“Radical y fascinante”: ¿es “Lux”, de Rosalía, el mejor álbum del año?

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    • Autor, Mark Savage
    • Título del autor, Corresponsal de Música de la BBC

A lo largo de su breve historial discográfico, Rosalía nunca se ha topado con una convención que no hubiese podido romper.

Nacida en Barcelona, la cantante ha pasado los últimos siete años innovando a una velocidad que hace parecer a sus artistas contemporáneos cómicamente perezosos.

El siguiente, “Motomami” en 2022, fue un éxito pop locamente innovador, entrelazando géneros latinoamericanos como cumbia y reguetón con los chasqueadores ritmos de hip-hop y sus juguetonas y ondulantes melodías.

Con letras sobre fama, sexo y autoconocimiento, “Motomami” debutó en el tope de la lista global de álbumes exitosos de Spotify, fue galardonado como álbum del año en los Grammy Latinos, y se convirtió en el disco con las mejores reseñas en 2022 en Metacritic, incluso superando el celebrado “Renaissance” de Beyoncé.

Después de que Rosalía terminó la gira musical de su elogiado álbum hace tres años, sus fans se quedaron adivinando qué vendría ahora.

La respuesta la revela en su cuarto álbum, “Lux”, lanzado al mercado este viernes.

La carátula de

Fuente de la imagen, Rosalía/Columbia Records

En lugar de seguir los pasos de sus predecesores, “Lux” forja su propio, singular camino; empleando la formación clásica que Rosalía recibió en la prestigiosa Escuela Superior de Música de Cataluña.

Grabado con la Orquesta Sinfónica de Londres, y contando con múltiples arreglos de la ganadora del Premio Pulitzer Caroline Shaw, es un opus operático radical y rebelde que no suena como nada en la esfera del pop.

El primer sencillo “Berghain” improvisa sobre el réquiem “Dies Irae” de Verdi, con las cuerdas tocadas con cuchillos serrados acompañados de un coro alemán que canta sobre el miedo y la ira, hasta que Bjork llega para informar a todos que “la única manera de salvarnos es a través de la intervención divina”.

Otra selección para resaltar, “Reliquia”, corta y edita el sonido de un cuarteto de cámara en patrones electrónicos irreconocibles, a medida que Rosalía se reconcilia a la idea de que ella se entrega demasiado al amor, y coloca la belleza en esa vulnerabilidad.

“Coge un trozo de mí/Quédatelo pa’ cuando no esté/Seré tu reliquia”.

Madona, otra semejante iconoclasta del Pop, ya se ha declarado una fanática, publicando un mensaje a Rosalía en Instagram, reconociendo: “No puedo dejar de escuchar! Eres una verdadera visionaria!!!”.

“Terrorista emocional”

Ensamblado a lo largo de tres años, “Lux” es una reflexión sobre un período de turbulencia personal y personal de la artista de 33 años.

En ese lapso, Rosalía rompió su compromiso de matrimonio con la estrella puertorriqueña de reguetón Rauw Alejandro, despidió a su representante para optar por el de Adele, Jonathan Dickins, y logró su primer rol principal de actuación en el drama de adolescencia “Euphoria”.

Su rompimiento con Alejandro parece haber inspirado la letra más punzante del disco. “La perla” está dirigida a un hombre a quien llama un “terrorista emocional” y “medalla olímpica de oro al más cabrón”, con vivaces arreglos de valse que delatan cómo se está divirtiendo con esa letanía de insultos.

La catártica “Focu ‘Rani” (sólo disponible en copias en CD y vinilo) combina una desoladora melodía con fragmentos vocales revueltos; reflejando la agitación emocional de una novia que cancela su boda a último momento.

En una entrevista con el diario francés Le Monde, comentó que la canción estuvo inspirada en su tocaya, Santa Rosalía de Palermo, que abandonó el altar para dedicar su vida a Dios.

“Encontré esa coincidencia muy loca”, expresó la estrella, aunque rehusó elaborar, diciendo simplemente que era una “larga historia”.

Rosalía en el escenario, vestida de blanco con un micrófono y acompañada de un grupo de bailarines vestidos de rojo

Fuente de la imagen, Getty Images

Una búsqueda de realización espiritual subraya el resto de “Lux”, cuyo título en latín quiere decir “luz”.

“Sauvignon Blanc” es una fina balada que contiene una promesa autocrítica: “A mi Dios escucharé/Mis Jimmy Choo yo las tiraré”; mientras que el deslumbrante acelere de dopamina de “Divinize” la encuentra, en palabras de Loki, cargada de un glorioso propósito.

“Bruise me up, I’ll eat all of my pride/I know that I was made to divinize” (“Lastímame, me tragaré mi Orgullo/Sé que nací para divinizar”)

Pero son los momentos más meditabundos los que te dejan sin aliento. La pista final, “Magnolias”, es una delicada aceptación de la muerte: “Y lo que no hice en vida, lo hacéis en mi muerte”.

Y la tierna, tenue “La Yugular” es un reconocimiento de lo divino en la Tierra que celebra nuestra humanidad compartida.

“Yo quepo en el mundo/Y el mundo cabe en mí/Yo ocupo el mundo/Y el mundo me ocupa a mí”, canta con ojos asombrados.

La canción termina con una grabación de Patti Smith en 1976, exhortando a los artistas a que rompan con las expectativas.

“Fuercen la entrada para pasar al otro lado”, exclamó la legendaria estrella del rock. “Atravesar una puerta no es suficiente, un millón de puertas no son suficientes”.

Como algo que encapsula el impulso creativo de Rosalía, es casi demasiado perfecto.

Rosalía con la cabeza recostada y mirada serena

Fuente de la imagen, Rosalía/Columbia Records

Adelantándose al lanzamiento del álbum, la cantante aconsejó a sus fanáticos a escuchar “Lux” con audífonos en un cuarto oscuro, llamándolo el antídoto a las tendencias de TikTok y los videos virales.

“Entre más estemos en la era de la dopamina, más quiero lo opuesto”, expresó al diario The New York Times. “Sé que es mucho pedir, pero eso es lo que quiero”.

Quienquiera que acepte ese desafío recibirá abundantes recompensas.

A pesar de la gran presencia orquestal, “Lux” es un álbum completamente moderno, con una producción de punta y un fraseo de hip-hop que se cuela en la deslumbrante voz operática de Rosalía.

Una artista menor hubiera podido quedar aplastada por el peso conceptual de la producción -cantando en 14 idiomas, a lo largo de cuatro movimientos, inspirada en los escritos místicos de la filósofa francesa Simone Weil- pero, de alguna manera, logra evitar caer en la trampa.

“Simplemente quiero divertirme haciendo música”, la contó a Nick Grimshaw en el programa BBC 6 Music, “y la única manera es siempre intentando hacerla de manera diferente. Quieres los extremos. Quieres los opuestos”.

“Es como un péndulo. En Motomami era de inventar palabras. En Lux es de tratar de ver cómo encuentro una manera de escribir letras que puede ser labradas en piedra”.

El resultado es un álbum que es audaz pero accesible.

Apaga las luces, préstale toda tu atención, y descubre a una de las artistas más singulares, originales de nuestro tiempo.

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Cortesía de BBC Noticias



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