Repensando la economía

Es el título del libro que recientemente publicó el economista Roberto Duran en una colección de la editorial Tirant Lo Blanch y el ITESM, universidad en la que enseña Roberto.

Primero, me parece necesario que desde México se contribuya a la reflexión de temas de relevancia global, lo que incluye la pertinencia de los instrumentos que ha desarrollado la economía como ciencia para explicar la realidad actual y sus limitaciones. Eso eleva la calidad de nuestra academia y del debate público.

Roberto analiza los principales temas de interés de la economía neoclásica: la teoría de la firma, la maximización de las ganancias, las preferencias del consumidor, las fallas de mercado, la ley de la demanda, etc., con la idea de reflexionar sobre sus límites para tratar temas como la desigualdad y bienestar social. Para eso ofrece ejemplos y analogías con eventos tecnológicos y temas de las ciencias físicas, naturales y las matemáticas.

Duran afirma que su libro no pretende ser un manual de economía, aunque, en realidad, ese me parece que es justo su principal mérito, poder explicar con gran claridad los conceptos clave de la ciencia económica contemporánea y cómo estos nos ayudan, como teoría, a entender la realidad actual.

A Roberto, un economista muy práctico, consultor de proyectos muy aterrizados del BID, le preocupa que la economía haya perdido relevancia como disciplina en la política pública por la pretensión de que sus hallazgos, basados en supuestos, hubieran perdido pertinencia. Coincido, la economía neoclásica ha construido un conjunto de conocimiento que tiene que ser tomado en cuenta a la hora de las decisiones de política económica, a pesar de la necesidad de revisar ese paradigma. Lo que conocemos como economía positiva tiene que ser considerado con humildad y en el contexto de lo que los acontecimientos económicos marcan.

Duran pide un análisis de la política económica mayormente basado en la evidencia y menos en la teoría, coincido. Lo que no me parece realista es pensar que el análisis económico sea libre de ideología. Siempre lo será. El actual es resultado de la revolución observadora de los ochenta, que logró imponer la visión y la metodología de la escuela austriaca sobre las demás. La economía positiva actual, matemática y elegante, es también ideológica, otras propuestas también lo son, como todas las ciencias sociales.

Lo que falta, además de la humildad de los economistas, y la vocación empírica, y el abordar más temas, como la desigualdad, es enseñar y adoptar nuevos enfoques, no solamente el neoclásico. Lo que falta es revisar autores como Dani Rodrik, Branko Milanovic, Mariana Mazzucato, Adam Tooze, Thomas Piketty, Gabriel Zucman, Isabella Weber y Mark Blyth. Economistas, historiadores y politólogos que han cambiado nuestra forma de ver la globalización, la desigualdad, la política industrial, los mercados financieros, la distribución de la renta, los impuestos, la política monetaria y las recesiones, respectivamente. Es decir, nuevas visiones del fenómeno económico, que completen la visión neoclásica, que es también valiosa.

Eso le falta al libro de Roberto, que queda, es una extraordinaria explicación a la economía neoclásica, producto de alguien que la entiende como pocos.

Cortesía de El Economista



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