¿Qué es el danzón? Baile nombrado Patrimonio inmaterial de la CDMX | FOTOS

Dicen que para bailar danzón todo lo que se necesita es un ladrillo y que no hay en el mundo un baile más elegante que éste, que no es una danza, sino un verdadero danzón. Y es que pocos ritmos han logrado un arraigo tan fuerte como éste en la Ciudad de México.

Inspirado en la contradanza francesa, pero con el acento cálido de su natal Cuba, este baile es más que un divertimento: es una evocación a una época en la historia de la capital, ubicada en las primeras décadas del siglo pasado.

“El danzón le ha dado a esta ciudad algo que ninguna otra práctica ofrece del mismo modo. La elegancia como lenguaje popular, porque en el danzón la cortesía es regla, el consentimiento es ritmo y el respeto es técnica. 

“La pareja dialoga con sutileza, un guiño, un giro, un paseo, la música guía y el cuerpo responde. Las orquestas, nuestras queridas danzoneras, sostienen con maestría la arquitectura sonora, el timbal que marca, el contrabajo que abraza, las flautas que acarician el aire y los metales que encienden la plaza”, explicó la jefa de Gobierno Clara Brugada durante la ceremonia que declaró como Patrimonio Inmaterial de la Ciudad de México a esta danza.

El danzón fue prohibido por ser considerado inmoral durante los 50. Foto: Aura Pérez

¿Qué es el danzón?

Se trata de un estilo musical y de baile, de origen antillano, cuya raíz no está muy clara. De acuerdo con algunos investigadores, podría tratarse de una versión haitiana de una serie de danzas campestres europeas, que luego fue refinada en los salones cubanos.

Lo que es cierto es que este ritmo llegó por barco a México alrededor del año 1900, donde grandes compositores como Felipe Villanueva o Ernesto Elorduy retomaron los acordes de las habaneras creadas por el cubano Ignacio Cervantes.

Los trajes para bailar danzón pueden costar miles de pesos. Foto: Aura Pérez

Como sucediera con el tango o el lunfardo, la realidad es que el danzón triunfó sobre todo en los arrabales. Se convirtió en uno de los ritmos favoritos de los salones en las décadas de los 30 y 40, donde nacieron algunos de los recintos más afamados de la capital.

Celebridades como el gran Tiburcio “Babuco” Hernández, creador del famoso grito “¡Hey, familia!”, o Amador “Dimas” Pérez, quien con su danzón “Nereidas” rompió fronteras por su popularidad, son recordados como grandes nombres en este ritmo.

El traje masculino del danzón está inspirado en el zoot suit chicano. Foto: Aura Pérez

Y es que el fenómeno cultural traspasó las pistas de baile y la incipiente radio para convertirse en todo un subgénero del cine mexicano, antecesor al llamado cine de rumberas, y que combinó, al menos en estilo, al “pachuco”, mexicano que había ido a probar fortuna a Estados Unidos mediante el programa bracero, con la suntuosidad antillana.

El baile es considerado uno de los de mayor arraigo en la CDMX. Foto: Aura Pérez

Sin embargo, durante el gobierno del regente Ernesto P. Uruchurtu, los salones de baile y la ejecución pública de esta música se consideraron inmorales, por lo que a partir de 1957 pasaron a una semiclandestinidad que, desde entonces, burla alegremente cada sábado en la Ciudadela y otras plazas capitalinas donde se sigue bailando hasta nuestros días.

 

Cortesía de El Heraldo de México



Dejanos un comentario: