Sólo por una noche. Esa fue la consigna de Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur para revivir su histórico grupo Illya Kuryaki & The Valderramas, aquella aventura musical que comenzó como una travesura de dos adolescentes y terminó siendo una banda pionera para el rap y el hip-hop en la Argentina.
El marco del encuentro fue una nueva edición del festival Buena Vibra, que se desarrolló en un amplio terreno dentro de Ciudad Universitaria, donde se reunieron 17 mil personas para una jornada a todo rock y pop en cuatro escenarios, con artistas como Bandalos Chinos, El Zar, Louta, Marilina Bertoldi, Winona Riders y el ascendente Marttein. También hubo pequeños shows especiales en el espacio Andes Origen, por ejemplo Santi Motorizado.
Regreso con gloria
Desde sus inicios, cuando sacaron su primer álbum en 1991 con 15 y 16 años de edad. Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur mostraron una imaginación fantasiosa y bizarra, un argot propio y una sofisticada música nueva, por entonces alejada del rock y quizás aceptada solamente por el linaje musical de uno de sus integrantes.

A lo largo de una década lanzaron seis discos y crecieron en popularidad y musicalidad, siempre rodeándose de grandes talentos bajo el propósito de sonar precisos y perfectos como sus admirados Prince & The Revolution. La separación y inicio de sus carreras solistas llegó en 2001, hubo una reunión en 2011 (todos ciclos de una década exacta) y la despedida en 2017.
Hoy con 48 y 50 años de edad, Dante y Emma ocupan un lugar de importancia en la escena local y su legendario grupo es un verdadero clásico del rock argentino y un antecedente directo sobre el furor de la música urbana actual.
Así como todo poder implica una gran responsabilidad, revivir al monstruo requería hacerlo con todo, en especial si se trataba de un one shot sin posibilidad de revancha. Era solo una noche y no podían fallar, una presión tremenda que sobrellevaron con el talento de siempre y una excelente banda con varias figuras históricas de su carrera.

Subieron a escena a las 00:40 del domingo, con la imagen en pantallas de un inmenso sol al amanecer, tal vez presagio de una nueva era, aunque no hicieron ninguna referencia al respecto. Los dos cantantes aparecieron en la tarima del fondo, dispuestos a cantar Expedición al Klama Hama y luego pasar al frente, pero un problema de sonido los obligó a parar y empezar de nuevo, siempre con elegancia y oficio, sin protestar si esgrimir excusas.
Tras ese incómodo blooper, todo fluyó a la perfección, con una sucesión de 15 hits que provocaron ovaciones, brazos en alto y una alegría que se transmitía sin escalas del escenario al público, con ellos sonriendo y disfrutando igual que la gente.
Con poderoso riff de guitarra rockera, engancharon con Helicópteros, de su álbum del regreso del 2012. La reacción de los espectadores se multiplicó cuando arrancaron con Chaco, de su emblemático disco homónimo que los catapultó a la fama continental en épocas del canal MTV-Latino. Hubo un grito espontáneo de “¡I-K-V!” de nuevos y viejos fans que celebraban esa canción, a la que siguió el ritmo festivo de Ula Ula, con Dante ya empuñando su guitarra.
“¡Hola, Buenos Aires!”, saludaron. “Estamos muy felices de estar en esta única noche. Gracias por estar, los queremos”, dijo Dante, y dio la bienvenida a la Casa Jaguar, un pie para hacer otro tema clásico del ’95, Jaguar House, donde Emma también tomó su guitarra y se sumó a su compañero y al gran Matías Rada para un trío poderoso de violas. Atrás había una cuarteto de vientos, dos teclados, batería, percusión y bajo.
Más éxitos en vivo
La noche siguió con más temas que no han pasado al olvido con el paso del tiempo, sino que crecieron en silencio hasta elevarse a esa privilegiada condición de clásicos, como Jugo, Latin geisha y Coolo. Luego vinieron Adelante, con furioso solo de Dante, el siempre emotivo homenaje a Luis Alberto Spinetta en Aguila amarilla, y Gallo negro.
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“Che, loco, qué linda noche”, comentaron. “¡Un aplauso para esta noche, zarpada noche para nosotros. Gracias, nos sacaron como unos osos hibernando”. La arremetida final, sin pausa para el respiro y casi a las dos de la mañana, fue con Jennifer del Estero, Funky futurista, Remisero y el bis de Abarajame.
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Volvió Illya Kuryaki & The Valderramas, a 35 años de su formación, y fue un nuevo hito en su carrera, aunque haya sido solo por una noche.
Cortesía de Clarín
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