Sandra Lazo, ministra de Uruguay: “La defensa de nuestros recursos es un tema de soberanía nacional”

 Desde Montevideo  

Sandra Lazo trabaja en el señorial edificio General Artigas, patrimonio histórico nacional y ex sede del Estado Mayor Conjunto, donde se decidía sobre la vida y la muerte de los uruguayos durante la dictadura. La ministra de Defensa del Frente Amplio sabe que no es sencillo lidiar con ese pasado, aún cuarenta años después de terminada la tragedia que desató el golpe cívico-militar de 1973. Todavía hay prófugos imputados de cometer delitos de lesa humanidad, otros detenidos en la cárcel de Domingo Arena, organismos de Derechos Humanos que buscan los cuerpos de las víctimas y una parte considerable de la sociedad movilizada que reclama justicia. Quedó demostrado con la Marcha del Silencio del 20 de mayo. En la vereda opuesta, otro sector quiere dar vuelta la página. Niega y reniega la historia documentada que aún falta escribirse.

-Ministra, ¿cómo llegó hasta el cargo que ocupa hoy?

– En mi etapa adolescente durante la dictadura comencé con la militancia estudiantil en el Liceo Público 26 de Montevideo. Fui mamá muy joven y eso me sacó un poco de la Troya. En la crisis del 2002 me fui a vivir al interior después de separarme y ahí reinicié un compromiso mucho más activo con la política en el departamento de Rocha. Mi formación se ha dado en el periodismo, en una radio de frontera y ahí me convocó a participar en su gobierno el socialista Artigas el Chueco Barrios. Llegué a ser cuatro años presidenta del Frente Amplio local hasta que me llamó para integrarme a la conducción nacional como vicepresidenta el doctor Javier Miranda. En mi continuo aprendizaje fui elegida para el Senado donde reemplacé en su banca al compañero Andrés Berterreche que pasó a la Subsecretaria de Defensa y heredé sus comisiones. En 2019 tomé contacto a nivel legislativo con los temas de Defensa.

– ¿Ese fue su primer contacto con el área militar?

– Sí en el MPP y el Frente Amplio con el grupo de análisis sobre temas de Defensa y al recibir la herencia de la comisión. Ya en 2020 cuando habíamos sufrido la derrota electoral, quedé en la oposición como titular de la banca en el Senado y volví a elegir la comisión de Defensa. Quedé varios años presidiéndola. Ahí obtuve una experiencia sobre el funcionamiento de los temas militares con respecto a lo parlamentario. Cuando el presidente me designó como ministra, ya ingresé a otro mundo, el de enfrentarme con la gestión.

– ¿Cuál es su concepto de Defensa nacional?

– La Ley marco de Defensa de 2010 fue un hito muy importante porque se consensuó cuál es el rol de la Defensa en la soberanía nacional, cuál es el de las fuerzas, que no es un papel exclusivamente militar. Tiene un componente militar, es cierto, que es el brazo armado del Estado, pero también un componente civil. La soberanía nacional es un problema de toda la ciudadanía. Con esa ley se llegó a un consenso que dejaba atrás otras épocas donde la dictadura militar había tenido una impronta muy de facto y luego se avanzó en 2019 en la Ley orgánica de las fuerzas armadas.

– ¿Qué significa en un país como Uruguay la Defensa, donde no hay hipótesis de conflicto en términos militares?

– Es un concepto amplio que tiene que ver con la soberanía nacional y lo que a mí me parece son esas heridas que guardamos de los procesos dictatoriales. A su vez, el avance de las tecnologías y el retroceso en no poner mucho énfasis sobre qué estamos hablando cuando hablamos de defensa, generó que sea un concepto en permanente construcción. Porque sin dudas el proceso de la dictadura generó rupturas, generó conceptos que no son los adecuados.

-¿Como el de la doctrina de seguridad nacional?

– Claramente la doctrina de Seguridad Nacional buscaba al enemigo interno entre sus conciudadanos. Significó la implementación de un Plan Cóndor que bajaba desde el imperio determinadas condiciones para que se peleara contra ese enemigo interno y no contra agentes de amenazas externas. Esa idea ha pasado por diferentes ciurcunstancias a lo largo del tiempo y por tanto la de Defensa todavía la tenemos que construir.

– ¿Cuál es el concepto que debería superar hoy al de la doctrina de Seguridad Nacional?

– Le respondo con ejemplos muy concretos. Tenemos el recurso natural por excelencia, que es el agua. Y Uruguay, como nuestros países, cuenta con unas cuencas de agua dulce tan importantes que, aunque nada lo indica, en algún momento podrían venir por ellas otras naciones que no tienen esos recursos. Otra cuestión es la soberanía alimentaria. Los recursos que están dentro del mar. Todo eso hace a la soberanía nacional, hace a ese concepto de: ¿qué entendemos por soberanía nacional? A eso le sumamos hoy otros flagelos como el narcotráfico que nos atraviesa como sociedades. Es mucho más complejo hoy definir de qué estamos hablando cuando hablamos de soberanía nacional.

– La ex jefa del Comando Sur de EE.UU, la generala Laura Richardson, dijo hace un tiempo que nuestros recursos los tenía que manejar su país, ¿Qué puede decirnos sobre eso?

– Yo critiqué en su momento desde mi espacio parlamentario esas declaraciones. Dijo: nuestros recursos. En todo caso, sí son recursos naturales de toda la humanidad, pero la soberanía nacional la marca cada una de las naciones. A mí me molestan algunas expresiones que tienen un claro tinte intervencionista más allá de que se nos diga que no. Soy absolutamente apegada a nuestros principios de relacionamiento internacional. Y por supuesto critiqué esas declaraciones de manera respetuosa.

-¿EEUU sostiene que China es una amenaza para la región. ¿Cómo la percibe Uruguay?

– Nuestro país tiene afortunadamente lazos de amistad con China, con la que existe un intercambio económico importante. De hecho, yo acabo de recibir al embajador y he estado en tres oportunidades en la Repúbica Popular China. Me están invitando ahora para ir en septiembre a una reunión y tengo el mismo relacionamiento con cualquier nación que venga a Uruguay. Sabemos y en algún momento lo hemos cuestionado, que hubo intenciones de que ingresemos en ese espacio de ver enemigos donde en realidad no los hay.

– ¿Se puede romper el viejo paradigma desde los golpes militares en nuestra región que habla de los militares en términos de dictadura y represión?

– Se puede superar eso, pero es la perspectiva del tiempo lo importante. Y las medidas que tomemos desde la conducción. En este caso desde el Ministerio y en el diálogo. El sistema educativo tiene mucho que ver. Aquí se habla mucho y se les pide a las fuerzas armadas que hagan autocrítica.

– ¿Cuántos militares están detenidos por haber sido juzgados y condenados por delitos de lesa humanidad?

– Unos cuarenta. Están en Domingo Arena, una cárcel en condiciones que distan mucho de las que estuvieron los presos políticos de este país y está bien que así sea. Y en este caso están presos por delitos de lesa humanidad, esos que no prescriben. Pero le puedo asegurar que estoy en contacto siempre para que allí se respeten los derechos humanos, que haya alimentación, de que tengan la posibilidad de juicios justos.

– La cantidad de prófugos a los que va a afectar la norma que está a estudio sobre no pagarles más sus haberes, ¿a cuántos militares alcanza?

-A quince y cinco de ellos siguen a la espera de extradición. Están en países con los que tenemos tratados y con otros no. A veces son cuestiones burocráticas que nos lo impiden. Cinco estarían con pedido de extradición avanzado.

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Cortesía de Página 12



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