Durante décadas, Sulawesi, una isla montañosa en el corazón del archipiélago indonesio, había sido un enigma en la historia humana. A diferencia de islas vecinas como Java o Flores, con hallazgos fósiles bien documentados, Sulawesi parecía un vacío en el mapa evolutivo. Pero eso ha cambiado. Un equipo internacional de arqueólogos ha descubierto en el yacimiento de Calio siete herramientas de piedra que podrían tener entre 1,04 y 1,48 millones de años, convirtiéndose en las evidencias más antiguas de presencia humana en toda la isla. El estudio, publicado en la revista Nature y liderado por investigadores indonesios y australianos, no solo adelanta en cientos de miles de años la presencia de homínidos en Sulawesi, sino que plantea incógnitas que podrían alterar todo lo que sabíamos sobre las migraciones humanas en el sudeste asiático.
Un hallazgo silencioso que hace ruido
Las herramientas, simples en apariencia pero de gran trascendencia arqueológica, fueron encontradas incrustadas en capas de sedimentos fluviales endurecidos, en un antiguo lecho de río. Estaban fabricadas en sílex (chert), una roca dura y cortante que los homínidos trabajaban mediante técnicas de percusión directa. Aunque primitivas, algunas muestran indicios de retoques posteriores, una señal de planificación y conocimiento técnico.
Este tipo de utensilios —lascas afiladas para cortar, raspar o tallar otros materiales— no son nuevos en el registro arqueológico. Lo que los hace extraordinarios es su antigüedad y localización. Hasta ahora, la evidencia más antigua en Sulawesi databa de unos 194.000 años, y estaba limitada a otros yacimientos como Talepu. Lo de Calio, sin embargo, cambia completamente la escala temporal: no estamos hablando de Homo sapiens, ni siquiera de neandertales, sino de sus lejanos ancestros, posiblemente Homo erectus o una especie aún desconocida.

El rompecabezas de Wallacea
Sulawesi se encuentra en la región biogeográfica conocida como Wallacea, una zona compuesta por islas que, a lo largo de la historia, nunca estuvieron unidas ni a Asia ni a Oceanía. Esto significa que cualquier llegada de homínidos a estas tierras requirió el cruce de barreras marítimas, incluso cuando los niveles del mar estaban bajos durante las glaciaciones. La implicación es monumental: estos homínidos cruzaron el mar más de un millón de años antes de que existiera nuestra especie, sin ayuda de barcos como los que conocemos.
Este dato sitúa a Sulawesi en la misma cronología que Flores, la isla donde se descubrió en 2004 al famoso Homo floresiensis, apodado “el hobbit”, por su baja estatura y peculiar morfología. También recuerda al hallazgo de restos en la isla filipina de Luzón, donde Homo luzonensis vivió hace más de 60.000 años. Sin embargo, en Sulawesi no se ha encontrado aún ningún fósil humano tan antiguo como los artefactos. El hueso más antiguo hallado en la isla —una mandíbula de humano moderno— apenas tiene 25.000 años.
Entonces, ¿quién fabricó estas herramientas?
Una especie perdida en el tiempo
Los investigadores han sido cautelosos en sus interpretaciones, pero reconocen que las fechas y el estilo de las herramientas apuntan, en principio, a un ancestro del Homo floresiensis o incluso a Homo erectus, que ya estaba presente en Java hace 1,6 millones de años. No se descarta que estos fabricantes de herramientas representen una población intermedia, una rama lateral de la evolución humana, tal vez una especie que aún no conocemos, una que pudo adaptarse y evolucionar de forma independiente en Sulawesi durante cientos de miles de años.
La hipótesis más aceptada actualmente es que llegaron a la isla como navegantes involuntarios, tal vez tras haber sido arrastrados en balsas naturales —troncos, raíces, vegetación— por tsunamis o corrientes oceánicas. Este fenómeno, conocido en la biogeografía como “dispersión pasiva”, también explicaría la presencia de ciertos animales terrestres en estas islas: elefantes enanos, cerdos salvajes y especies de ratas gigantes que también habitaron Flores y Sulawesi.

El análisis de las herramientas reveló que los homínidos sabían exactamente dónde y cómo golpear la piedra para obtener los bordes más afilados. En algunos casos, reutilizaron lascas grandes como núcleos para extraer otras más pequeñas, lo que sugiere un pensamiento secuencial y adaptativo. Incluso se han identificado técnicas de rotación del núcleo y plataformas de percusión bien definidas, lo que demuestra que estos homínidos no eran meros improvisadores, sino artesanos de su tiempo, aunque en una escala muy rudimentaria.
Además de las herramientas, los arqueólogos encontraron fósiles de un cerdo gigante extinto, Celebochoerus heekereni, cuya dentadura fue datada mediante técnicas combinadas de paleomagnetismo y datación por resonancia paramagnética. Los resultados confirmaron que el entorno en el que se hallaron los artefactos data de hace al menos 1,04 millones de años, con una posible antigüedad de hasta 1,48 millones de años.
¿Un antepasado común?
Este descubrimiento no solo resalta la capacidad de adaptación de los primeros homínidos, sino que también cuestiona el relato lineal de la migración humana en Asia. Si Sulawesi fue ocupada antes que Flores o Luzón, ¿pudo haber sido el origen de los “hobbits” de Flores, en lugar de un simple paso intermedio? La ausencia de fósiles humanos en Calio complica la respuesta, pero da paso a una pregunta aún más intrigante: ¿qué otras especies de homínidos han vivido en las islas del sudeste asiático y aún no hemos descubierto?
Los investigadores ya planean futuras campañas en Sulawesi para encontrar restos óseos que permitan identificar con precisión a los habitantes de Calio. Mientras tanto, el hallazgo se convierte en una nueva pieza clave del puzle evolutivo humano, una que nos recuerda que muchas partes de nuestra historia aún permanecen enterradas bajo capas de roca y sedimentos.
Porque, a veces, todo lo que se necesita para reescribir la historia de la humanidad es una lasca de piedra olvidada en un campo indonesio.
El estudio ha sido publicado en la revista Nature.
Cortesía de Muy Interesante
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