
El cambio climático ya no es una amenaza lejana, sino una realidad medible y urgente. Los últimos reportes internacionales confirman que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen creciendo a un ritmo alarmante, con consecuencias directas para el planeta y para países como México, que enfrenta desafíos críticos en su camino hacia la sostenibilidad.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió que en 2023 las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron niveles sin precedentes, consolidando una tendencia que asegura el aumento sostenido de las temperaturas durante las próximas décadas. El informe subraya que jamás en la historia se había registrado un crecimiento tan acelerado en la acumulación de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera: en apenas veinte años, el incremento ya supera el 10%.
México enfrenta así un reto en materia climática: En 2021 generó 714 millones de toneladas de CO₂ equivalente, lo que representó el 1.4% de las emisiones globales, con la quema de combustibles fósiles, la agricultura y los residuos como principales fuentes.
Este panorama evidencia la urgencia de soluciones que permitan reducir los gases de efecto invernadero y avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible.
Por otro lado, la fertilización nitrogenada es una de las principales fuentes de emisiones de óxido nitroso (N₂O) en la agricultura mexicana, un gas con un potencial de calentamiento global mucho mayor que el CO₂.
De acuerdo con un análisis histórico realizado entre 1980 y 2014, estas prácticas agrícolas aportan alrededor del 50.4 % de las emisiones totales del sector agrícola, medidas en unidades equivalentes de CO₂ (Ciencias Agrícolas).
En este contexto, destacan iniciativas internacionales como AGCLIMATE, proyecto liderado por el Instituto Meteorológico de Finlandia e integrado por instituciones de investigación y empresas como Vaisala, reconocida por su tecnología en mediciones ambientales. Su meta es clara: reducir las emisiones del sector agroalimentario mediante innovación, datos de alta calidad y acciones climáticas eficaces, un enfoque que podría marcar la diferencia también en países como el nuestro.
AGCLIMATE: Innovación climática para transformar la agricultura
El proyecto internacional AGCLIMATE tiene como propósito dotar a la industria alimentaria de herramientas prácticas para rastrear y reducir las emisiones directamente en el campo, transformando resultados científicos en soluciones aplicables para el productor rural: “Los datos confiables se convierten en instrumentos valiosos para los negocios y para la toma de decisiones alineadas con el clima”, enfatiza Alberto Cortés, director de Vaisala para América Latina y el Caribe.
Entre sus principales objetivos destacan el desarrollo de prácticas agrícolas inteligentes para el clima, la construcción de un sistema de monitoreo en tiempo real del balance de carbono y de las emisiones de óxido nitroso (N₂O), así como la integración de estas métricas en los cálculos de huella de carbono a nivel de finca y producto. El proyecto también busca impulsar alimentos de bajas emisiones como una oportunidad comercial para el sector.
El directivo subraya la importancia de herramientas concretas como la medición de CO₂ en invernaderos, clave para mejorar la productividad y el control de ambientes internos y externos. Asimismo, destaca la necesidad de una ventilación adecuada en instalaciones ganaderas, vital para el bienestar animal, y de una gestión hídrica eficiente, basada en el monitoreo de lluvias y niveles de embalses, que permita optimizar el riego y evitar desperdicios de agua.
Con duración hasta diciembre de 2027, AGCLIMATE abarcará tres ciclos agrícolas e integrará prácticas de cultivo, análisis de ciclo de vida, monitoreo avanzado y validación internacional: “Los resultados de AGCLIMATE perfeccionarán el desempeño climático de la producción de alimentos y ayudarán a las empresas a adaptarse a las futuras regulaciones y estándares de mercado”, dijo Alberto Cortés.
Cortesía de El Economista
Dejanos un comentario: