Proponen primera red pluvial en la historia de CDMX: quieren separar el agua de lluvia del drenaje sanitario

La llegada de la temporada de lluvias en Ciudad de México siempre genera opiniones mixtas. Por una parte, alegra a muchos al terminar con las oleadas de calor, además de rellenar los bordos de zonas rurales y acabar con la sequía en las áreas verdes. Por otra parte, genera temor en cada vez más zonas de la ciudad, al amenazar con tormentas que en cuestión de minutos se vuelven inundaciones. Muchas personas temen que la siguiente lluvia sea la que afecte sus viviendas.

Una de las alternativas más recientes para resolver este problema viene de parte de la diputada local Miriam Saldaña, quien presentó su Propuesta Integral de Gestión del Agua y Recuperación Fluvial, que entre otras acciones, pretende crear una red pluvial para manejar, almacenar y procesar las lluvias y separarla del drenaje sanitario de CDMX. El propósito es no solo expulsar el agua de lluvia, sino aprovecharla dentro de la ciudad para reducir el consumo de agua potable.

Cuando llegan las primeras lluvias, la ciudad completa se somete a la voluntad de Tlaloc, aunque a causa de una sobrecarga en el sistema de drenaje, sumado a la antigüedad de éste y las toneladas de basura que cada día tiran los ciudadanos a las calles, la tendencia es que las lluvias superen a la infraestructura hidráulica y muchas zonas queden bajo el agua por días y hasta semanas.

Más de cien años de un sistema eficiente en teoría, pero problemático en la práctica

Este problema surgió en 1903 cuando, según relata un artículo de Natalia Soto Coloballes para la UNAM, el ingeniero Roberto Gayol propuso un sistema combinado de drenaje. En la misma infraestructura se encargaría de manejar las aguas residuales y las pluviales. En ese entonces, no solamente las intensas lluvias y sus inundaciones eran un problema, también había un sistema ineficiente para remover el drenaje, las alcantarillas y el agua de caño. La ciudad era fuertemente criticada por estar plagada de zanjas, letrinas, cañería al descubierto y demás aguas negras que con las lluvias no hacían más que esparcirse en las calles.

La solución de Gayol era construir un sistema hidráulico en el que las descargas domésticas se combinaran con el desagüe pluvial, de esta manera las lluvias arrastrarían la suciedad consigo y la llevarían a las afueras del Valle de México. Al proyecto se le sumó también la extracción de los más de 45 ríos que atravesaban la ciudad, mismos que fueron entubados y canalizados para usar sus cauces como rutas de transporte.

Durante el mandato de Adolfo López Mateos, todos estos ríos entubados se incorporaron al sistema de drenaje, lo que no solo evitó inundaciones, sino que terminó por secar estos ríos al impedirles recargarse de manera natural con las lluvias. El resultado: una ciudad cuyo suelo antes húmedo se secó hasta compactarse provocando hundimientos, y una red hidráulica tan saturada que lo tarda cada vez más en expulsar sus aguas de drenaje.  

El acelerado crecimiento de la mancha urbana tampoco ayudó a reducir este problema. Dado que la ciudad expulsa toda el agua no potable, se ve obligada a traer el vital líquido de cuencas externas para cubrir la creciente demanda. Cada año es más problemático el tema de las lluvias: una misma alcaldía puede estar semanas con carencia de agua potable y al mismo tiempo estar inundada en aguas grises debido a la obstrucción de sus sistemas de desagüe.

Borrón y cuenta nueva: la propuesta de la primera red pluvial

La Propuesta Integral de Gestión del Agua y Recuperación Fluvial que impulsa la diputada Saldaña, quien también preside la Comisión del Uso y Aprovechamiento del Espacio Público del Congreso capitalino, consiste crear lagunas artificiales en donde el agua se almacene para su posterior uso, desentubar los principales ríos de la ciudad para que puedan abastecerse de manera natural, y construir una red pluvial que ya no esté fusionada con el drenaje de la ciudad.

CDMX BAJO AGUA

En entrevista especial para Forbes, Saldaña explicó que desentubar el Río La Piedad sería el epicentro de su propuesta, pues al ser el punto de unión de los ríos Becerra y Tacubaya, viene constantemente saturado. Al caer una tormenta, el diámetro del tubo no permite un apropiado desfogue, lo que provoca que las lluvias demoren mucho más en drenar que lo que tardan en caer. Al sacar la tubería, sostiene la diputada, se permitiría que parte del agua llegue al subsuelo; se podría ampliar la sección y expandir el diámetro del cauce para que pueda drenar la lluvia a un ritmo adecuado.

“Las laterales de La Piedad podrían repensarse como zonas de uso mixto –vivienda, comercio, servicios– con oferta para distintos ingresos. Es más eficiente y socialmente justo que expulsar a la gente cada vez más lejos”.

-Miriam Saldaña, diputada local de CDMX

Otro de los pilares del proyecto está en los vasos reguladores de Iztapalapa. Se trata de transformar a Laguna Mayor y El Salado de vasos receptores de aguas negras a lagunas artificiales de agua tratada con capacidad conjunta de más de un millón de metros cúbicos. De esta manera no solo se lograría un sistema para almacenar el excedente de agua de lluvia, sino que se eliminaría un foco de infección para los vecinos de la zona.

“Con ese volumen puedes regar camellones, parques, abastecer usos industriales y deportivos, y empezar a despresurizar la demanda de agua potable”

-Miriam Saldaña, diputada local de CDMX

Pese a lo ambicioso del proyecto, la diputada se dijo confiada en que instancias como la Secretaría de Gestión Integral del Agua, Medio Ambiente y la jefatura de Gobierno tengan apertura para revisar la viabilidad de su ejecución y pueda convertirse en una realidad. Será en octubre, durante la presentación de su primer Informe Legislativo, cuando busque socializar esta propuesta. Una cosa sí es segura, Ciudad de México no puede darse el lujo de “resistir” las temporadas de lluvias por mucho tiempo más.

Cortesía de Xataka



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