 3D para un termo Porsche. Hay un soporte exclusivo para guardar el casco de Roger Penske, su dueño, y una placa que identifica el chasis como un ejemplar único, fabricado por encargo.
El proyecto no fue improvisado. Surgió en una conversación entre altos ejecutivos de Porsche y Penske durante una visita al circuito de Road Atlanta. La idea era clara: repetir el espíritu del 917 de Rossi con el auto más avanzado de su generación. Y así lo hicieron. Lo bautizaron RSP en honor a Roger Penske, quien además se quedará con esta única unidad. Con la ayuda de Porsche Sonderwunsch, Porsche Classic y el Museo Porsche, se cuidó hasta el más mínimo detalle, desde los colores hasta la funcionalidad.

Porsche 963 RSP desde el interior.
El 963 RSP no será comercializado. Es una obra de arte con motor, que conmemora medio siglo de pasión por las carreras y el diseño extremo. Tras su debut en Le Mans, será exhibido en el Museo Porsche en Stuttgart y más adelante en el Festival de la Velocidad de Goodwood. No importa si eres amante de los autos o simplemente alguien que aprecia las buenas historias: este Porsche representa algo más que velocidad. Representa lo que ocurre cuando una marca se atreve a hacer algo solo porque ama lo que hace.
Cortesía de Xataka
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