La luna es el único satélite natural de la Tierra, un astro que orbita alrededor de ella y refleja la luz del sol. Tiene distintas fases, que influyen en las mareas y en los ciclos naturales de las personas, marcadas por sus cuatro fases más importantes: luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante, que corresponden a los instantes precisos en que las direcciones Tierra-luna y Tierra-sol forman un ángulo de 0°, 90°, 180° y 270° respectivamente.
En completar el ciclo tarda aproximadamente 29 días y medio. Y este agosto, que comenzó con la luna entrando en cuarto creciente, aún tiene que pasar por la fase de la luna nueva, en la que entrará el 23 de agosto a partir de las 8.06 horas.
Una luna nueva especial
Con ella, llega un fenómeno que no ocurre siempre: la llamada luna negra, algo que no es misterioso ni que se pueda ver en el cielo, sino un nombre popular que se da a una luna nueva especial.
Existen varias acepciones para definir qué es una luna negra: puede ser la segunda luna nueva dentro de un mismo mes, la tercera de cuatro lunas nuevas en una estación -como es el caso de esta de 2025- o, incluso, un mes de febrero que no tenga luna nueva o luna llena.
Por tanto, no es un término oficial astronómicamente hablando y simplemente describe coincidencias del calendario, puesto que la luna en sí sigue siendo la misma y en esa fase no refleja luz hacia la Tierra, por lo que permanece invisible.
¿Se puede ver esta luna negra?
Esta luna negra, pues, es la tercera de las cuatro lunas nuevas que tendrá el verano, que acaba el próximo día 22 de septiembre.
La última luna nueva del verano tendrá lugar el día antes: el 21 de septiembre, a partir de las 21.54 horas (hora peninsular española) y no será visible desde ningún punto del planeta, porque estará en fase de luna nueva y, por tanto, su cara iluminada no estará orientada hacia la Tierra.
Pero esa ausencia total de luz lunar es una gran ventaja para los astrónomos y aficionados: los cielos estarán excepcionalmente oscuros, lo que hace que sea una noche ideal para observar estrellas, galaxias o la Vía Láctea si el cielo está despejado y alejado de la contaminación lumínica.
La noche del 23 coincide, además, con el cierre de la lluvia de meteoros Perseidas, lo que la hace doblemente especial.
Mejores sitios para ver la lluvia en Barcelona
En Barcelona ciudad también hay lugares elevados en los que no hay excesiva contaminación lumínica en los que es posible observar bastante bien la lluvia de las Perseidas.
Por ejemplo, el mirador de Torre Baró (Ruidecanyes, s/n), construido en 1989 pero recientemente rehabilitado. También el mirador de Joan Sales, más conocido como mirador del Virolai, (Pau Ferran, 44) y el parque de la Creueta del Coll (Mare de Déu del Coll, 77) que, aunque cierra a las 21 horas, tiene una zona de miradores situada en el nivel superior.
Tibidabo y playas
También cualquier balcón del parque del Tibidabo (plaça Tibidabo, 3-4), situado en la sierra de Collserola, o cualquiera de las decenas de miradores de Collserola, incluyendo el Observatori Fabra, situado en el Tibidabo (Camí de l’Observatori, s/n).
Por último, sentarse en la arena en una de las playas de Barcelona mirando al mar también ofrece la posibilidad de poder contemplar las Perseidas.
Mejores sitios en Catalunya
Fuera de Barcelona, el Parc Astronòmic del Montsec, situado en Àger (Noguera, Barcelona) y el Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, en el Pirineo de Lleida son enclaves considerados Reserva Starlight, espacios naturales protegidos donde disfrutar del cielo nocturno y la astronomía.
Cortesía de El Periodico
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