Salvador Nasralla aventaja la elección presidencial de Honduras con 15,000 votos sobre Nasry Afura

El candidato del centrista Partido Liberal, Salvador Nasralla, mantenía el miércoles una ligera ventaja en las elecciones presidenciales de Honduras sobre su más cercano perseguidor, el contendiente del conservador Partido Nacional, Nasry Afura.

Esto, mientras la transmisión de votos volvió a detenerse por la tarde, cuatro días después de que el empobrecido país centroamericano votara en unos comicios muy disputados y empañados por retrasos y acusaciones de fraude.

Nasralla, un presentador de televisión de 72 años, sumaba un 40.27% de los votos, una ventaja de unos 15,000 votos sobre Afura, exalcalde de Tegucigalpa de 67 años respaldado por el presidente estadounidense, Donald Trump, que cosechaba el 39.64% de las preferencias, según resultados oficiales al 78% de las actas transmitidas.

Más atrás, en el tercer lugar, aparecía la candidata del oficialismo, la exministra izquierdista Rixi Moncada, que tenía la mitad de votos de sus contrincantes para recoger el 19% de las preferencias.

Los observadores electorales de la Unión Europea (MOE-UE) y de la Organización de los Estados Americanos (OEA), así como la autoridad electoral hondureña, CNE, han pedido calma y paciencia mientras se contabilizan los votos finales. Sin embargo, el retraso y el estrecho margen han aumentado la tensión.

“Es inexcusable que nuevamente se detenga la divulgación por acciones de mantenimiento en el sistema sin notificar al Pleno (del árbitro electoral), en horas cruciales para el conteo de votos y publicidad de las actas”, denunció en X la consejera del Consejo Nacional Electoral (CNE), Cossette López-Osorio.

“Dejo constancia pública de mi inconformidad con el proceder de la empresa y nuevamente, con el funcionamiento de los sistemas de procesamiento y de divulgación de actas, que incumplen con las condiciones de la contratación, pero sobre todo con el pueblo hondureño”, agregó.

El domingo y lunes, los primeros resultados preliminares mostraron inicialmente a Asfura con una ligera ventaja de unos 500 votos, pero los organizadores electorales declararon un “empate técnico” y afirmaron que los votos tendrían que contarse manualmente.

El sistema inicial de conteo rápido se vio afectado por “problemas técnicos”, según declaró posteriormente el CNE. Los problemas relacionados con el portal web, donde se suponía que los resultados se actualizaban en tiempo real, también contribuyeron a la creciente frustración y preocupación por la gestión del recuento. Cuando se actualizó el conteo de votos el martes, Nasralla pasó a la delantera, aunque por escaso margen.

Los hondureños no olvidan la crisis y protestas letales tras las elecciones presidenciales de 2017, donde el entonces mandatario Juan Orlando Hernández logró una polémica reelección en medio de denuncias de fraude. En aquella contienda, hubo un lapso de días en que no se difundió información de los resultados después de que un primer reporte preliminar colocaba a Nasralla a la cabeza.

Hernández tomó la delantera al reanudarse el recuento y tras un apagón eléctrico en el país.

“Las elecciones se han caracterizado por una competencia sumamente reñida, manteniendo a la población hondureña atenta a cada actualización del CNE. La expectativa es alta (pues) el país anhela un cambio que impulse un futuro más prometedor”, dijo Nathalie Guzmán, una estudiante de 20 años de microbiología en Tegucigalpa.

El peso de Estados Unidos

La pausa de poco más de 24 horas en la actualización de los resultados del domingo llevó a Trump a alegar un posible fraude, sin aportar pruebas, afirmando en redes sociales que Honduras estaba “intentando alterar los resultados de sus elecciones presidenciales”.

“Si lo hacen, ¡se desatará un infierno! El pueblo de Honduras votó masivamente el 30 de noviembre”, dijo Trump en su plataforma Truth Social el lunes por la noche.

“Trump ya ha interferido, sin duda con algún impacto, en las elecciones de Honduras, con su respaldo a Asfura, sus denuncias de Nasralla y Moncada, y su amenaza de tomar acciones que se considerarían como susceptibles de causar daño económico a Honduras y a su pueblo, si otro candidato ganara”, dijo Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación Económica y Política (CEPR, por sus siglas en inglés), un grupo de expertos con sede en Washington que promueve la democracia.

Estados Unidos, el mayor socio comercial de Honduras y donde viven más de 1.2 millones de hondureños, ha estado profundamente involucrado en la política del país centroamericano durante años. A principios de la década de 1980, el Pentágono y las agencias de inteligencia estadounidenses mantuvieron una estrecha relación con la dictadura militar hondureña y utilizaron a Honduras como plataforma para intervenir en países vecinos, en particular en Nicaragua, donde Washington apoyó firmemente a la contrainsurgencia de derecha.

En 2017, el gobierno estadounidense respaldó la reelección de Hernández a pesar de las masivas acusaciones de fraude, confirmadas por observadores electorales.

“Este golpe electoral en marcha claro que lo vimos venir y fue denunciado en su tiempo”, dijo la candidata oficialista Moncada en una entrevista con el canal Telesur.

“Yo ratifico que no acepto el sistema de transmisión de los resultados porque es un sistema tramposo, que está viciado, que por dentro lleva mecanismos que no permiten una transmisión transparente, libre y democrática”, agregó.

“Si a eso le sumamos esa injerencia (de Trump) violando todos los protocolos internacionales (…) es una intervención directa que afecta los intereses del pueblo hondureño”.

El lunes, el expresidente Hernández, del Partido Nacional, fue liberado de una prisión estadounidense, donde cumplía una condena de 45 años de prisión por narcotráfico. Su liberación se produjo días después de que Trump instara a los votantes hondureños a votar por Asfura y dijera que indultaría a Hernández.

Cortesía de El Economista



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