La Voyager 1 es la sonda más alejada de nuestro planeta. Ubicada a aproximadamente 24,000 millones de kilómetros de la Tierra, esta nave fue lanzada en septiembre de 1977 para explorar Júpiter y Saturno. Sin embargo, y contra todo pronóstico, la sonda sigue operativa casi 48 años después.
A pesar de ello, la Voyager 1 ha comenzado a mostrar signos de envejecimiento. En 2023, la sonda dejó de emitir datos útiles y en cambio envió un patrón de código indescifrable y repetitivo. Afortunadamente, ingenieros de la NASA lograron solucionar el problema en abril de 2024, tras cinco meses de problemas de comunicación.
La NASA logró lo imposible
Los problemas comenzaron en noviembre, cuando la sonda espacial dejó de enviar datos legibles. Los ingenieros de la NASA lograron identificar la causa del problema: un chip averiado que era responsable del daño de 3% de la memoria del sistema de vuelo. Este fallo también ocasionó la pérdida de código indispensable que dejó inutilizable los datos científicos y de ingeniería.
El equipo de ingenieros quiso colocar el código afectado en otra ubicación de la memoria. Sin embargo había un inconveniente: la sonda tenía apenas unos kilobytes de almacenamiento, por lo que no había ninguna ubicación lo suficientemente grande para contenerlo por completo. La solución fue dividirlo en secciones y cambiar las ubicaciones a las que apuntaba el código.
Tras haber hecho este cambio, el 20 de abril los ingenieros recibieron respuesta de la Voyager 1. Con esto confirmaron que el ajuste había tenido éxito y así fue como la transmisión de datos de ingeniería perfectamente legibles fue posible nuevamente. El 17 de mayo, se enviaron comandos de 46 años de antigüedad a la nave, con lo cual pudieron reanudar el envío de datos a la Tierra.
El estado de la sonda en la actualidad
En junio de 2024 la nave ya operaba con normalidad por primera vez desde la falla. No obstante, en octubre del año pasado el sistema automático de protección contra fallas se disparó debido a un bajo margen de energía. Esto provocó que la sonda apagara inesperadamente su transmisor de radio principal (banda X) y cambiara a su transmisión secundario (banda S), cuya señal era mucho más débil.
Finalmente, el 18 de noviembre de 2024, la NASA reactivó el trasmisor X y la nave volvió a descargar datos científicos de forma habitual. La NASA informó que después de eso los ingenieros completaron algunas tareas restantes para devolver la Voyager 1 al estado en el que se encontraba antes de que surgiera el problema.
En febrero de 2025, los ingenieros apagaron el detector de rayas cósmico de la nave. Sin embargo, no se debió a una falla, sino que fue un apagado planificado para gestionar la disminución gradual del suministro de energía de la nave. De acuerdo con la NASA, el instrumento de partículas cargadas de baja energía de la Voyager 1 seguirá funcionando hasta el final de 2025.
Imagen de portada | NASA
Cortesía de Xataka
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