Reescriben la historia de los neandertales: descubren que ya cazaban en equipo como los sapiens hace 200.000 años, con un comportamiento más avanzado de lo que se creía

A orillas de un antiguo lago en lo que hoy es Alemania, hace aproximadamente 200.000 años, un grupo de neandertales se preparaba para una caza coordinada. Sus presas: caballos salvajes. Sus herramientas: lanzas de madera afiladas con precisión, fabricadas con una destreza que, hasta hace poco, muchos arqueólogos creían fuera del alcance de sus capacidades. Pero un reciente estudio publicado en Science Advances ha cambiado esa percepción, arrojando nueva luz sobre uno de los yacimientos más famosos del Paleolítico: Schöningen.

Las lanzas que cambiaron la cronología

Desde su hallazgo en los años noventa, las famosas lanzas de madera de Schöningen han sido motivo de fascinación. Hasta nueve lanzas completas, junto con un pequeño arsenal de bastones de caza, una lanza más robusta y herramientas de piedra, fueron halladas junto a los restos de más de cincuenta caballos. Por su excelente conservación —única en el mundo para objetos de madera tan antiguos—, durante décadas se creyó que estas armas pertenecían a Homo heidelbergensis, una especie anterior a los neandertales, y se databan en torno a los 300.000 o incluso 400.000 años de antigüedad.

Pero ese paradigma ha cambiado radicalmente. El equipo liderado por el arqueólogo Jarod Hutson ha utilizado una técnica mucho más precisa y directa: la geocronología basada en aminoácidos, aplicada a fósiles encontrados exactamente en la capa sedimentaria que contenía las lanzas. Esta metodología, que mide la descomposición de proteínas dentro de materiales biológicos, ha permitido datar el conjunto en unos 200.000 años, lo que ubica este episodio en plena era de los neandertales.

Esta revisión no solo cambia la fecha, sino que transforma por completo la lectura del sitio: las armas ya no son obra de una especie ancestral, sino de los propios neandertales. Y con ello, Schöningen pasa de ser una anomalía cronológica a convertirse en una pieza clave del puzle de la evolución social humana.

Esta imagen, tomada en 2014 y facilitada por los investigadores, muestra un conjunto de lanzas de caza fabricadas en madera, con una antigüedad estimada de unos 200.000 años, halladas en una mina de carbón en la localidad alemana de Schöningen
Esta imagen, tomada en 2014 y facilitada por los investigadores, muestra un conjunto de lanzas de caza fabricadas en madera, con una antigüedad estimada de unos 200.000 años, halladas en una mina de carbón en la localidad alemana de Schöningen. Foto: Volker Minkus

Más que herramientas: evidencia de comportamiento colectivo

El nuevo estudio, que combina análisis químicos, datos estratigráficos y comparaciones con otros yacimientos europeos, no solo se centra en la datación. También explora lo que el sitio revela sobre el comportamiento de los neandertales en una fase temprana de su evolución. Y lo que muestra es, en una palabra, sorprendente.

Los caballos cuyos restos fueron hallados en Schöningen pertenecían a distintos grupos familiares. Los patrones de corte en los huesos y la distribución de los restos sugieren que fueron cazados en emboscadas repetidas. Esto indica una estrategia de caza altamente coordinada: no hablamos de individuos aislados, sino de grupos organizados que trabajaban en equipo para conducir a los animales hacia trampas naturales a orillas del lago.

Estas escenas de caza no se improvisaban. Requerían comunicación, planificación y probablemente una división de tareas. Los neandertales debían conocer el comportamiento de los caballos, anticipar sus reacciones y colaborar estrechamente para acorralarlos. Se trataba, en definitiva, de un esfuerzo colectivo que pone de manifiesto una capacidad cognitiva y social notable.

Tecnología y conocimiento del medio

Las lanzas de Schöningen no son simples palos afilados. Están trabajadas con cuidado, muchas de ellas a partir de ramas de abeto talladas y equilibradas para ser lanzadas a distancia. Algunas presentan doble punta, lo que aumenta sus posibilidades de impacto sin necesidad de ser redirigidas tras el lanzamiento. Incluso se ha sugerido que el peso y la forma de las lanzas indican conocimiento aerodinámico básico, una habilidad insospechada hasta ahora en homínidos tan antiguos.

Este nivel de detalle en la fabricación implica no solo destreza manual, sino un profundo conocimiento de los materiales disponibles en su entorno. Y es que el yacimiento no revela solo lanzas, sino también herramientas de piedra, restos de trabajo sobre madera y huesos con marcas de corte. Todo apunta a un espacio de caza y procesamiento bien organizado.

Frente a la imagen clásica de los neandertales como simples carroñeros o cazadores oportunistas, Schöningen muestra a un grupo humano sofisticado, capaz de desarrollar tecnología, transmitir conocimientos y cooperar eficazmente.

Las lanzas de Schöningen fueron empleadas por los primeros neandertales en cacerías organizadas en grupo
Las lanzas de Schöningen fueron empleadas por los primeros neandertales en cacerías organizadas en grupo. Fuente: Matthias Vogel

La gran reorganización del tiempo neandertal

Uno de los aspectos más relevantes del nuevo estudio es su impacto en la cronología del Paleolítico medio. Tradicionalmente, se pensaba que las conductas sociales complejas —como la caza en grupo— surgieron en fases más tardías, cuando los neandertales ya estaban bien establecidos en Europa y coexistían con los primeros Homo sapiens. Pero Schöningen demuestra que esas estrategias ya estaban en marcha mucho antes.

El nuevo marco temporal sitúa estas actividades en un momento en que los neandertales comenzaban a extenderse por Europa, y en el que probablemente se estaba gestando un cambio cualitativo en su forma de vida. De hecho, yacimientos posteriores, como los de Mauran (Francia) o Neumark-Nord (Alemania), muestran patrones similares de caza organizada y preferencia por determinadas especies, lo que refuerza la idea de que Schöningen fue pionero en una tendencia que se consolidaría con el tiempo.

Este hallazgo, por tanto, no solo enriquece el relato arqueológico, sino que obliga a repensar nuestras ideas sobre cómo surgió el comportamiento humano complejo. La cooperación, la planificación y la especialización en la caza ya estaban presentes hace 200.000 años entre los neandertales.

Más cerca de nosotros de lo que creíamos

Los resultados de este trabajo, que se suman a un creciente cuerpo de estudios que reivindican la inteligencia y adaptabilidad de los neandertales, contribuyen a derribar viejos prejuicios. Durante mucho tiempo, se los consideró una especie inferior, brutal y limitada en comparación con Homo sapiens. Pero la arqueología ha ido mostrando una realidad más matizada: enterraban a sus muertos, usaban pigmentos, creaban herramientas sofisticadas y ahora, además, cazaban en equipo.

Lejos de ser una rama lateral en la evolución humana, los neandertales emergen cada vez más como una forma humana distinta pero muy próxima, con capacidades propias que evolucionaron en paralelo a las nuestras. El yacimiento de Schöningen no es solo una ventana al pasado: es un espejo que nos devuelve una imagen más rica y diversa de lo que significa ser humano.

Referencias

  • Jarod M. Hutson et al, Revised age for Schöningen hunting spears indicates intensification of Neanderthal cooperative behavior around 200,000 years ago, Science Advances (2025). DOI: 10.1126/sciadv.adv0752

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: