
Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que no se dejará intimidar por el líder ruso, Vladimir Putin, en la cumbre que sostendrán este viernes en Alaska, y calculó que solo hay un 25% de probabilidades de que el encuentro fracase.
Se trata de la primera visita de Putin a un país occidental desde que ordenó la invasión de Ucrania en 2022. Trump prometió incluir a Kiev en futuras negociaciones de paz, aunque el presidente ucraniano Volodimir Zelenski no fue invitado a la reunión, definida por Moscú como un diálogo “cara a cara” centrado en la guerra y en la cooperación bilateral.
La cita, prevista en la base aérea de Elmendorf-Richardson, inquieta a Ucrania y a aliados europeos, que temen que Washington y Moscú negocien cambios territoriales sin la participación de Kiev. Trump advirtió que sabrá “en los primeros minutos” si la reunión será productiva o fracasará.
“Si es una mala reunión, terminará muy rápido, y si es una buena reunión, vamos a terminar logrando la paz en un futuro bastante cercano”. “Pero la reunión más importante será la segunda que estamos planeando”, aseguró.
El jueves Putin elogió los “esfuerzos” de Estados Unidos “para poner fin a las hostilidades, resolver la crisis y alcanzar acuerdos que satisfagan a todas las partes involucradas”.
Garantías de seguridad
En el terreno, la presión militar se intensifica: Rusia aseguró haber tomado dos localidades en Donetsk, mientras Ucrania lanzó un ataque con decenas de drones que provocó un incendio en una refinería y dejó tres heridos en Volgogrado.
Las posturas siguen lejanas: Moscú exige que Kiev ceda territorios y renuncie a su aspiración de entrar en la OTAN, condiciones que Ucrania rechaza. La cumbre terminará con una rueda de prensa conjunta, la primera de ambos líderes desde Helsinki en 2018.
Cortesía de El Economista
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