Rocha dice que El Mayo aprovechó su foto con Andy para presionar a Sheinbaum

 El reclamo de Ismael “Mayo” Zambada para ser repatriado a México tiene en vilo al Gobierno de Claudia Sheinbaum, especialmente por la amenaza del capo de revelar información explosiva en EU en el momento actual, cuando la tensión con Donald Trump se encuentra en muy elevados decibeles.

Los pedidos del abogado de Zambada tuvieron un “timming” preciso: por un lado las permanentes referencias de Trump al poder de los cárteles sobre el Gobierno y, por el otro, la postal de Andy López Beltrán con el gobernador de Sinaloa Rubén Rocha.

El gobernador había comenzado la semana, según cuentan en su entorno, con relativo optimismo: Andy le ofreció pleno respaldo político y luego vinieron tres días de relativa estabilidad, casi sin ejecuciones aunque con las ya habituales desapariciones.

Pero hoy viernes la realidad es de tensión absoluta. Rocha cree que el reclamo de Zambada es una arremetida directa a su persona y de ahí el regreso de un rumor ya recurrente: que en los próximos días tendrá algún tipo de problema de salud que lo llevará a una reclusión permanente en un hospital controlado por el Ejército, dando lugar así al recambio de gobernador.

Rocha es el punto de intersección de las principales figuras del obradorismo: el expresidente Andrés Manuel, el senador Adán Augusto López Hernández y el diputado Ricardo Monreal. Una constelación de sociedades políticas que Zambada amaga con fulminar desde el presidio. Debe decirse: esas relaciones, que lo vuelven un activo tóxico, son, a su vez, el origen del respaldo que todavía el Gobierno le ofrece.

La herencia de los políticos promovidos por López Obrador es cada vez más pesada: Cuauhtémoc Blanco y sus reuniones públicas con integrantes del Cártel de Jalisco, Américo Villarreal y su familiaridad con el clan Carmona y el descontrol policial en Tabasco, tierra natal del morenismo. Desde ya, Zambada está en condiciones de aportar nuevos episodios a esa crónica negra donde Rocha luce como el eslabón más vulnerable.

El gobernador, de estilo campechano y platicador, ha sido muy indiscreto sobre la dimensión más secreta de la política: en el Senado todavía se recuerda cuando, en largas comidas, contaba su papel de presunto facilitador entre el entorno del expresidente y actores sospechosos de la política del Pacífico. Rocha, para colmo, soltaba sus relatos sin que mediara demasiada confianza con sus interlocutores.

Un estilo frívolo y demasiado superficial que instala, en el corazón del obradorismo, la precepción de que Rocha no resistirá la menor presión si es arrestado. Por eso el viaje y la foto de Andy, para ratificar que Rocha no dejaría la gubernatura de su estado.

Ese gesto de respaldo ahora tiene un efecto colateral inquietante en EU. Zambada amenaza con facilitarle información a la fiscal Pam Bondi, una abogada de Florida obnubilada con ir a fondo contra el narcotráfico. La contención a Rocha se convirtió, en menos de una semana, en la oportunidad de Zambada de regresar a México.

Rocha, que todavía al día de hoy no puede explicar donde estaba cuando Zambada fue secuestrado, no cree que Washington acepte repatriar al capo, especialmente por el carácter de la fiscal general y del nuevo mandamás de la DEA.

Cortesía de La Política Online



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