
El entrenamiento de fuerza, también conocido como entrenamiento de resistencia o musculación, ha pasado de ser una práctica exclusiva de atletas y culturistas a convertirse en una herramienta esencial para la salud pública. Numerosos estudios científicos han demostrado que incorporar ejercicios de fuerza en la rutina semanal no solo mejora la composición corporal y el rendimiento físico, sino que también previene una amplia gama de enfermedades crónicas y contribuye a una vida más larga y saludable.
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1.- Control del peso corporal y prevención de la obesidad
El entrenamiento de fuerza aumenta la masa muscular, lo que a su vez eleva el metabolismo basal (es decir, la cantidad de calorías que el cuerpo quema en reposo). Esto ayuda a mantener un equilibrio energético saludable y a prevenir la acumulación excesiva de grasa corporal. Además, al mejorar la sensibilidad a la insulina y el manejo de la glucosa, este tipo de ejercicio reduce el riesgo de desarrollar síndrome metabólico y diabetes tipo 2.
2.- Reducción del riesgo cardiovascular
Aunque tradicionalmente se ha asociado el ejercicio aeróbico con la salud del corazón, el entrenamiento de fuerza también tiene un papel clave. Mejora la presión arterial, reduce los niveles de colesterol LDL “malo” y aumenta el HDL “bueno”. Asimismo, favorece la circulación y la función endotelial, contribuyendo a una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión y la arterioesclerosis.
3.- Prevención y control de la diabetes tipo 2
La masa muscular es el principal destino de la glucosa en el cuerpo. Cuando se entrena la fuerza, se incrementa la capacidad del músculo para almacenar y utilizar glucosa, lo que mejora la sensibilidad a la insulina. Diversas investigaciones muestran que el entrenamiento de resistencia regular puede reducir significativamente los niveles de hemoglobina glicosilada (HbA1c) y controlar la glucemia en personas con diabetes tipo 2.
4.- Fortalecimiento óseo y prevención de la osteoporosis
Los ejercicios de carga, como levantar pesas o trabajar con bandas elásticas, estimulan la formación de hueso nuevo al generar microestrés en el tejido óseo, lo que induce una respuesta adaptativa. Esto es especialmente importante en mujeres posmenopáusicas y adultos mayores, ya que ayuda a prevenir la pérdida de densidad ósea y reduce el riesgo de fracturas.
5.- Mejora de la salud mental y cognitiva
El entrenamiento de fuerza no solo fortalece el cuerpo, sino también la mente. Al liberar endorfinas y otros neurotransmisores, disminuye los niveles de estrés, ansiedad y depresión. Además, estudios recientes sugieren que puede mejorar la función cognitiva y retrasar el deterioro asociado al envejecimiento, gracias al aumento del flujo sanguíneo cerebral y a la regulación de hormonas como la dopamina y la serotonina.
6.- Prevención de la sarcopenia y mejora de la longevidad
Con el paso de los años, la pérdida de masa y fuerza muscular (sarcopenia) se convierte en un factor determinante de fragilidad y dependencia. El entrenamiento de fuerza es la herramienta más eficaz para preservar la funcionalidad, la movilidad y la autonomía en la vejez. Además, está asociado con una reducción de la mortalidad por todas las causas, lo que se traduce en una mayor esperanza de vida saludable.
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Con información de SUN
BB
Cortesía de El Informador
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