Rebeldía en la Marina


El discurso del secretario de Marina ayer fue un acto de rebeldía.

El almirante Raymundo Morales no se alineó a la instrucción de la presidenta Sheinbaum para exonerar a su antecesor, el secretario de Marina de López Obrador, Rafael Ojeda, vértice del escándalo de sus sobrinos que encabezaban una red de huachicol fiscal operada desde la institución.

En el que puede considerarse su discurso más importante del año -el del desfile militar de la Independencia- lanzó una ráfaga de mensajes políticos inequívocos que apuntan a la culpabilidad del almirante Ojeda en la trama de corrupción que ha contaminado la Marina.

“Fue mediante un ejercicio de sabiduría, sensatez, congruencia y humildad que pusimos ante la ley, ante la conciencia y el escrutinio de las y los mexicanos actos reprobables que no nos definen como Institución, si no que podían enquistarse. Fue muy duro aceptarlo, pero hubiera sido mucho más y absolutamente imperdonable callarlo. Fuimos nosotros mismos quienes dimos el golpe de timón”.

El propio almirante radiografió lo que significó para la Marina exhibir al Cártel de los Sobrinos. Dijo: “Pase lo que pase, duela lo que duela, se trate de quien se trate”.

Las palabras, cargadas de un mensaje de deslinde, fueron pronunciadas ante la presidenta Sheinbaum, quien ha realizado un esfuerzo notable por exonerar al exsecretario de Marina Ojeda, con tal de no tocar a su mentor político López Obrador.

En esta misma columna, el jueves le hice notar que este brote de rebeldía del secretario de Marina actual había iniciado el domingo, en la conferencia de prensa en la que se anunció el expediente del Cártel de los Sobrinos. Le puse: “el actual secretario de la Marina, almirante Raymundo Morales, mandó un mensaje contundente: él fue el único de los altos funcionarios del gobierno de Claudia Sheinbaum que no exoneró a Rafael Ojeda, el secretario de Marina de López Obrador”. En cambio, ese domingo, el fiscal Gertz Manero y el secretario García Harfuch fueron contundentes en exonerar a Ojeda. Al día siguiente, la presidenta potenció aún más la exoneración de Ojeda en la mañanera.

El almirante Morales no se sumó. Y ayer de plano rompió. Sus palabras son un fiel reflejo de la indignación y el estado de ánimo en la institución que encabeza (eso se lo reporté ayer en la columna “Hierve la Marina por los sobrinos del huachicol”).

La rebeldía no es deslealtad. Deslealtad es esconder bajo la alfombra la suciedad que todo mundo vio, dentro y fuera de la Marina. Silenciar el dictado de la conciencia no es desafiar. Tiene razón el almirante Morales cuando en el Zócalo, frente a la presidenta, delineó su postura frente al escándalo: “la verdad nos fortalece”.

Después del discurso del secretario de Marina en el Zócalo, ¿no van a girar orden de aprehensión contra el exsecretario Rafael Ojeda? ¿lo va a seguir protegiendo la presidenta? ¿y todo con tal de encubrir cómo distintos brazos del crimen organizado llegaron hasta lo más alto del gobierno de AMLO?

Cortesía de El Informador



Dejanos un comentario: