
En las últimas dos semanas estamos presenciando un surgimiento de desconfianza en los mercados de deuda que se traduce en un incremento de las tasas de interés de largo plazo en buenas partes del mundo desarrollado.
México no es la excepción. En el cierre del año, pudiéramos observar la reconfiguración de las expectativas sobre el rumbo de las tasas de interés en el 2026, algo que no sería trivial.
La inflación es un bicho difícil de aplacar. A lo largo del año hemos visto la continuación del descenso en las tasas de inflación a nivel global después de la erupción del 2022-2023.
El cambio de paradigma derivado de las políticas económicas del actual gobierno de Estados Unidos generó primero un fuerte temor de un repunte de la inflación por la imposición salvaje de aranceles.
Al final el establecimiento de tarifas resultó, hasta ahora, relativamente benigno y sus efectos sobre la inflación han sido marginales.
La ignorancia sobre tales efectos hizo que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) actuará con prudencia manteniendo sin cambios las elevadas tasas de interés que instrumentó en años previos.
A partir del verano pasado, con la incertidumbre comercial diluida y síntomas de debilidad en las cifras de empleo, la Fed decidió comenzar a reducir la tasa de interés de referencia. La expectativa de debilidad combinada con una inflación a la baja hizo que los participantes en el mercado descontaran un ciclo agresivo de baja de dicha tasa.
Hasta hace dos semanas los futuros de la tasa de fondos federales descontaban que para dentro de un año la tasa podría bajar hasta un punto porcentual para ubicarse en un rango de 2.75 a 3.00 por ciento.
En las últimas semanas, de manera lenta pero firme, la mayoría de los bancos centrales han comenzado a separarse de la idea de aplicar tasas de interés más bajas el próximo año.
El gobernador del Banco de Australia explicó que la disyuntiva para ellos era de mantener las tasas como están o elevarlas.
El Banco de Nueva Zelanda declaró también que hay severos problemas para continuar con los descensos. En Europa, algunos miembros del Banco Central Europeo (BCE) declararon estar “cómodos” con el nivel de tasas actuales.
En Japón se espera un aumento de la tasa por parte de su banco central que pudiera ser de hasta medio punto porcentual en los siguientes meses.
Los mercados han comenzado a descontar que el Banco de Canadá subiría los réditos después de observar datos de fortaleza en su mercado laboral.
Los inversionistas descuentan que el día de hoy la Fed reducirá en un cuarto de punto la tasa de referencia, pero hay preocupación de que la visión para el próximo año y los pronósticos que se publican en el comunicado adjunto señalen que la baja de tasas en el siguiente año no está garantizada debido a una percepción de que la inflación permanece alta.
La semana pasada se observó un salto importante en los bonos del Tesoro a plazos medianos y largos reflejando tal preocupación. La tasa del bono a 10 años que merodeaba el 4.0% aumento a un nivel cercano a 4.19 por ciento.
Si la Fed proclama que hará una pausa en las reducciones a la tasa en el futuro previsible, los mercados pueden sufrir una recaída que en algunos casos podría implicar la dilución de las ganancias que se han visto desde abril.
En México la inflación de noviembre resultó bastante mayor a la esperada. La inflación general va a cerrar el año en un nivel de 4.0% cuando hace tres meses merodeaba el 3.60%, aunque tal movimiento de alza se descontaba, no se esperaba un salto de tal magnitud.
La inflación subyacente (aquella que elimina efectos de precios bienes o servicios volátiles) se mantiene por encima del 4.0%, cerrará el año en un nivel de 4.3% aproximadamente,una cifra muy alejada del rango de tolerancia de la política monetaria.
Los participantes en el mercado local también descuentan que la próxima semana la Junta de Gobierno reducirá su tasa de referencia.
Pero las expectativas de reducciones posteriores se han puesto en entredicho debido a la pinza de una inflación más alta a nivel local y la presión de los bonos en el exterior.
Si la Junta también señala una posible pausa, podríamos ver a la tasa de referencia estacionarse en 7.0% y a los entusiastas operadores en el mercado de dinero caer en una decepción con respecto a su expectativa de descensos en el 2026 que apuntaban a una tasa de hasta 6.5 por ciento.
*Rodolfo Campuzano Meza es director general de INVEX Operadora de Fondos de Inversión.
Cortesía de El Economista
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