Desde Roma
Según una investigación realizada por la Facultad de Sociología de Roma a pedido del Vaticano, se estima que unos 32 millones de peregrinos podrían visitar la capital italiana durante el Jubileo de 2025, que comienza este 24 de diciembre y durará un año. La investigación no sólo se basó sobre datos italianos sino también de otros países. Y para afrontar semejante cantidad de turistas religiosos, la Ciudad Eterna y el Vaticano se estuvieron preparando.
El nombre de este Jubileo o Año Santo, el “Jubileo de la esperanza”, hace una tácita alusión a los cientos de problemas vividos durante la pandemia del Covid-19 que destrozaron y deprimieron a tanta gente y a los problemas creados por la guerra en Ucrania. Según Francisco, que fue quien eligió el nombre, “debemos tener encendida la llama de la esperanza y hacer de todo para que cada uno retome la fuerza y la certeza para mirar al futuro con el alma abierta, el corazón lleno de confianza y la mente visionaria”.
En una rueda de prensa de la que participaron entre otros Monseñor Rino Fisichella, Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, el Vaticano anunció algunos detalles del Jubileo de 2025 para que los cristianos se vayan preparando. Entre ellos se presentó una colección de 38 libros, que serán traducidos a numerosos idiomas. Los libros tratan múltiples temas, entre ellos “La Iglesia en el mundo de hoy” y “el Concilio Vaticano II”.
También se anunció el ganador del concurso mundial sobre el himno que acompañará al Jubileo, concurso del que participaron 270 personas de 38 países (170 de Italia, 1 de Madagascar, 4 de México, 4 de Portugal, 15 de Francia, 4 de Alemania y 13 de Estados Unidos entre otros). Ganó el concurso el italiano Francesco Meneghello y la letra es de Pierangelo Sequeri.
El Jubileo ya tiene un portal Internet en siete idiomas, que ya está disponible (www.iubilaeum.2025.va). Allí los fieles podrán consultar las nuevas actividades que se van agregando al programa. También podrán inscribirse para hacer algunos de los peregrinajes previstos en Roma, el más importante es hacia la Puerta Santa de la basílica de San Pedro y otro hacia las iglesias dedicadas a las mujeres que hicieron historia dentro de la Iglesia. Qué día se abrirá la Puerta Santa no se sabe aún. Habrá que esperar la bula papal que lo establecerá dentro de un año, se informó.
El Vaticano, por otra parte, ha creado cuatro comisiones (pastoral, cultural, para la comunicación y ecuménica) que estimularán distintas actividades antes y durante el Jubileo. Una de ellas es una muestra sobre el pintor del Renacimiento español El Greco, con obras que nunca antes habían salido de España.
La historia del Jubileo
El Jubileo tiene una larguísima historia desde los orígenes del cristianismo. Según algunos historiadores, su origen es judío, como sucede con varios de los ritos que el cristianismo, y luego la religión musulmana, adoptaron para sí mismas. Para los judíos se trataba de un año de reposo de la tierra, que se celebraba cada 50 años, y cuyo objetivo era mejorar los cultivos.
En el cristianismo, el Papa Calixto II en 1126 fue uno de los primeros que celebró un Jubileo en honor del apóstol Santiago venerado en Santiago de Compostela (España), una de las más importantes metas de peregrinaje católico del mundo. Sucesivamente, numerosos Papas celebraron el Año Santo. Bonifacio VIII en 1299-1300, mediante una bula papal, estableció que el Año Santo concedía la indulgencia plenaria (es decir el perdón de todos los pecados) y se debía repetir cada cien años. Algunos Papas sucesivos redujeron el período a 50 años, a 33 años y a 25 años. El último jubileo ordinario se realizó en Roma en el año 2000, durante el papado de Juan Pablo II. Y por eso el próximo está previsto para 2025.
Dos jubileos ordinarios el de 1925 y el de 1950, son recordados especialmente porque ambos fueron dedicados a la paz. El primero en relación a la Primera Guerra mundial (1914-1918), el otro a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Y en cada uno de estos Jubileos la celebración más importante es la apertura de la Puerta Santa de parte del Pontífice, una puerta de la basílica de San Pedro que queda completamente cerrada los años que no hay Jubileo. Este rito significa para los cristianos que se abre para ellos un camino extraordinario hacia Dios, hacia la salvación. Pero en Roma, como en otras ciudades del mundo, las puertas santas de otras basílicas (San Juan de Letrán, San Pablo fuera de los Muros y Santa María Mayor) son abiertas también después que el Papa abre la de la basílica de San Pedro. Y lo hace el Papa o sus enviados especiales, generalmente obispos o cardenales, ya que el Pontífice es además el obispo de Roma.
Pero en la Iglesia no sólo hay Jubileos ordinarios. Existen también los Jubileos extraordinarios, decididos por los Papas, en cualquier momento, como por ejemplo el realizado en 1966 por Paulo VI en ocasión e la conclusión del Concilio Vaticano II o el de 1983, decidido por Juan Pablo II, para conmemorar el 1950 aniversario de la Redención. Los últimos Jubileos Extraordinarios fueron decididos por el Papa Francisco. El primero en 2015 para conmemorar los 50 años del Concilio Vaticano II que cambió tanto la Iglesia. Y por primera vez en la historia, a la apertura de la Puerta Santa en ese Jubileo asistieron dos Papas, Francisco y el Papa emérito Benedicto XVI que había renunciado dos años antes. En 2019 se celebró otro Jubileo en ocasión del centenario de la Virgen de Loreto.
El decreto Jubileo
El gobierno de la derechista y católica Giorgia Meloni aprobó hace algunas semanas un decreto que prevé una serie de trabajos y reformas en Roma para mejor recibir a los peregrinos que visitarán la capital italiana en 2025. Se creó incluso una Agencia del Jubileo 2025 que periódicamente hace reuniones con miembros del Vaticano para evaluar la marcha de los proyectos.
El decreto prevé numerosas operaciones para restaurar y revalorizar ciertas zonas de la ciudad, incluso cercanas al Vaticano y de interés arqueológico, pero también intervenciones en plazas, parques y jardines. También están previstas mejoras en los hospitales romanos, dado que la asistencia a los peregrinos debe incluir también la salud.
El mejoramiento de los transportes es otro de los objetivos pero también la creación de algunos hospedajes para jóvenes, para personas minusválidas y para los pobres que viven por las calles y que a menudo duermen bajo las galerías cercanas a la Plaza de San Pedro. En total el decreto prevé invertir unos 4.000 millones de euros.
Cortesía de Página 12
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