¿Quién sobrevive y quién no? Las difíciles decisiones éticas en ‘Deep Impact’

Una cinta más de cine catastrofista que, sin embargo, permite, con su ritmo, atender a la transformación de los personajes ante su esperable destino. En Deep Impact, nuestro planeta, como todo lo que existe, tiene un tiempo de vida limitado; pero la ciencia ficción ha producido varios títulos que parecen ansiosos por adelantar su final unos cuantos millones de años y liquidarlo total o parcialmente con el choque de un gigantesco cuerpo celeste, por ejemplo. Existen evidencias de que ha ocurrido en otras épocas, con impactos que, si no han aniquilado toda la vida en la Tierra, sí han alterado radicalmente su rumbo.

El cine ha tardado en reflejar esta idea con dignidad, aunque es justo reconocer que Deep Impact, quizá el título definitivo sobre el tema, recoge aportaciones de películas anteriores a las que no les fue tan bien en la taquilla.

En el primer título importante, Cuando los mundos chocan (1951) se fabricaba un cohete espacial con el que una pequeña parte de la humanidad partía hacia otro planeta donde poder sobrevivir antes de que se produjera la colisión fatal; y Meteoro (1979) presentaba a Estados Unidos y la Unión Soviética trabajando juntos para destruir con misiles el cuerpo celeste. La escasa calidad de los efectos especiales de esta cinta tuvo mucho que ver con su fracaso comercial.

Una amenaza desde el cielo, una respuesta desde la Tierra

Cuando se filmó Deep impact, el mundo había cambiado y los trucajes en el cine habían avanzado lo bastante como para proporcionar un espectáculo creíble.

En 1998 se estrenó también Armageddon, que trataba sobre el mismo tema; es muy entretenida, aunque resulta imposible de creer que ni siquiera Bruce Willis pueda salvar a la humanidad del asteroide en solo ¡dieciocho días!

Ambos títulos, eso sí, recurrían al mismo truco que Meteoro: si se hace una película sobre la inminente destrucción de la humanidad por el impacto de un cuerpo celeste gigantesco, y al final ese impacto no se produce, el público sentirá que le han estafado. Pero siempre puede recurrirse a los fragmentos que, de todos modos, chocarán con la Tierra, para asegurar suficientes escenas de destrucción.

¿Quién sobrevive y quién no? Las difíciles decisiones éticas en 'Deep Impact' 1
Una ola gigante arrasa Nueva York tras el impacto del fragmento más pequeño del cometa. Ilustración artística: DALL-E / ERR.

La Mesías: el último intento por evitar la catástrofe

En Deep Impact, todos los países se unen para luchar contra la aniquilación, si bien los principales esfuerzos corren a cargo de Rusia y Estados Unidos.

El asteroide que amenaza a la Tierra se ha partido en dos, y solo se puede preparar una nave con armamento nuclear, la Mesías, que acabe con el de mayor tamaño; el más pequeño impactará contra el planeta, causando graves daños, aunque sin llegar a borrar a la humanidad del mapa.

En Estados Unidos, se prepara un refugio subterráneo para un millón de personas, que serán elegidas por sorteo. En el último minuto, la Mesías consigue su objetivo, aunque ello supone el sacrificio de toda su tripulación.

El otro cometa impacta en el océano Atlántico, lo que causa un gigantesco tsunami que barre Nueva York y otras ciudades costeras.

Una catástrofe con emoción contenida 

El argumento sigue la estructura básica de las películas de catástrofes: por un lado, tenemos a los profesionales, desde los astronautas que aceptan participar en una misión suicida hasta científicos, militares y el presidente de Estados Unidos; y por otro, a la gente corriente y su comportamiento durante los meses de espera.

Las previsibles reacciones de pánico colectivo se unen a las de quienes consiguen salvarse subiendo a las montañas, y las de aquellos que aceptan su suerte tras haber hecho las paces consigo mismo y con sus allegados.

Este largo periodo de preparación para evitar lo peor, o resignarse a ello, es lo que da a Deep Impact un mayor aire de verosimilitud; el cometa destructor es una prueba para la humanidad, tanto para los estamentos que la dirigen como para los ciudadanos que la constituyen.

¿Quién sobrevive y quién no? Las difíciles decisiones éticas en 'Deep Impact'
El presidente de EE. UU. anuncia que solo un millón de personas podrán acceder al refugio subterráneo. Ilustración artística: DALL-E / ERR.

Un enfoque narrativo más humano que heroico

A diferencia de otras películas de desastres estrenadas en la misma época, Deep Impact apostó por un enfoque menos ruidoso y más introspectivo.

El guion, firmado por Bruce Joel Rubin (ganador del Óscar por Ghost) y Michael Tolkin (The Player), evita el espectáculo pirotécnico para centrarse en las emociones y dilemas de sus personajes.

La historia no se construye en torno a un héroe único, sino a una serie de personas comunes —una periodista, una familia separada, un adolescente enamorado, un presidente que duda— que reaccionan de forma realista ante el fin del mundo.

El resultado es una película coral, que distribuye el protagonismo entre múltiples líneas narrativas y ofrece un retrato más democrático —y emocionalmente creíble— del desastre.

La puesta en escena

Este enfoque se nota incluso en la puesta en escena. La directora Mimi Leder eligió no mostrar el impacto principal hasta muy avanzada la película, permitiendo que el peso dramático recayera en las decisiones humanas previas: a quién se salva, cómo se despide una familia, quién se sacrifica.

Esta decisión también marcó una diferencia frente a Armageddon, estrenada el mismo año, que apostó por un tono más explosivo y humorístico.

Aunque Deep Impact tuvo menor taquilla, su aproximación más íntima y sobria fue bien recibida por la crítica, y con el tiempo se ha consolidado como una de las películas de catástrofes más respetadas por su madurez narrativa y su tratamiento del apocalipsis.

Apocalipsis
A diferencia de otras cintas del género, la catástrofe en “Deep Impact” es también un proceso interior. Ilustración artística: DALL-E / ERR.

Un apocalipsis desde la presidencia: Morgan Freeman y el poder sereno

Uno de los elementos más recordados de Deep Impact es la interpretación de Morgan Freeman como el presidente de Estados Unidos. Fue la primera vez que un actor afroamericano asumía ese rol en una superproducción de Hollywood, y su presencia aportó una mezcla de autoridad, serenidad y empatía que definió el tono de la película.

En lugar de gritar órdenes o protagonizar escenas dramáticas, Freeman ofrece discursos reflexivos, cargados de gravedad, que refuerzan el carácter contenido del relato.

El guion lo muestra como un líder racional, que informa al público con transparencia y asume decisiones difíciles, como la creación de un sorteo nacional para acceder a los refugios subterráneos. Su figura encarna una presidencia no heroica, sino responsable, consciente de sus límites. En un género que suele caricaturizar al poder político, Deep Impact construye un liderazgo creíble, que prioriza el bien común sobre el espectáculo.

Esta representación marcó un precedente importante en el cine de catástrofes. Freeman no solo aportó carisma y dignidad, sino que consolidó la idea de que una figura presidencial podía actuar con calma y realismo ante el fin del mundo. Su papel ha sido citado en múltiples ocasiones como un modelo de liderazgo cinematográfico, y sigue siendo una de las imágenes más icónicas de la película.

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: