
El inicio del año suele generar ruido, pendientes y expectativas externas. Entre tanto movimiento, lo primero que se pierde suele ser la claridad respecto a uno mismo: qué se necesita, qué se desea, qué se debe cuidar. Este ritual existe para evitar comenzar en automático.
El romero se emplea por una razón simple: es una hierba que no se consume de prisa. Requiere espera, tiempo de infusión y atención. Esa condición lo vuelve útil aquí.
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Ritual
Hierve agua. Apaga el fuego y coloca una ramita de romero. Cubre la taza y espera tres minutos. No hagas otra cosa mientras esperas.
Sirve el té. Toma la taza con ambas manos. Antes del primer sorbo, formula una sola frase interna en respuesta a esta pregunta:
Té ritual de romero
¿qué necesito preservar de mí en este año?
No la repitas. No la expliques. Con una frase basta.
Bebe el té completo en silencio.
Cuando termines, coloca la ramita en un papel y dóblalo.
Guárdalo durante una semana en un lugar que abras todos los días: un cajón, una cartera, una bolsa. Si pasado ese tiempo aún lo necesitas, decídelo conscientemente. Si no, tíralo.
Variaciones opcionales
Si no logras formular una frase: escribe tu nombre en un papel y colócalo bajo la taza mientras bebes.
Si necesitas reforzar la sensación de presencia: bebe el té de pie.
Si deseas acompañamiento: prepara dos tazas, pero pide silencio total durante el proceso.
Qué evitar
No lo conviertas en una lista de metas.
No lo hagas por hacer. Aquí la intención cambia el valor del acto.
Cortesía de El Economista
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