Precisión y fantasía, disciplina y libertad: Claire Huangci armó una fiesta en el Colón con música de Ravel y Mussorgsky

La pianista estadounidense Claire Huangci volvió a Buenos Aires por segunda vez y ofreció un concierto apoteósico en el Teatro Colón, enmarcado en la 73ª temporada del Mozarteum Argentino.

Claire Huangci se distingue por un pensamiento orquestal del piano, capaz de expandir el instrumento hasta convertirlo en una paleta de timbres y colores que evocan la riqueza de una orquesta completa.

El concierto giró en torno a una idea clara: celebrar a Maurice Ravel en el 150º aniversario de su nacimiento. La pianista estadounidense propuso un recorrido que expuso múltiples facetas del compositor francés -de la precisión cristalina de la Sonatina al fulgor acuático de Jeux d’eau, la melancolía de la Pavana para una infanta difunta y la densidad abismal de La Valse-, antes de dar paso al coloso pianístico de Cuadros de una exposición de Mussorgsky.

La primera parte abrió con la Gran fantasía sobre Las bodas de Fígaro de Mozart en versión de Carl Czerny. Huangci, de 35 años, ofreció un toque mozartiano nítido y ligero, con una gestualidad teatral que subrayó la vitalidad del original. La obra, concebida como un despliegue virtuosístico a partir de motivos mozartianos, adquirió un carácter narrativo, con un fraseo que evocó la comedia de enredos de la ópera.

Con la Sonatina de Ravel, la pianista alcanzó un grado superior de elocuencia. No se detuvo en el preciosismo sonoro, sino que desplegó un discurso persuasivo y fluido, siempre en movimiento. La claridad en el manejo de planos permitió distinguir las voces internas sin perder continuidad, logrando un equilibrio entre elegancia y espontaneidad.

En Jeux d’eau, Huangci profundizó la metáfora sonora del agua: su interpretación se movió entre gotas cristalinas, ondulaciones delicadas y corrientes más densas, con una variación constante de timbres que convirtió la pieza en un verdadero estudio de la materialidad acuática del sonido.

La Pavana para una infanta difunta fue presentada con sobriedad y lirismo. Huangci supo realzar la belleza de la melodía central mediante una enunciación precisa y contenida, evitando el exceso sentimental. El resultado fue un canto íntimo, casi suspendido, que transmitió el carácter elegíaco de la obra.

La culminación del bloque raveliano llegó con La Valse, concebida como un fresco orquestal trasladado al piano por el mismo Ravel. La tridimensionalidad sonora que construyó Claire Huangci fue notable, gracias al manejo elástico de los tempi y a la capacidad de superponer planos.

El piano de Claire Huangci en el Teatro Colón llegó a sonar como una orquesta completa. Foto: Liliana Morsia

El vals surgió primero con un aura fantasmal y se expandió hasta un final exuberante y desbordado, donde la danza se fragmenta y estalla en mil pedazos. La imagen final fue la de un vals hecho trizas, con esquirlas sonoras que parecían saltar del teclado. Su paleta de colores y su imaginación sonora inmensa convirtieron la pieza en una experiencia de gran riqueza sensorial.

Mussorgsky, a lo Ravel, y un hallazgo

El segundo bloque estuvo dedicado a los Cuadros de una exposición de Mussorgsky, precedido por Adagio del ballet Espartaco de Khachaturian.

Huangci se enfrentó al original pianístico evocando la orquestación de Ravel, conectando así todo el programa. Su lectura se destacó por un rango dinámico descomunal, capaz de pasar de susurros apenas audibles a clímax de potencia orquestal. Más allá de la variedad de las escenas -desde la ironía de El mercado de Limoges hasta la solemnidad de La Gran Puerta de Kiev-, la pianista mantuvo la unidad de la obra mediante un pulso narrativo constante. El resultado fue una versión electrizante y contundente, que también hizo justicia a la crudeza y la originalidad de la escritura de Mussorgsky.

Claire Huangci tocó la obra de Ravel con sensibilidad exquisita. Foto: Liliana MorsiaClaire Huangci tocó la obra de Ravel con sensibilidad exquisita. Foto: Liliana Morsia

Entre ambos núcleos, Huangci presentó un verdadero hallazgo: el Adagio de la Suite nº2 del ballet Spartacus y Phrygia de Khachaturian, en una transcripción inédita de su sobrino Emil, que la pianista rescató gracias a un contacto con la comunidad armenia. La obra aportó un momento de lirismo amplio y melódico, con una calidez tímbrica que contrastó con la densidad del resto del programa.

La propuesta de Claire Huangci demostró no sólo su dominio técnico y estilístico, sino también su capacidad de construir dramaturgia en el piano: cada obra fue un relato completo, articulado en planos, texturas y atmósferas.

Su arte combina precisión y fantasía, disciplina y libertad, siempre con una fuerte conciencia del carácter teatral de la música. En el Colón, el público asistió a una velada memorable, que situó a la pianista neoyorquina entre las voces más originales y estimulantes de su generación.

El concierto, que ya había transitado momentos de inusual intensidad, alcanzó un cierre deslumbrante con dos páginas de George Gershwin en los arreglos virtuosos de Earl Wild: The Man I Love y una fulgurante Rhapsody in Blue. Ambas, pertenecientes a los célebres Seven Virtuoso Etudes, fueron ofrecidas por Huangci como bises tras prolongadas ovaciones. Allí se desplegó toda la faceta lúdica y deslumbrante de la pianista: virtuosismo endiablado, swing natural y un sentido del color que tradujo al piano la orquesta imaginaria de Gershwin. Fue un broche de oro que coronó una velada electrizante.

Para los bises, Claire Huangci elegió composiciones de George Gershwin. Allí desplegó su faceta lúdica. Foto: Liliana MorsiaPara los bises, Claire Huangci elegió composiciones de George Gershwin. Allí desplegó su faceta lúdica. Foto: Liliana Morsia

Ficha

Mozarteum Argentino, 73° Temporada

Calificación: Excelente

Intérprete: Claire Huangci, piano Programa: W.A. Mozart/ Carl Czerny: Fantasía brillante sobre Las bodas de Figaro, op. 493; Maurice Ravel: Sonatine, Jeux d’eau, Pavane pour une infante défunte, La Valse; Aram Kachaturian: Adagio de la Suite n.º 2 del ballet Spartacus y Phrygia; Modest Mussorgsky, Cuadros de una exposición Lugar: Teatro Colón

Cortesía de Clarín



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