Los Juegos Olímpicos de París del año pasado fueron históricos por varias razones. Una de ellas es que fueron los primeros en los que la participación de hombres fue igual a la de mujeres, 5.250 de cada sexo. Fue precisamente una francesa la que hizo posible que la mujer se integrara en el movimiento olímpico, y esa mujer es la protagonista del artículo de este domingo: Alice Milliat.
Alice Josephine Marie Million nació el 5 de mayo de 1884 en Nantes, Francia. En 1904 viajó a Inglaterra, donde conoció a su marido, Joseph Milliat, también natural de Nantes, y donde Alice empezó a practicar remo, natación y hockey hierba.
Su marido murió en el año 1908 y ella se dedicó a viajar por el mundo, donde aprendió idiomas, lo que lo hizo regresar a Francia como traductora tras el estallido de la Primera Guerra Mundial.
Aunque desde los Juegos de 1900 las mujeres competían en golf y tenis, el atletismo seguía vedado para su género. Alice Milliat fue la impulsora de la Fédération Française Sportive Féminine en 1917, convirtiéndose en tesorera y, en marzo de 1919, en su presidenta.
En 1917, la protagonista del artículo de hoy organizó un torneo de fútbol femenino, con notable éxito, y en 1919, Milliat solicitó a la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) que incluyera eventos de atletismo femenino en los Juegos Olímpicos de 1924, pero la IAAF se negó.
En 1920, Milliat organizó un equipo de fútbol femenino que hizo una gira por Reino Unido y al año siguiente, participó en la creación de la Fédération Sportive Féminine Internationale (FSFI) y en la organización de la Olimpiada Femenina de 1921, que se celebró en Montecarlo. En 1922 se organizó otra, en París, en la que participaron 300 atletas, representando a siete naciones, y que congregó a públicos de hasta 20.000 personas.
Se llevaron a cabo once eventos de atletismo, y el COI se sintió ofendido, pero se vio obligado a negociar: a cambio de añadir 10 pruebas femeninas a los Juegos Olímpicos de 1928, pidió a Milliat y a la FFSF que dejaran de usar el nombre de ‘Olimpiada’ y el evento pasara a llamarse Juegos Mundiales Femeninos.
Milliat y la FSFI presionaron y lograron que el COI finalmente integró cinco pruebas femeninas de atletismo en los Juegos Olímpicos de 1928, pero aún lo consideraban insuficiente (porque masculinas había 22).
En 1930 y 1934 hubo de nuevo Juegos Mundiales Femeninos, y tras ellos, Alice Milliat dio un ultimátum a COI e IAAF: integrar plenamente los Juegos Olímpicos de 1936 o ceder toda la participación femenina a la FSFI. Esto llevó a la IAAF a nombrar una comisión especial para cooperar con la FSFI, que cedió el control del atletismo femenino internacional a la IAAF a cambio de un programa ampliado y el reconocimiento de los récords establecidos en los Juegos Femeninos.
Aunque la FSFI había organizado eventos con un número cada vez mayor de participantes y había ampliado su membresía de las cinco naciones iniciales a treinta países en los Juegos de 1922 en 1936, nunca se volvió a reunir después de la decisión sobre los Juegos Olímpicos de 1936, y la lucha de Milliat por el deporte femenino terminó. Bajo sucesivos presidentes del COI, la proporción de mujeres competidoras en los Juegos Olímpicos nunca pasó del 15% hasta la década de 1970.
Además de un feminismo enfocado al deporte, Milliat también lo practicaba en lo político y abogaba por el sufragio femenino.
Milliat murió en París el 19 de mayo de 1957. Tenía 73 años de edad. Está enterrada en su Nantes natal.
El legado de Alice Milliat sigue vivo, ya que en 2016 nació la Fundación Alice Milliat para la promoción del deporte femenino en Francia y el resto de Europa. Además, el 8 de marzo de 2021 se inauguró una estatua de Alice Milliat en la sede del Comité Olímpico Francés en París.
Espero que os haya gustado el artículo. Hasta la próxima semana.
Cortesía de 20 Minutos
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