¿Quién le teme a la generación Zeta?


El Gobierno de Claudia Sheinbaum no le tiene miedo a la generación Zeta, le tiene pavor. Tiene toda la razón. Si los jóvenes, los jóvenes de verdad, los que tienen entre 15 y 29 años, salen a la calle masivamente el próximo sábado, abróchense los cinturones porque habrá turbulencias. De ahí el interés por desacreditar la marcha desde antes, de acusar a la oposición de calentar el ambiente y promover la marcha. Curioso, la presidenta está acusando a la oposición de haber entendido al fin qué es ser oposición.

¿Cuál es el agravio del gobierno a esta generación, se preguntan en el gobierno? Es, junto con los viejitos, el grupo social más atendido: para ellos se creó el programa “Jóvenes construyendo el futuro” y se inventaron y otorgaron muchas becas. El gobierno cree que ha atendido muy bien a los jóvenes y, sin embargo, amenazan con salir a la calle a protestar.

La generación Zeta tiene mala reputación entre los mayores. Le llaman la generación de cristal y tiene fama de apolíticos e inestables laboralmente. Por eso ha sorprendido la manera en que salieron a la calle. En menos de 45 días tumbaron los gobiernos de Nepal y Kenia y pusieron a temblar a las autoridades en Perú, Indonesia y Filipinas. Los apáticos y apolíticos resultaron no serlo tanto. Lo que despertó a los jóvenes de la generación Zeta en Nepal fue una ley para prohibir las redes sociales, a lo que luego sumaron causas como la ostentosa forma de vida de los políticos.

En México les enojó el impuesto de ocho por ciento a los videojuegos violentos, pero lo que derramó el vaso fue la violencia. “Al principio iba a marchar por el impuesto a los videojuegos, pero no puedo ignorar la inseguridad”, escribió en un muro de noticias Carlos Daniel, un joven gamer de la Ciudad de México. Observando lo que ha sucedido en otros países, particularmente en Nepal y Perú, no es difícil que la protesta se vuelque contra la forma de vida de los hijos de los políticos. Y ahí, por supuesto, los vástagos de López Obrador son candidatos perfectos para concentrar la ira juvenil.

Tiene razón el gobierno de Claudia Sheinbaum en estar preocupada por la marcha de la generación Zeta. En lo que se equivoca es que no importa quién convoque, lo único que importa es quién asista el próximo sábado. Las famosas marchas de defensa del INE, la llamada “marea rosa”, nunca tuvieron efecto porque los asistentes promediaban cerca de 60 años. Si en las marchas de este fin de semana los jóvenes salen a las calles, lo difícil será regresarlos a sus casas sin un trofeo.

Habrá que ver qué pasa el sábado 15 en la Ciudad de México y en las principales capitales del país, pero, por supuesto, que hay buenas razones del gobierno para temerle a la generación Zeta.

Cortesía de El Informador



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