Resurgen de las cenizas del escándalo


Imposible no verla. Radiante con su vestido Balmain magenta, Lindsay Lohan acaparó los flashes al avanzar por la alfombra morada en la premier de “Otro viernes de locos”, en la Ciudad de México.

Para muchos, fue la confirmación de que la actriz ha resurgido de las cenizas de sus excesos, justo cuando la secuela de “Un viernes de locos” (2003) está por estrenarse en cines -el 7 de agosto-.

Hace apenas unos años, su nombre aparecía más en tabloides por arrestos y rehabilitaciones que en los créditos de cine.

Su renacer recuerda que no fue la única: Macaulay Culkin, Drew Barrymore, Miley Cyrus y Robert Downey Jr. son algunos famosos que han tocaron fondo y, contra todo pronóstico, lograron escribir un buen segundo acto.

Rompen el círculo tóxico

La protagonista de “Chicas pesadas” pasó de ser la niña de oro de Disney a la actriz más perseguida por los tabloides: fiestas, arrestos por posesión de drogas y seis ingresos a rehabilitación la alejaron.

Pero en 2016 Lindsay decidió romper con todo: se mudó a Dubái, formó una familia y comenzó un tratamiento intensivo para dejar atrás las adicciones y la presión de Hollywood. Sólo entonces Netflix y Disney apostaron de nuevo por ella, con “Navidad de golpe” (2022), “Un deseo irlandés” (2024) y ahora esta nueva secuela, que marca su regreso.

La historia de Macaulay Culkin, el inolvidable Kevin de “Mi pobre angelito”, refleja un patrón similar: abusos de su padre, una fortuna dilapidada y una adolescencia marcada por drogas y arrestos.

La salida llegó al emanciparse, poner un océano de distancia mudándose a París y refugiarse en terapia y nuevas relaciones.

Con el tiempo, reconstruyó su carrera y en 2023 recibió su estrella en el Paseo de la Fama, un reconocimiento que parecía imposible años atrás.

Miley Cyrus también necesitó alejarse de su entorno para salvarse. Tras años de ser la cara perfecta de Disney, irrumpió con una etapa de rebeldía y excesos que muchos vieron como un derrumbe.

En realidad, fue un escape: alejarse de la maquinaria infantil, terapia, apoyo de su familia y un trabajo creativo honesto le dieron una nueva identidad. Hoy, es dueña de su carrera y es además activista social.

Incluso las llamadas “princesas rebeldes” París Hilton y Nicole Richie protagonizaron el lado oscuro de la fama: arrestos, filtraciones íntimas y excesos.

Ambas cortaron con ese pasado: buscaron ayuda, formaron familias, enfocaron su energía en negocios y proyectos filantrópicos y dejaron atrás sus años de caos.

La terapia como base

En los 90, Hollywood veía en Robert Downey Jr. a su gran promesa tras “Chaplin”. Años después, su vida se hundía entre drogas, alcohol, noches en celdas y contratos rotos.

Una última clínica, terapia intensiva y la apuesta de Mel Gibson por darle un papel marcaron el quiebre que lo llevó a la sobriedad, al renacer con Iron Man y al Oscar por “Oppenheimer” en 2024.

La historia de Demi Lovato llegó al límite en 2018: una sobredosis casi fatal, tres infartos y daño cerebral la dejaron al borde del final. Años de rehabilitación, terapia y un nuevo equipo que priorizó su salud mental le permitieron volver y hablar de sus cicatrices.

Con Kelly Osbourne, la adicción a los analgésicos fue la respuesta a la presión de la fama y las burlas constantes sobre su cuerpo. Tras múltiples intentos fallidos, en 2021 un tratamiento integral y la maternidad le dieron estabilidad.

El derrumbe de Drake Bell fue muy público. Acusado en 2021 por poner en riesgo a una menor, cayó en depresión y pensó en el suicidio. La terapia y hablar de los abusos que él mismo vivió le dieron un respiro y la fuerza para volver a la música en 2024, intentando reconstruirse.

El Universal

Drew Barrymore transformó una infancia turbulenta en una carrera sólida. AFP

Toman control de su historia

Con Drew Barrymore, el fondo llegó pronto: fiestas de adultos a los siete años, drogas antes de los 10, rehabilitación a los 13 y emancipación a los 14 para escapar de su madre. Años después, la creación de su productora Flower Films le devolvió poder sobre su vida. Hoy conduce su programa y cría a sus hijas lejos de la oscuridad de su infancia.

En el caso de Jennette McCurdy, la fama de “iCarly” ocultaba abusos psicológicos en casa.

Tras años de trastornos alimenticios y alcoholismo, encontró su salida al narrar su verdad en su libro “I’m glad my mom died.

Como a los otros famosos, replantear su vida le devolvió lo que la fama le había arrebatado.

Jennette McCurdy dejó atrás los abusos y la fama infantil para sanar a través de la escritura. AFP

CT

Cortesía de El Informador



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