¿Quiénes fueron Federica Montseny y Hannah Arendt?

“Dos de mis personajes históricos preferidos son Federica Montseny y Hannah Arendt. La española Federica Montseny Mañé fue una militante anarquista que luchó por cambiar el mundo que le tocó vivir y sufrir. Muy crítica con el Estado, fue, sin embargo, la primera mujer en ocupar un cargo ministerial en la España de la Segunda República, y una de las primeras de Europa Occidental.

Todavía hoy, más de 80 años después, su concepción de la política social resulta adelantada. Escribió decenas de novelas cortas para mujeres proletarias, mientras con su oratoria y sus artículos propagaba sus ideas revolucionarias sobre pedagogía, feminismo, pensamiento crítico o libertad individual.

En cuanto a Hannah Arendt, fue una filósofa judeoalemana exiliada a causa del nazismo. Durante el juicio en Israel a Adolf Eichmann, alumbró un nuevo modo de entender el mal y sus consecuencias: la posibilidad de ir más allá y tratar de hallar la razón por la que el mundo, no solo Alemania, pudo llegar a la brutalidad total.

Hannah Arendt
La filósofa Hannah Arendt, apátrida desde que el gobierno nazi le retiró la nacionalidad alemana en 1937 hasta 1951, cuando Estados Unidos le otorgó la ciudadanía. Foto: AGE.

Su análisis de los totalitarismos, de la colaboración judía, de la banalidad del mal, de las revoluciones o de la democracia directa aún tienen mucho que enseñarnos, si no queremos dar el mando a nuestra ignorancia y cobardía.

Elijo a estas dos mujeres por varias razones. A una, Federica, por imaginar un mundo mejor para todos, pleno de libertad e igualdad; a la otra, Hannah, por luchar por el entendimiento, el perdón real y la autocrítica. Ellas, en su momento, supieron articular una acción y una teoría que sirvieron de ejemplo, de inspiración, de utopía y de crítica. Se convirtieron en figuras tan incómodas como admiradas. Eso sí, fueron anacrónicas en muchos sentidos y también se equivocaron, lo que las hace más perfectamente imperfectas.

Esta imagen de Federica Montseny fue tomada en 1946, en su exilio de Toulouse. Foto: Getty.

Más visibilidad para estas y otras mujeres

Ninguna de las dos tiene el reconocimiento histórico que se merece: son mujeres, lo que las coloca en la tercera división de los reconocimientos. Me pregunto si el estudio de la historia actual quiere solo titulares, personajes llamativos. Yo prefiero la idea de Benjamin del “trapero de la historia”. Ahora tendemos a confundir lo brillante con lo profundo; como decía el tango: “Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”. Ahora que estoy estudiando las vidas de estas dos grandes mujeres tengo una sensación extraña, mitad vergüenza, mitad orgullo, de querer entender y vivir en el mundo que imaginaron”.

Cortesía de Muy Interesante



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