
El ritmo de vida acelerado que caracteriza a la sociedad actual tiene severas repercusiones en las rutinas de las personas, quienes, influenciadas por la cultura de la productividad, suelen dormir un número menor de horas de las necesarias.
Sin embargo, la acumulación de horas no dormidas genera una “deuda de sueño” que afecta la salud física y mental de las personas y es difícil de pagar.
¿Qué es la “deuda de sueño”?
La “deuda de sueño” es un concepto informal que se refiere a la acumulación de la privación de sueño, es decir, cuando durante varios días se duerme menos tiempo del necesario, se acumulan horas de déficit de descanso. A medida que esta deuda crece, el cuerpo y la mente comienzan a experimentar una serie de efectos negativos, que repercuten directamente en el rendimiento.
¿Cuáles son los síntomas de una “deuda de sueño”?
Algunos de los síntomas que indican que le debes varias horas de sueño a tu cuerpo son:
- Somnolencia diurna excesiva
- Dificultad para concentrarse
- Problemas de memoria a corto plazo
- Irritabilidad
- Cambios de humor
- Dificultad para tomar decisiones o resolver problemas
- Falta de energía física
A largo plazo, una “deuda de sueño” severa aumenta el riesgo a padecer enfermedades cardiovasculares como hipertensión, trastornos metabólicos como obesidad o diabetes tipo 2, además de deterioro cognitivo.
¿Cómo saldar la “deuda de sueño”?
La respuesta más obvia a este cuestionamiento es dormir más tiempo, sin embargo, también se debe mejorar la calidad de sueño.
Para este propósito se debe trabajar en la higiene de sueño, es decir, un conjunto de hábitos y prácticas saludables que ayudan a mejorar la duración y la calidad del descanso.
Entre estas medidas se ubica establecer rutinas de sueño regulares, o sea, acostarse y despertarse siempre a la misma hora, lo que ayudará a tu reloj biológico interno.
También es recomendable evitar el uso de pantallas antes de acostarse, evitar alimentos estimulantes como la cafeína o el alcohol y cuidar el ambiente de descanso, procurando una habitación oscura, silenciosa y con temperatura agradable.
Las siestas durante el día pueden compensar parcialmente la falta de sueño, aunque estas podrían interferir en el sueño nocturno regular.
Cabe señalar que no en todos los casos se puede recuperar por completo el tiempo perdido de sueño. Con el paso del tiempo y el incremento de la gravedad de la privación de descanso se hace cada vez más difícil “saldar” la deuda, por ello, si un día pierdes, por ejemplo, una o dos horas, lo ideal es recuperarlas al día siguiente.
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MB
Cortesía de El Informador
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