En un pequeño laboratorio, lejos de la agitación de los grandes museos, un grupo de científicos observa en la pantalla cómo se va formando un rostro. No es un retrato ni una simulación artística. Es la reconstrucción digital de la cara de un ser humano que vivió hace 1,5 millones de años en lo que hoy es Etiopía. El resultado desconcierta: frente a ellos, aparece un rostro que, aunque pertenece a un Homo erectus, presenta rasgos sorprendentemente primitivos, más parecidos a los de especies humanas anteriores.
Este descubrimiento, liderado por la paleoantropóloga Karen L. Baab y publicado en Nature Communications, representa mucho más que un avance técnico. Se trata de una nueva ventana hacia un momento crucial en la evolución humana. El cráneo, conocido como DAN5, no solo es el más completo de su época hallado en el Cuerno de África, sino que también cuestiona varias ideas aceptadas sobre la apariencia y diversidad de los primeros miembros del género Homo.
DAN5: una pieza inesperada del rompecabezas
El fósil DAN5 fue descubierto en el año 2000 en el yacimiento de Gona, una región clave en la historia de la humanidad. Durante años permaneció sin ser completamente comprendido, hasta que el avance de las técnicas digitales permitió su análisis en profundidad. Usando microtomografías computarizadas de alta resolución, los investigadores escanearon los fragmentos del rostro y la caja craneal, generando modelos 3D precisos.
A partir de esas piezas, el equipo realizó una reconstrucción virtual del cráneo completo. “Fue un rompecabezas tridimensional muy complicado, y uno en el que no se conoce el resultado final con exactitud”, explica la doctora Baab. Gracias a este proceso, se logró ensamblar un rostro que ofrece nuevas claves sobre cómo lucían algunos de nuestros antepasados.
El resultado no solo fue técnicamente exitoso. La reconstrucción mostró un conjunto de características anatómicas que sorprendieron a los especialistas. Aunque el cerebro era pequeño —algo ya conocido del ejemplar—, lo inesperado fue que el rostro también presentaba rasgos arcaicos: puente nasal plano, molares grandes y una morfología general más primitiva que la de otros Homo erectus africanos de la misma época.

Una especie más diversa de lo que se pensaba
Hasta ahora, se creía que Homo erectus, una de las especies humanas más exitosas y longevas, había evolucionado rápidamente hacia formas más modernas en África antes de expandirse por Asia y Europa. Pero el fósil DAN5 obliga a matizar esa visión. Sus rasgos sugieren que en África coexistían poblaciones de Homo erectus con niveles variables de “modernidad” anatómica.
“Este nuevo cráneo enfatiza la diversidad anatómica vista en los primeros miembros de nuestro género”, afirma el paleoantropólogo Michael Rogers, coautor del estudio. El hallazgo refuerza la idea de que la evolución humana no fue un proceso lineal, sino una red compleja de ramas, cruces e idas y vueltas.
De hecho, los investigadores no descartan que DAN5 represente el resultado de una mezcla entre especies. Es posible que este individuo haya sido fruto de un cruce entre Homo erectus y Homo habilis, un escenario de mestizaje evolutivo que recuerda a lo que se ha documentado entre Homo sapiens, neandertales y denisovanos mucho más tarde en la historia.

Tecnología para reconstruir el pasado
Una de las claves del estudio fue el uso de herramientas digitales avanzadas. A partir de escaneos micro-CT, se generaron modelos tridimensionales que permitieron encajar con precisión las distintas piezas fósiles. Este enfoque no solo protegió los fragmentos originales, sino que también permitió probar diferentes configuraciones antes de llegar a la reconstrucción final.
El proceso duró cerca de un año y atravesó múltiples versiones hasta alcanzar una representación anatómicamente coherente del cráneo. En palabras del equipo, “sabemos cómo encajan los rostros en general, así que no estábamos empezando de cero”, aunque el reto seguía siendo grande debido a la rareza y antigüedad del ejemplar.
La reconstrucción actualizada reúne una caja craneana fosilizada (descrita previamente en 2020) y varios fragmentos más pequeños del rostro de un único individuo conocido como DAN5
Autores
Este tipo de reconstrucción es fundamental para interpretar la anatomía facial, algo que resulta difícil cuando solo se cuenta con piezas aisladas. Gracias a la unión del rostro con la caja craneana, los científicos pudieron evaluar con mayor certeza las proporciones, simetrías y características específicas del individuo.
Por qué los científicos hablan de un “rostro” sin mostrar una cara completa
Cuando se dice que se ha reconstruido el “rostro” de un Homo erectus, es fácil imaginar una imagen completa: ojos, nariz, boca y una expresión definida. Sin embargo, ese no es el caso aquí. El uso de la palabra “rostro” está entre comillas por una razón: lo que se ha reconstruido es una parte de la cara ósea, no una cara completa con tejidos blandos ni un retrato fotorrealista del individuo.
Lo que el equipo liderado por Karen Baab hizo fue ensamblar digitalmente fragmentos fósiles del cráneo, incluyendo la caja craneana y varias piezas faciales recuperadas en el yacimiento de Gona. Estos fragmentos pertenecen todos al mismo individuo, conocido como DAN5, y permitieron una reconstrucción parcial pero informativa del cráneo. En palabras del propio estudio: “La reconstrucción actualizada reúne una caja craneana fosilizada (descrita previamente en 2020) y varios fragmentos más pequeños del rostro de un único individuo conocido como DAN5”.
Este tipo de reconstrucción, aunque incompleto, permite a los científicos analizar proporciones del cráneo, dimensiones dentales y rasgos óseos clave, como la forma de la mandíbula, el tamaño de los molares o la anchura del puente nasal. Son esos datos los que sustentan la afirmación de que el individuo tenía una fisonomía más primitiva de lo esperado.
En otras palabras, se habla de “rostro” porque hay elementos faciales suficientes para estudiar, pero no existe una imagen visual o modelo artístico del aspecto completo del individuo, al menos no en el artículo científico publicado. Algunas notas de prensa han exagerado este punto, dando a entender que se trata de una reconstrucción facial total, cuando lo correcto es hablar de una reconstrucción parcial del cráneo, con componentes faciales óseos.
Un yacimiento clave en la historia humana
Gona, el lugar donde se encontró DAN5, es uno de los sitios paleoantropológicos más importantes del mundo. Localizado en la región de Afar, en Etiopía, ha proporcionado restos humanos que abarcan más de seis millones de años, además de herramientas de piedra que cubren los últimos 2,6 millones de años de evolución tecnológica.
Esta riqueza arqueológica permitió asociar el cráneo reconstruido con herramientas de los complejos tecnológicos Olduvayense y Achelense. Es decir, el individuo DAN5 vivió en un momento en el que los humanos fabricaban tanto herramientas simples como otras más sofisticadas. “Es notable que el Homo erectus de DAN5 estuviera haciendo tanto herramientas simples Oldowan como hachas tempranas Achelenses”, señala el investigador Sileshi Semaw.
Esta coexistencia tecnológica refuerza la hipótesis de que las capacidades cognitivas, anatómicas y culturales de los primeros humanos no evolucionaron al mismo ritmo. Algunos grupos podían mantener rasgos arcaicos en su anatomía mientras adoptaban innovaciones tecnológicas propias de otros grupos más avanzados.
Nuevas preguntas para futuras investigaciones
El cráneo de DAN5 es una pieza crucial para comprender la evolución del Homo erectus, pero también deja abiertas muchas preguntas. Los autores del estudio planean compararlo con otros fósiles europeos de alrededor de un millón de años de antigüedad, incluidos algunos asignados a una especie distinta: Homo antecessor. Este análisis permitirá explorar con mayor profundidad la variabilidad dentro del Homo erectus y sus vínculos con otras ramas humanas.
Además, el hallazgo plantea la posibilidad de escenarios evolutivos alternativos, como intercambios genéticos entre especies, algo que hasta hace poco se creía improbable en fases tan tempranas de la evolución. “Vamos a necesitar varios fósiles más fechados entre uno y dos millones de años para resolver esto”, concluye Rogers en el artículo.
Mientras tanto, el rostro de DAN5 ya se ha convertido en un símbolo de lo que la tecnología moderna puede revelar sobre el pasado. No solo nos muestra una cara, sino una historia diferente: una en la que la evolución humana fue menos lineal, más mezclada y mucho más diversa de lo que pensábamos.
Referencias
- Karen L. Baab, Yousuke Kaifu, Sarah E. Freidline, Michael J. Rogers y Sileshi Semaw. New reconstruction of DAN5 cranium (Gona, Ethiopia) supports complex emergence of Homo erectus. Nature Communications. 16 de diciembre de 2025. https://doi.org/10.1038/s41467-025-66381-9.
Cortesía de Muy Interesante
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