¿Quiénes son los dos activistas venezolanos atacados en Bogotá y qué hay detrás del atentado?

El exilio no los protegió del todo. El pasado lunes 13 de octubre, los activistas venezolanos Luis Alejandro Peche y Yendri Velásquez fueron víctimas de un atentado a tiros en el norte de Bogotá. Ambos resultaron heridos en las piernas cuando salían de una vivienda en el barrio Cedritos, y se recuperan en el Hospital Reina Sofía, fuera de peligro.

Según la versión oficial de la Policía, tres hombres que se movilizaban en un automóvil interceptaron a los activistas en la carrera 19 con calle 134 y les dispararon unas 19 veces antes de huir del lugar. Un detalle revelado por los investigadores que ha despertado especial preocupación tiene que ver con el hecho de que el vehículo desde el que se efectuaron los disparos habría salido del mismo conjunto residencial donde estaban las víctimas, apenas minutos antes del ataque.

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La hipótesis preliminar apunta a que los agresores conocían de cerca los movimientos de los activistas o incluso pudieron tener acceso a su entorno residencial. “El caso no da indicios de que haya sido un ataque con el fin de asesinarlos, sino más bien de enviar un mensaje”, señaló una fuente a El Tiempo. Las armas empleadas no eran de fuego convencional, sino armas traumáticas modificadas, un patrón atípico que refuerza la teoría de que se trató de un acto de intimidación o advertencia.

El atentado ha provocado alarma entre organizaciones de derechos humanos que acompañan a exiliados venezolanos en Colombia. Peche y Velásquez habían denunciado recientemente seguimientos, mensajes amenazantes y un clima de hostigamiento creciente, pese a haber solicitado refugio político en el país.

Las autoridades investigan si el ataque está relacionado con su activismo o con presiones de redes vinculadas al régimen de Nicolás Maduro, que en los últimos años se ha extendido más allá de las fronteras venezolanas para perseguir voces disidentes.

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Aunque no se descarta ninguna línea, los indicios apuntan a que el atentado fue un mensaje directo contra dos figuras visibles de la sociedad civil venezolana, conocidas por su trabajo en derechos humanos, comunicación política y defensa de minorías.

Yendri Omar Velásquez Rodríguez es uno de los defensores LGBTIQ+ más reconocidos de Venezuela. Fundador del Observatorio Venezolano de Violencias LGBTIQ+, ha dedicado más de una década a documentar agresiones, discriminación y discursos de odio impulsados por autoridades estatales y grupos religiosos afines al chavismo.

En 2024, su labor fue reconocida internacionalmente con el Premio de Derechos Humanos y Estado de Derecho otorgado por las embajadas de Francia y Alemania. Pero ese mismo año también fue víctima de la persecución que hoy lo mantiene fuera de su país. En agosto, cuando se disponía a viajar a Ginebra para participar en una sesión del Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial, fue detenido arbitrariamente en el aeropuerto de Maiquetía y su pasaporte fue anulado.

Semanas después, optó por exiliarse en Colombia. Velásquez tuvo que iniciar un proceso formal de solicitud de refugio, acompañado por la Defensoría del Pueblo, proceso que aún no ha tenido respuesta. La situación fue denunciada públicamente por Gina Romero, relatora especial de la ONU para la Libertad de Asociación y Asamblea, quien lamentó en la red X que la petición “sigue sin respuesta”, a pesar del riesgo demostrado que enfrenta el activista.

Desde Bogotá, Velásquez ha continuado su trabajo de incidencia internacional, alertando sobre el cierre de ONG, la censura y la aprobación de leyes “anti-sociedad civil” por parte del Parlamento controlado por el chavismo. “Venezuela es hoy un territorio donde defender derechos humanos se considera un acto político, y hacerlo desde la comunidad LGBTIQ+ es casi un delito moral para el poder”, declaró en una entrevista reciente.

Luis Alejandro Peche Arteaga, de 34 años, es internacionalista y consultor político. Fue asesor en la Asamblea Nacional de Venezuela entre 2017 y 2018, durante la presidencia parlamentaria de la oposición, y trabajó en organizaciones como Voto Joven, que promovían la participación electoral de los jóvenes en el exterior.

Su trayectoria como analista y consultor lo hizo visible en medios venezolanos y latinoamericanos, lo que también lo convirtió en blanco de presiones. En mayo de 2025 decidió abandonar Caracas tras recibir amenazas directas y enterarse del secuestro de un periodista amigo suyo por parte de agentes de inteligencia del régimen.

A diferencia de Velásquez, Peche cuenta con nacionalidad colombiana, lo que le permitió permanecer en el país sin necesidad de realizar trámites migratorios o de refugio. Desde Bogotá ha continuado ofreciendo asesorías políticas y denunciando la represión sistemática contra opositores y activistas en Venezuela.

El atentado contra Peche y Velásquez se produce en un momento de tensión. Diversas organizaciones han denunciado que servicios de inteligencia del régimen han expandido sus operaciones para vigilar y amedrentar a activistas refugiados en países vecinos.

El hecho de que el vehículo de los atacantes saliera del mismo conjunto residencial donde vivían las víctimas abre la posibilidad de una infiltración o seguimiento planificado, lo que para algunos analistas sugiere la existencia de redes locales colaborando con intereses externos.

A pesar del miedo y la incertidumbre, ambos activistas han asegurado a sus allegados que no planean abandonar Colombia ni suspender su trabajo.

“Yendri llegó a Colombia tras ser secuestrado en agosto de 2024 por su labor en defensa de los derechos humanos. Luis Peche también huyó del hostigamiento político en Venezuela y buscaba protección en Bogotá”, escribió en sus redes sociales la Nobel de Paz, María Corina Machado.

La líder opositora la régimen de Maduro, quien vive en la clandestinidad desde hace varios meses, solicitó a las autoridades colombianas una investigación inmediata y transparente..

“Exigimos justicia y protección para quienes han buscado refugio en Colombia por escapar de la represión”, subrayó Machado.

Cortesía de El Colombiano



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