Relaciones Cívico-Militares: ¿Respuesta a las Amenazas Híbridas?

Cuando pensamos en una amenaza a la seguridad del país, solemos imaginar un conflicto militar tradicional. Sin embargo, la realidad del siglo XXI es mucho más sutil y compleja. Hoy, las naciones enfrentan adversarios que no solo usan ejércitos, sino también campañas de noticias falsas que vemos en redes sociales para polarizarnos, ciberataques que podrían paralizar servicios bancarios o eléctricos, y presiones económicas que buscan desestabilizar gobiernos.

FERIA DE SAN FRANCISCO

Estas son las llamadas “amenazas híbridas”. Su principal característica es que operan en una zona gris, borrando deliberadamente la frontera entre la guerra y la paz, entre un ataque militar y una crisis civil. Su objetivo no es la conquista de un territorio, sino la erosión de la confianza en nuestras instituciones, la fractura de la cohesión social y la parálisis en la toma de decisiones. Ante un desafío de esta naturaleza, una respuesta exclusivamente militar es insuficiente. Si la amenaza es híbrida, la defensa también debe serlo. Aquí es donde surge la necesidad y, sobre todo, la oportunidad de evolucionar en nuestra concepción de las relaciones civiles-militares.

Históricamente, el debate sobre este vínculo se ha centrado en el indispensable principio del control democrático sobre las fuerzas armadas. Hoy, ese principio sigue siendo el pilar fundamental, pero el nuevo entorno de seguridad nos exige ir más allá. La pregunta ya no es solo cómo los civiles supervisan a los militares, sino cómo todos los talentos de una nación —civiles y militares— colaboran para potenciar la resiliencia integral del Estado.

Esta no es una idea abstracta. Por ejemplo, en la región del Báltico, países como Estonia y Lituania han hecho de la “resiliencia social” —capacidad de una comunidad para adaptarse y recuperarse ante crisis o cambios del entorno— un pilar de su defensa, donde sus fuerzas armadas colaboran con expertos en ciberseguridad, periodistas y educadores. Este enfoque no es exclusivo de Europa. En América Latina, países como Colombia han demostrado la eficacia de esta colaboración. Allí, las fuerzas armadas no solo enfrentan desafíos de seguridad interna, sino que también son un pilar crucial en la respuesta a desastres naturales y en la construcción de infraestructura en zonas remotas, trabajando hombro a hombro con agencias civiles para fortalecer la presencia y legitimidad del Estado.

Una respuesta efectiva se asemeja más a una orquesta sinfónica que a una banda de guerra. Así como los militares son expertos en el uso legítimo de la fuerza, los diplomáticos lo son en la negociación, los ingenieros en la protección de infraestructuras y los comunicadores en la construcción de narrativas veraces. Cada uno es un instrumento vital que debe actuar en armonía, siguiendo una partitura común: el Estado de derecho y el respeto irrestricto a los derechos humanos. Todo ello, bajo una dirección clara y legítima: la del poder civil democrático.

Fortalecer los lazos de confianza, los canales de comunicación y los mecanismos de cooperación entre civiles y militares es un imperativo estratégico. No solo se trata de eficacia; se trata de legitimidad. Una colaboración estrecha asegura que cualquier acción del Estado, incluso en las circunstancias más difíciles, se mantenga anclada en los principios democráticos y en el respeto a los derechos humanos, fortaleciendo la confianza ciudadana. Entender que la seguridad ya no reside únicamente en la fuerza de las armas, sino en la inteligencia colectiva y la resiliencia compartida, es el primer paso para proteger a nuestra nación.

Este fascinante y complejo tema es una de las líneas de investigación prioritarias en el Instituto Mexicano de Estudios Estratégicos en Seguridad y Defensa Nacionales (IMEESDN). Para profundizar en el diálogo, se llevará a cabo el Seminario Internacional “Prospectiva global de las relaciones civiles y militares” el 11 y 12 de noviembre. Invitamos a los interesados a seguir esta conversación académica, así como las publicaciones y demás actividades que el Instituto genera sobre este tema fundamental para el presente y futuro de nuestro país.

Dr. Carlos Alberto Barrera Franco / Profesor-Investigador del Instituto Mexicano de Estudios Estratégicos en Seguridad y Defensa Nacionales (IMEESDN); Miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII) de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI); Doctor en Estudios de la Guerra por el Centro Escoces de Estudios de la Guerra de la Universidad de Glasgow, Reino Unido. Integrante de la Unidad de Estudio y Reflexión sobre Cumplimiento de la ley, Cooperación en Seguridad, Delincuencia Transnacional Organizada del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales, COMEXI. Contacto: [email protected]

*Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor.

OBRAS DE INFRAESTRUCTURA HIDALGO

Cortesía de El Economista



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