Rata Blanca vuelve a un estadio en CABA y Walter Giardino desata la polémica: “No creo que el rock deba tener letras profundas”

Al mejor estilo Aníbal Troilo, el guitarrista Walter Giardino podría decir “Siempre estoy llegando” o exclamar “¡Si yo nunca me fui!”, porque hace décadas que cada show de Rata Blanca en Buenos Aires parece un regreso después de mucho tiempo, aunque la realidad sea otra. La confusión se origina en el hecho que la legendaria banda formada en 1985 realiza grandes giras internacionales desde 1993 y el líder estuvo muchos años instalado en España.

Esta temporada, sin embargo, tienen más presencia de lo habitual: el grupo de hard rock estuvo en el último Quilmes Rock en Tecnópolis y ahora celebrará un hito en su carrera el miércoles 19 de noviembre en el Movistar Arena: los 35 años de su icónico álbum Magos, espadas y rosas, un disco que marcó un antes y un después para ellos y para el género del heavy clásico.

Rata Blanca celebra los 35 años de su famoso segundo disco, Rata Blanca celebra los 35 años de su famoso segundo disco, “Magos espadas y rosas”. Foto de prensa: gentileza Diego Madurga

Lanzado en 1990, ese trabajo incluía hits inmortales como La leyenda del hada y el mago, Mujer amante y El camino del sol. Les permitió llenar Obras, el estadio de Vélez y las principales ciudades del interior del país, el paso previo a iniciar shows por toda América Latina, España y los Estados Unidos.

Desde entonces, Rata Blanca atravesó todo tipo de crisis internas, desde cambios de formación y las partidas (y regresos) del cantante Adrián Barilari, hasta una separación entre 1998 y 2000. Hoy llevan dos décadas disfrutando de estar la categoría de auténticos clásicos, con fans de varias generaciones y un repertorio lleno de energía y grandes canciones, siempre con Walter Giardino al mando del barco.

Las giras fuera del país

Antes de este nuevo show importante en CABA, el guitarrista y líder de Rata Banca charló con Clarín y contó detalles del momento actual del grupo, además de repasar algunos recuerdos de sus inicios.

Walter Giardino en vivo con Rata Blanca. Foto: IGWalter Giardino en vivo con Rata Blanca. Foto: IG

-Es impresionante la cantidad de conciertos que ya hicieron este año, pero en realidad creo que no es nada nuevo para ustedes hacer 50-70 shows.

-Es lo habitual. Hace unos diez o doce años que esa cantidad de shows es un poco el estándar, obviamente el 90% fuera de la Argentina. ¡Es una cantidad de gente increíble por año, unas 200 mil personas! Es un hecho bastante particular, porque en el rock no suelen suceder esas cosas, y mucho menos mantenerse en el tiempo. Realmente me sorprende mucho, pero bueno, las canciones son las que provocan eso.

-Una particularidad de las bandas que se convierten en clásicas es que van fans de todas las edades, y no sólo sus viejos seguidores.

-Sí. El espíritu de las canciones de las bandas son las que de alguna forma impactan a todas las generaciones. A mí me sorprende mucho que siga habiendo chicos jóvenes en el público. O sea, nosotros envejecemos, pero el público no. Por eso la música no pierde intensidad ni energía. No es una moda ni un cuadro ideológico, por decirlo así. Yo no comparto la ideología con la música, porque la música siempre es lo primero. Recién después vienen las letras.

No creo que el rock deba tener necesariamente letras profundas. Históricamente, el rock no se distingue por eso, y se comprueba si analicemos las letras de las mejores bandas del mundo. En general hablan de cuestiones bastante simples. Sin embargo a veces parece que en la Argentina la gente posiciona a la letra sobre sobre la música.

Rata Blanca en uno de los shows de su actual gira internacional. Foto: IGRata Blanca en uno de los shows de su actual gira internacional. Foto: IG

-Gran parte del público no entiende lo que dicen las bandas de afuera y de todas formas le impactan las canciones.

-No es como cuando éramos chicos, cuando nosotros que no entendíamos el inglés y no nos importaba. Agarrá la letra de un hit como Smoke on the water, y en realidad habla de una noche donde está tocando Frank Zappa y se incendia el lugar. La profundidad de la letra no muy grande, pero es uno de los temas más grandes de la historia.

-No sé si lo notaste, pero en los últimos 20 años surgió un público nuevo que por suerte no es tan prejuicioso y puede pasarla bien en un festival donde hay artistas de distintos estilos. ¡Antes les tiraban tomatazos!

-Eso está bueno. Nunca estuve de acuerdo con mirar mal a un género diferente. Yo me crié en un barrio, el Bajo Flores, donde escuchaba rocanrol y música de todo tipo. Mi familia escuchaba tango y mucha música clásica, además de cumbia, pasodobles y tarantela. ¡Mi viejo era fanático de Larralde y Zitarrosa! Me criaron en un ambiente de música muy amplio, entonces para mí lo que importa es lo real. En cambio otra gente se toma las cosas de una manera demasiado fundamentalista.

-¿Cómo te llevás con el ritmo intenso de las giras de Rata Blanca? No sos para nada viejo, pero ya no sos tan joven.

-Es como hacer el doctorado. Lo llevás con naturalidad mientras el cuerpo aguante. No es fácil y es bien sacrificado porque ya tenemos una edad donde lo más complicado son los viajes y la cantidad de shows que a veces se pegan unos con los otros, por ejemplo cuatro shows seguidos. Pero bueno, de alguna manera hemos desarrollado una técnica que nos permite disfrutar lo que hacemos.

Walter Giardino volverá con Rata Blanca el 19 de noviembre a Buenos Aires. Foto de prensa gentileza Diego MadurgaWalter Giardino volverá con Rata Blanca el 19 de noviembre a Buenos Aires. Foto de prensa gentileza Diego Madurga

-Metallica pidió a su manager sólo tocar los fines de semana.

-Sí, pero es una realidad muy diferente y se pueden dar los lujos que lamentablemente el rock latino muy difícilmente pueda tener. Sobre todo porque no hay público masivo para todos los exponentes del género. Cada uno arma su carrera lo mejor que puede, y yo nunca hice nada que no me gustara. Y eso tiene un costo.

-Otra cosa que enseñan los más grandes del rock es que se pueden hacer giras a los 70-80 años. No hay edad para jubilarse al hacer rock.

-Mientras todas las cuestiones funcionen, voy a hacerlo. A veces fantaseo con cómo sería si me retirara de la música, y pienso que quizás tomaría un camino más blusero, porque es algo que siempre me gustó y que es muy difícil aplicar en una banda de rock donde es muy difícil sacar a la gente de esas etiquetas. La gente habla de Walter como si fuese un neoclásico, y no es así.

El boom del segundo disco

En 1985, Walter Giardino se fue del grupo V-8 y armó Rata Blanca, que recién en 1988 lanzó su primer álbum, donde la voz era de Saúl Blanch. Tuvieron algunos hits dentro del mundo del rock, como Chico callejero y El sueño de la gitana, pero enseguida se fue el cantante y tuvieron que ponerse a probar reemplazos en el medio de giras y los preparativos del segundo disco. Así, casi a las apuradas y a los tumbos, ingresó Adrián Barilari y grabaron Magos, espadas y rosas.

Rata Blanca celebra los 35 años de su segundo disco, el del hit Rata Blanca celebra los 35 años de su segundo disco, el del hit “Mujer amante”. Foto: IG

“En esa época era una banda -explica Walter- en una especie de estado de gracia, porque hubo un cimbronazo tremendo con la salida de de Saúl y yo realmente no veía cómo íbamos a salir de eso. ¡No tenía un panorama! Rata siempre hizo las cosas muy honestamente y en ese aspecto fue muy real, para bien y para mal. Saúl era bastante más grande que nosotros, tenía su familia y había un montón de cosas que no eran compatibles con tipos de 25,27 años. Pero cuando las cosas tienen que suceder, suceden. En ese momento me hablaron de Adrián y vi que era una pieza que iba a encastrar muy bien en muchas melodías que había compuesto. Vino a la prueba y la rompió. Se hizo una muy buena producción y a partir de ahí explotaron las canciones y pasó todo lo que pasó después”.

-¿Dónde estás viviendo actualmente?

-No tengo lugar fijo. Hace seis meses que estoy de gira con mi mujer y mi hija de un año y medio. Volver un poquito a la Argentina y al Movistar va a ser una noche muy especial, muy linda, más allá de lo que se festeje. Para nosotros estar en un show en Buenos Aires es hermoso: es algo que estamos esperando. Uno nació donde nació y jamás me olvido de eso. La verdad que el día que se sepa la historia de Rata en toda su dimensión se van a asombrar muchísimo. No sólo porque sonaba bien sobre los escenarios o porque se hicieron buenas canciones, sino porque se vivieron un montón de cosas increíbles. Es una banda de verdad y me siento muy orgulloso porque siempre fue auténtica en todos los escenarios.

Cortesía de Clarín



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