
“Cada generación se cree más inteligente que la anterior y más sabia que la siguiente” J.A. Spender, escritos inglés.
La mayoría de los países enfrentan una paradoja derivada de los fenómenos demográficos. Por un lado, hay una creciente población de personas mayores y, al mismo tiempo, una generación joven, la llamada Generación Z, que presenta conductas, expectativas laborales y formas de interacción completamente distintas y, con frecuencia, antagónicas a las de generaciones previas.
Ambos grupos representan desafíos profundos, pero también oportunidades significativas.
En el artículo “Ethical dilemmas of the silver economy” se describe la dimensión de un nuevo contexto global: en 2017 había 962 millones de personas de 60 años o más, más del doble que en 1980, y hacia 2050 ese número alcanzará 2,100 millones. Este crecimiento acelerado, especialmente visible en Europa, Norteamérica y partes de Asia, ya genera presiones en salud, sistemas de pensiones y mercados laborales. El artículo actualiza que es fundamental evitar percibir esa generación como un “costo” que pagan las nuevas generaciones. En primer lugar, es importante entender que esas generaciones construyeron una enorme parte del valor financiero y económico que hoy existe a nivel mundial; además, estos grupos son capaces de generar valor si se aprovechan sus capacidades y se garantiza su inclusión, reconociendo, entre otras cosas, su muy vasta capacidad de consumo.
Los principales retos de la generación plateada están relacionados, con la adecuada provisión de bienes y servicios. Esta generación tiene necesidades específicas en salud, movilidad, vivienda y finanzas.
Otro reto, sumado a la vulnerabilidad financiera, es que, en entornos más complejos, un porcentaje de esas generaciones enfrenta procesos de deterioro cognitivo que las vuelven más proclives a ser víctimas de fraudes cibernéticos.
Un aspecto también importante está relacionado con la potencial discriminación laboral. Existe una percepción, en general injustificada y respaldada por múltiples estudios, de que se trata de grupos demográficos de baja productividad. Sin embargo, hay que recordar que hoy a nivel global persisten edades de retiro que no corresponden a la capacidad productiva real de las personas.
Entre las oportunidades económicas que estos grupos representan, es importante destacar la generación de bienes y servicios especializados para atender sus necesidades y sus patrones de consumo, así como aspectos relacionados con la innovación tecnológica desde una perspectiva geriátrica.
También existe una oportunidad importante del mercado cuando hablamos de la atención de cuidados en personas adultas mayores que, precisamente por la transición demográfica, carecen de redes de apoyo familiar que cubran necesidades de cuidados básicos o complejos por parte de sus familias.
Por su parte, la Generación Z tiene también retos importantes. En el artículo “Challenges and Issues of Generation Z”, se plantea que se trata de una generación completamente moldeada por la tecnología y el entorno digital, nacida en hogares más pequeños y con una intensa exposición a medios digitales.
Son jóvenes conectados, con frecuencia con una mayor intención creativa, a veces con una orientación idealizada hacia el emprendimiento, pero también con rasgos de prematura madurez y tendencia al individualismo. Y, de manera destacada, una frecuente incapacidad para distinguir la realidad objetiva de la realidad que expresan los medios digitales.
Los principales retos de esta generación están relacionados con la generación de habilidades y la preparación para un entorno laboral cambiante que adicionalmente demanda habilidades blandas que los patrones de conexión digital han hecho más débiles, como el pensamiento crítico y la comunicación interpersonal.
Sus patrones de interacción digital influyen en la forma y el estilo en que están acostumbrados a aprender a interactuar con el entorno, predominando estímulos e información simplificada que, frecuentemente, no les producen la información ni las habilidades necesarias para conocer e interactuar con fenómenos complejos y multifactoriales.
El entorno laboral también representa para esta generación retos significativos. Buscan trabajo remoto, flexibilidad, estructuras horizontales, pero al mismo tiempo demandan una independencia de su entorno laboral que frecuentemente es incompatible con una trayectoria de desarrollo y crecimiento profesional.
Generación es traducir su capacidad de aprendizaje inmersivo en la adquisición de habilidades y conocimientos prácticos para un mundo cambiante que los llevará, necesariamente, a una movilidad laboral mucho más intensa que la de cualquier otra generación del pasado.
Existen contradicciones inherentes entre los requerimientos y las visiones de ambas generaciones. La generación plateada enfrenta riesgos de exclusión digital, mientras que la generación Z vive en entornos de conexión e innovación constante.
Para una generación que ya enfrenta su retiro, pueden ejercer presiones complementarias sobre otra que probablemente tendrá muchas mayores dificultades para construir un patrimonio pensionario para su vejez.
La economía plateada y la Generación Z representan el reto de no verse como fuerzas opuestas, sino como una realidad que debe tratarse de manera complementaria. Es un reto de mercado y de política pública que, si no aprendemos a atender, representará serios conflictos económicos y sociales para nuestros países.
El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo. [email protected] – síguelo en X @martinezsolares
Cortesía de El Economista
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