Enmarcada por la banqueta, una tiendita de abarrotes y un negocio de ropa, se abre la entrada al Salón Bach. Es cómo si fuera el poster de una película de misterio: en el techo, un candelabro pinta de amarrillo la atmósfera; al fondo, el cuadro de dos jóvenes vestidas estilo charlestón; a un costado, el de un bar de los años 1930, al centro, escaleras descendentes que se pierden en las sombras.
Bajo tierra existe un área con silloncitos de piel estilo art decó y recubrimientos churriguerescos y, a un costado, una sección de unos 12×7 metros con gabinetes, un escenario y la barra hecha de un solo bloque de madera; superficie en donde se entregan snacks, cervezas y bebidas preparadas cómo el negroni TinTan o el Guty Cardenas.
Salón Bach, un hábitat subterráneo
Quien visita este hábitat subterráneo a veces llega por curiosidad o conveniencia, porque admira su coctelería de autor, pero también, porque buscan lo diferente: shows de burlesque, de jazz, blues, eventos de música electrónica, fiestas dark.

En el pasado, la clientela también era atraída por lo que no se veía en todos los bares o cantinas y que, incluso, se consideraba escandaloso. Lalo, el manager de Salón Bach, nos platica que esta era la razón detrás de su entrada original, un túnel que inicia en la calle 5 de Mayo y que solo en ocasiones especiales usan. “Fue el primer speak easy del país”, “la gente sabía que aquí entraban mujeres, pero no sabían por dónde”, “servían destilados nacionales en tiempos de prohibición”, expresa.
¿Anécdotas con personajes famosos?, Eduardo sabe muchas, sobre todo de músicos y actores. Nos cuenta que, José Alfredo Jiménez fue mesero de este lugar, (que antes se llamaba Salón Ríos, precisa), Agustín Lara, gerente, TinTan y María Felix, clientes y que esta información ha sido respaldada con documentos hallados en una caja fuerte antiquísima, la cual tardaron tres meses en abrir.

La muerte de Guty Cárdenas en el Salón Bach
Las memorias que se entrelazan con el Salón Bach parecieran en su mayoría alegres, sin embargo, una tragedia fue, quizá, el capítulo más documentando de su historia: el homicidio del músico yucateco conocido como Guty Cárdenas en el año 1932, cuando este negocio se ubicaba, justo en el número 32, de Madero.
Existen diferentes hipótesis en torno al motivo del crimen, como el enojo ocasionado por un “piropo” dirigido a la acompañante de Guty o una riña nacida de un juego de vencidas. Versiones más elaboradas señalan la venganza de la monarquía española, cómo respuesta al corrido “La República de España” o que el Presidente Abelardo Rodríguez contrató un asesino a sueldo al trovador yucateco, amante de la primera dama.

La vida del Salón Bach
Quizá, lo más documentado por medios de comunicación ocurrió en los años 1930, sin embargo los inicios de este negocio se remontan a finales del siglo XlX en torno a la avenida Francisco y, sus primeros clientes afamados fueron los escritores conocidos cómo decadentistas.
Bach, se cree era el apellido del dueño hace más de 100 años, hoy es una sociedad dirigida por Bruno Delgadillo en colaboración Eduardo Pineda, quienes se llaman “hermanos” de cariño y, aunque no comparten genética, si una vida juntos, una de más de un siglo, miles de personajes y un mar de misterios: la vida del Salón Bach.
Dónde: Bolívar 20, Centro Histórico
Horario: lun y mar 16:00 a 0:00 horas; mié-vié, 16:00 a 2:00 horas; sáb 14:00 a 2:00 horas y dom 14:00 a 0:00 horas
IG: @salon_bach
Cortesía de Chilango
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