¿Qué queda tras el fin? Teatro, cucarachas y memoria


La era en la que vivimos no dista mucho de la imagen que hace siglos -e incluso hace no tanto- se asociaba con el fin del mundo. Guerras interminables, países en hambruna, contaminación y muerte, el clima vuelto loco a causa de nuestra intransigencia. El  consumismo desaforado, los días vacíos y solitarios, el sin sentido de la existencia. 

“Solo las cucarachas pueden sobrevivir al fin del mundo” es una obra de teatro protagonizada por un grupo de jóvenes actores recién egresados del INART -Lyndia Delgado, Daena Rodríguez, Moisés de la Cruz y Ángel Meda-, adaptada y dirigida por Gabriela Pescador, que aborda todas estas temáticas apocalípticas, vigentes y necesarias, a partir de la experimentación y el uso de distintas disciplinas, por lo que es una puesta en escena divertida, íntima, y con un mensaje importante, con la cual el espectador podrá conectar. 

Teniendo como protagonistas a tres “cucarachas” y a una “termita”, sobrevivientes en un panorama catastrófico, la obra, profundamente influenciada por la visión del maestro Samuel Beckett, es un diálogo que se cuestiona el consumismo, la soledad de nuestros tiempos, y lo que sea que sigue después del concepto del fin: “El mundo está enterrado en su propio consumo, donde la inexistencia y la soledad nos acompaña ¿Qué hacer cuando todo se acaba?”, indica la sinopsis oficial. 

Gabriela Pescador, directora de la obra y responsable de la adaptación, conversó con EL INFORMADOR respecto a cómo se conformó este proyecto, nacido de las inquietudes de los jóvenes actores por el mundo que los rodea; es además, el resultado de sus estudios en el INART, pues la obra es su proyecto de graduación llevado a un terreno más formal gracias a una convocatoria para voces nuevas de Cultura UdeG. 

La inquietud constante por nuestros tiempos apocalípticos 

“Los chicos querían hablar sobre el consumismo, sobre la soledad y la inexistencia”, dice la directora, Gabriela Pescador. “El precursor más importante es Beckett. Lo que hicimos fue un montaje multidisciplinario donde tomamos diferentes textos de Beckett; ‘Final de partida’, ‘Esperando a Godot’, y ‘Los días felices’, junto con una cuestión que les interesaba mucho a los chicos, que era personas de la calle. ¿Qué pasa con esas personas que se quedan ahí esperando? ¿Qué pasa cuando se termina el mundo? Y lo único que quedan son estas tres cucarachas y una termita que tuvo suerte. Entonces ellas están en un agujero esperando ver qué pasa, si todavía existe el humano. A partir de métodos personales, los textos de Beckett y entrevistas con personas de calle, hicimos este mundo, esta adaptación”. 

“Solo las cucarachas pueden sobrevivir al fin del mundo” es el proyecto del último año de Lyndia Delgado, Daena Rodríguez, Moisés de la Cruz y Ángel Meda en el INART; ellos escogieron a la directora Gabriela Pescador, que ya había sido su maestra. 
La obra es un montaje multidisciplinario en el que los jóvenes actores trabajarán haciendo uso de distintas técnicas, además del tono de Beckett: técnicas como el performance, el vogue, el stand-up y el teatro de sombras. Para la directora, este es un proyecto interesante y profundamente experimental porque personifica por medio del teatro todo lo que atraviesa a las juventudes de nuestros tiempos. 

“Es un collage de distintas disciplinas en donde podemos hablar de esto que nos interesa donde estas ‘cucarachas’ cuentan su historia. Cómo llegaron ahí, qué están haciendo ahí, qué están esperando y qué anhelan después del fin del mundo”, dice Gaby Pescador. “Yo tengo la experiencia de trabajar con los más jóvenes, que tienen el interés de hacer muchas cosas, sobre todo de no seguir una representación formal, lineal, de la cuarta pared. Ellos buscan más la cuestión de la experimentación”.

“Es por eso que quisimos abordar este tipo de visión dentro del teatro del absurdo de Beckett, y así poder meter estas cuestiones actuales, una cuestión más contemporánea. Lo que estos chicos querían era la experimentación. Son generaciones que quieren descubrir, que quieren hablar de lo que les está sucediendo. Se cuestiona también la diversidad, las redes sociales, el hablar con el cuerpo, el performance. Lo que los jóvenes quieren es eso, la cuestión de la exploración, la rapidez escénica”.

El legado imborrable de Samuel Beckett

Gabriela Pescador hizo énfasis en el carácter social que tiene “Solo las cucarachas pueden sobrevivir al fin del mundo”, pues sus protagonistas salieron a la ciudad para conversar y entrevistar a personas en situación de calle, para así conocer su realidad y su mundo. Esto parte de sus propias inquietudes como dramaturga y como docente, pues ella lo que busca al contar una obra, es contar “las historias de la gente”. También reconoció la profunda influencia de Samuel Beckett en su trabajo. 

“Yo soy muy fanática de Beckett. Sigue siendo muy vigente. ¿Qué es lo que me inspira a mí? Las historias de las personas”, dice. “Siempre intento como directora que se hable de las personas reales. Nosotros trabajamos a partir de entrevistas, y esto contagia a los alumnos. Estamos hablando del fin del mundo y parece verdad, estamos casi en el fin de mundo, vemos cómo está el clima, hay guerras por todos lados, hablamos del apocalipsis o de la inexistencia, lo que va a quedar, que es justo lo que estamos viviendo en este momento”.

La obra viene gracias a una convocatoria semestral por parte de Cultura UdeG; los jóvenes actores, y fueron seleccionados, situación que los llenó de alegría. Está protagonizada por Lyndia Delgado, Daena Rodríguez, Moisés de la Cruz y Ángel Meda, que a la vez han formado el colectivo D’Mentes Escénicas (@d.mentesescenicas), en Instagram.

Disfruta la propuesta

“Solo las cucarachas pueden sobrevivir al fin del mundo” tendrá funciones todos los viernes de agosto (8, 15, 22 y 29), a las 7:30 de la noche en el Teatro Experimental de Jalisco, ubicado en la Calzada Independencia Sur. Boletos desde 150 pesos en preventa, 200 en general, con descuentos para la comunidad de la UdeG y para las personas de la tercera edad y con discapacidad.

CT

Cortesía de El Informador



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