El reciente anuncio de la recuperación de un conjunto de aproximadamente 1200 tablillas cuneiformes y otros objetos antiguos vinculados al yacimiento de Ebla constituye un acontecimiento excepcional para la arqueología del Próximo Oriente. Estas piezas, cuyo paradero permaneció en el más estricto secreto durante años en el delicado contexto político y patrimonial del país, han vuelto ahora a manos de los poderes institucionales. La noticia, además de ser relevante en lo que respecta a la protección del legado cultural de la región, también promete impulsar futuras investigaciones que podrían reescribir episodios clave de la historia de este antiguo reino proximooriental.
Ebla: una ciudad dominante en el antiguo Levante
La antigua Ebla, identificada con el actual Tell Mardikh, fue una de las ciudades-estado más influyentes del tercer milenio antes de nuestra era. Su extensión, de unas 56 hectáreas, revela una planificación urbana compleja compuesta por una ciudad baja anular, una acrópolis y un sistema defensivo que dominaba la llanura circundante.
La ausencia de ocupación moderna en el territorio donde se encuentra el yacimiento permitió a las misiones arqueológicas documentar con claridad la secuencia estratigráfica y reconstruir la evolución de la ciudad con una precisión excepcional. Las primeras excavaciones sistemáticas, iniciadas en la década de 1960 por un equipo de arqueólogos y epigrafistas de Sapienza Università di Roma, sacaron a la luz palacios, templos, edificios administrativos y una red de calles que confirmaba la existencia de una urbe poderosa, dotada de autonomía política y de un sistema burocrático sofisticado.
Los hallazgos permitieron establecer un periodo de apogeo entre aproximadamente 2500 y 2300 a.C. A este, siguió una destrucción violenta y una reconstrucción posterior que daría origen a una segunda fase urbana de relevancia regional.
El descubrimiento de los “archivos de estado”
Entre los mayores logros arqueológicos del siglo XX, se cuenta el monumental hallazgo de los denominados archivos reales de Ebla, integrado por más de diecisiete mil piezas escritas. Las tablillas cuneiformes registran, en lengua eblaíta, la actividad política, económica, educativa y diplomática de la ciudad-estado.
Este archivo, que constituye una de las colecciones documentales más antiguas del mundo, reveló que los escribas de Ebla habían empleado la escritura cuneiforme sumeria para escribir en una lengua semítica local, el eblaíta. El descubrimiento de este idioma ha permitido tanto reconstruir aspectos fundamentales de las interacciones culturales en el Próximo Oriente antiguo como ampliar el horizonte de la filología semítica.
Entre los textos de Ebla, figuran listas lexicales, correspondencia, inventarios, registros de transacciones y composiciones literarias. Estos documentos han permitido perfilar la organización estatal del reino, el funcionamiento de su sistema palacial, el control de la producción y el comercio, así como sus relaciones con otras potencias contemporáneas. La relevancia de este archivo fue tal que transformó por completo el conocimiento sobre la Siria del III milenio y reconfiguró los debates históricos que, hasta entonces, habían dependido casi exclusivamente de las fuentes mesopotámicas.

Arquitectura, urbanismo y continuidad histórica
La secuencia arqueológica de Ebla muestra una sucesión de fases urbanas que reflejan tanto momentos de expansión como episodios de crisis. Durante su apogeo, en el tercer milenio, los palacios y los edificios administrativos presentaban una arquitectura monumental caracterizada por amplios patios, grandes salas de audiencias y complejos sistemas de almacenamiento. La reorganización urbanística tras la primera destrucción condujo a una ciudad igualmente estructurada que mantuvo la importancia del centro administrativo y religioso. El declive final de Ebla, que, tradicionalmente, se sitúa hacia 1600 a.C., no supuso un abandono inmediato del territorio. La presencia de cerámicas tardías, así como la reocupación parcial de ciertas áreas, confirman que la ciudad siguió manteniendo cierta relevancia, aunque ya sin el esplendor de los siglos anteriores.
Un yacimiento herido por la guerra
La situación del yacimiento cambió de manera drástica durante el conflicto en Siria, a partir de 2011. Las excavaciones se interrumpieron y el área sufrió saqueos e intervenciones clandestinas. También se destruyeron algunas de las estructuras restauradas e incluso fue ocupada militarmente en diversos momentos. Estas acciones, además de alterar gravemente la morfología del sitio, también echaron por tierra décadas de trabajo arqueológico.
La pérdida de control sobre el sitio provocó la dispersión de materiales, la desaparición de piezas del archivo y la imposibilidad de continuar con los estudios estratigráficos. En este contexto, la recuperación reciente de un notable conjunto de tablillas cuneiformes adquiere un valor extraordinario, pues devuelve parte de un patrimonio amenazado.

La recuperación de una parte fundamental del pasado
La reintegración de las tablillas permitirá recuperar datos únicos sobre la administración, la economía o la diplomacia de Ebla. Incluso los fragmentos menores pueden completar textos ya conocidos o alentar nuevas reconstrucciones filológicas.
Asimismo, estas piezas permitirán revisar la composición del archivo eblaíta, establecer comparaciones con los conjuntos ya conservados y enriquecer las líneas de investigación abiertas. La restauración de las tablillas, su catalogación y conservación, además, servirán para impulsar la edición sistemática de los textos.
El retorno de este material epigráfico guarda, además, un significado político y cultural de gran calado. Demuestra que la voluntad de proteger el patrimonio puede prevalecer incluso en los contextos bélicos, y que la memoria material de Siria sigue siendo un elemento central para comprender la historia de Oriente Próximo.

El retorno inesperado de un archivo milenario
A pesar del avance que representa esta recuperación, los desafíos continúan siendo considerables. Muchas piezas presentan un estado frágil o daños producidos por un almacenamiento inapropiado. Será necesario aplicar procedimientos rigurosos de autenticación, limpieza, estabilización y restauración de cada tablilla.
De igual modo, el estudio de las tablillas necesita de los esfuerzos internacionales para documentar el yacimiento, evaluar los daños sufridos y generar estrategias de preservación. El futuro de Ebla depende tanto de una cooperación científica sostenida como del compromiso común de proteger un patrimonio que sigue siendo un referente para la historia antigua.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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