Una familia de castores ahorró casi 27 millones de pesos al gobierno de la región de Brdy, en República Checa. ¿Cómo? Construyeron una presa con valor de alrededor de 1.2 millones de euros en el río Klabava. Este era precisamente un punto fluvial donde, por siete años, las autoridades intentaron edificar una; sin embargo, la burocracia retrasó el proyecto.
Resulta que en 2018 se autorizó la construcción de una represa en aquel lugar con el objetivo de proteger el ecosistema local de la contaminación provocada por sedimentos y agua ácida provenientes de dos estanques cercanos. No obstante, el proyecto quedó paralizado debido a negociaciones sobre el uso de terrenos que en el pasado sirvieron como campo de entrenamiento militar.
Castores al rescate
Mientras los humanos se encontraban en este bache burocrático, un grupo de castores no perdió el tiempo y construyó una serie de presas en la zona. Su trabajo no solo resolvió el problema que preocupaba a las autoridades, sino que además amplió la zona de humedales casi 20,000 metros cuadrados, el doble de lo calculado por los ingenieros y significó un ahorro de cerca de 1.2 millones de euros (27 millones de pesos), según la Agencia de Conservación de la Naturaleza de la República Checa.
En entrevista para National Geographic, Gerhard Schwab, experto en castores en Baviera, Alemania, reconoció la gran efectividad de los castores para edificar la represa. Dijo que estos animales no pudieron haberla edificado de la noche a la mañana, y sugirió que nadie se había percatado de su trabajo hasta que este estuvo terminado el pasado mes de enero.
Sorprendentemente, el caso de Republica Checa no es el primero en el que los castores toman la iniciativa en proyectos de conservación. En 2021, por ejemplo, estos roedores ayudaron a restaurar una llanura de inundación al noreste de Sacramento, California. Esto le ahorró millones a las autoridades y de paso ayudó a prevenir incendios forestales.
En 2013, según informa DW, el gobierno de Winzer, en Alemania, decidió construir una presa en un río que desemboca en dicha ciudad y que provocó graves inundaciones durante muchos años. No obstante, antes de que el proyecto entrara en marcha, una familia de castores se instaló en el bosque por el cual inicia el río e hizo lo suyo.
Una especie incomprendida
Los castores son conocidos por su extraordinaria capacidad de construcción de represas. Estos ingenieros naturales comienzan colocando pequeñas piedras en el cauce de los ríos, las compactan con barro y repiten el proceso hasta que forman un estanque, el cual expanden hasta crear un humedal.
Sin embargo, el motivo detrás de este curioso comportamiento sigue siendo un misterio. Elliot McCandless, de la organización Beaver Trust, explica que es posible que construyan sus presas para crear un estanque más profundo alrededor de sus refugios, puesto que son roedores mucho más ágiles en el agua que en tierra, por lo que estarían más seguros.
A pesar de sus grandes habilidades, los castores representan un desafío para los proyectos de conservación, puesto que sus construcciones no pueden ser planificadas con precisión. De hecho, muchas veces se les considera una especie invasiva. Por suerte, cada vez más estudios y casos como el de República Checa demuestran que, al dejarlos actuar con libertad, pueden contribuir enormemente a la restauración de humedales.
Cortesía de Xataka
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