Se llama “Le Mura 1”, es un bebé, vivió hace 17.000 años y tenía los ojos azules: esta es su historia

Los medios de comunicación han desvelado el reciente descubrimiento de un esqueleto infantil de hace 17.000 años en la cueva Grotta delle Mura, ubicada en el sur de Italia. Este hallazgo ha brindado una oportunidad excepcional para explorar la vida de las antiguas poblaciones humanas de Europa. El descubrimiento ha permitido a los científicos realizar estudios de ADN antiguo, análisis paleoantropológicos y técnicas avanzadas como la histología dental, arrojando luz sobre la vida de los humanos que vivieron durante la transición del Paleolítico Superior. Entre los resultados más destacados se encuentra la identificación de los rasgos físicos del bebé, que incluyen piel oscura, ojos azules y cabello rizado oscuro, características que nos permiten imaginar cómo eran los habitantes del sur de Europa en ese periodo. Aunque… en Muy te contamos hace tiempo que los ojos azules no existen

El estudio, liderado por un equipo multidisciplinario de investigadores y publicado en la revista Nature Communications, combina datos genéticos con análisis arqueológicos para profundizar en la vida del niño, conocido como Le Mura 1. Los resultados revelan no solo información sobre su desarrollo físico y salud, sino también detalles sobre la movilidad de su madre y la consanguinidad en la pequeña comunidad a la que pertenecía.

Historia del descubrimiento y su contexto arqueológico

El esqueleto de Le Mura 1 fue descubierto en 1998 durante excavaciones en la cueva Grotta delle Mura en Apulia, una región en el sur de Italia que fue habitada por grupos de cazadores-recolectores durante la última parte del Paleolítico Superior. Lo que hace que este hallazgo sea especialmente interesante es la posición del cuerpo: el niño fue cuidadosamente enterrado, cubierto por losas de roca, lo que sugiere algún tipo de ritual funerario. Aunque no se encontraron objetos funerarios, la preservación del cuerpo ha permitido un análisis detallado de sus restos, lo que, a su vez, ha abierto nuevas perspectivas sobre las prácticas funerarias de estas comunidades.

Este período, conocido como el Epigravetense, marca el final de la última glaciación en Europa. Las condiciones climáticas mejoraron gradualmente, permitiendo la expansión de las poblaciones humanas hacia nuevas áreas. En este contexto, la cueva Grotta delle Mura se convierte en un testimonio clave para entender cómo vivían estos grupos en un ambiente de transición climática. Los estudios muestran que este grupo tenía un nivel de movilidad relativamente bajo, lo que se reflejó en el análisis de los isótopos de estroncio de los dientes del bebé, que indicaron que tanto él como su madre probablemente vivieron en la misma área durante su vida.

Piezas dentales
Piezas dentales del bebé de ojos azules. Fuente: artículo original

Desarrollo físico y salud de Le Mura 1

El análisis de los restos óseos y dentales de Le Mura 1 reveló una serie de datos sobre su desarrollo físico. El bebé tenía aproximadamente 16 meses al momento de su muerte, lo que fue determinado a través de un innovador análisis de la formación del esmalte dental. Además, se identificaron varias líneas de estrés fisiológico en sus dientes, conocidas como líneas acentuadas (ALs), que indican que el niño sufrió varios episodios de estrés físico durante su corta vida. Estas líneas se formaron antes y después del nacimiento, lo que podría sugerir problemas de salud tanto en la madre como en el bebé.

Uno de los hallazgos más significativos fue la identificación de dos mutaciones genéticas relacionadas con la miocardiopatía hipertrófica familiar, una condición que afecta el corazón. Esto lleva a los investigadores a sugerir que Le Mura 1 podría haber padecido problemas cardíacos congénitos que quizás contribuyeron a su muerte prematura. Además, se detectó una fractura en la clavícula izquierda, que los expertos creen que podría haber ocurrido durante el nacimiento, complicando aún más la vida del bebé.

Gracias a diversas técnicas científicas se ha podido reconstruir características físicas del bebé.
Gracias a diversas técnicas científicas se ha podido reconstruir características físicas del bebé. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.

Ojos azules hace 17.000 años

El análisis genómico del bebé Le Mura 1 reveló una interesante combinación de rasgos fenotípicos. Los investigadores determinaron que el niño tenía ojos azules, piel oscura y cabello rizado oscuro. Estos rasgos fueron determinados a partir de una serie de polimorfismos nucleótidos simples (SNPs) relacionados con la pigmentación, utilizando paneles de predicción como HIrisPlex-S. Esta combinación de piel oscura y ojos claros fue relativamente común entre los cazadores-recolectores occidentales (WHG) de Europa durante el Paleolítico Superior y el Mesolítico​​.

Este descubrimiento es relevante porque contradice la imagen tradicional de los europeos antiguos con piel clara y ojos oscuros. En cambio, sugiere que los ojos azules podrían haber sido una mutación que se originó en Europa en grupos con piel más oscura. Esta peculiar combinación genética se ha observado en otros restos antiguos de Europa central y meridional, lo que indica que estos rasgos eran compartidos por diferentes poblaciones de cazadores-recolectores durante la transición del Paleolítico al Mesolítico.

Además, este tipo de rasgos pone en evidencia la diversidad fenotípica que existía entre las poblaciones antiguas. La presencia de ojos azules en individuos con piel oscura refuerza la idea de que la evolución de la pigmentación en los seres humanos fue un proceso complejo y no lineal. Esta diversidad pudo estar influenciada por varios factores, incluyendo la adaptación al clima, la migración de grupos humanos y las mutaciones genéticas específicas que se propagaron en diferentes áreas de Europa.

La información genética de Le Mura 1 también contribuye a entender mejor cómo las poblaciones del sur de Europa se diferenciaron de las del norte en términos de variabilidad genética y fenotipos. A medida que los grupos humanos se desplazaron y se asentaron en diferentes refugios glaciares durante el Último Máximo Glacial, ciertos rasgos, como los ojos azules, pudieron haberse extendido o haberse hecho más comunes en determinadas regiones, creando un mosaico genético único​​.

Niño con ojos azules
A pesar de la sorpresa que pueda ocasionar, ya había humanos con ojos azules hace 17.000 años. Fuente: ChatGPT / Eugenio Fdz.

Rasgos fenotípicos y genética de la población

Profundizando más en lo mismo, uno de los aspectos más fascinantes del análisis de ADN fue la reconstrucción de los rasgos físicos de Le Mura 1. Según los datos genéticos, el bebé tenía piel oscura, ojos azules y cabello rizado oscuro, una combinación de características que ya se había observado en otros individuos del Paleolítico en Europa. Esta mezcla de rasgos fenotípicos pone de relieve la diversidad genética de las poblaciones de cazadores-recolectores que vivieron en Europa antes de la llegada de los agricultores neolíticos.

El ADN de Le Mura 1 pertenece al haplogrupo Y I2a y al haplogrupo mitocondrial U2’3’4’7’8’9, que son típicos de los cazadores-recolectores occidentales de esa época. Este análisis confirmó una conexión genética con individuos de Sicilia y otras partes del sur de Europa, lo que sugiere que estos grupos compartían un origen común y estaban relativamente aislados de las poblaciones del norte de Italia. Además, el análisis de los tramos de homocigosidad (F ROH) indicó que los padres del niño probablemente eran primos hermanos, lo que refleja la práctica de matrimonios consanguíneos en su pequeña comunidad.

Movilidad y dieta de las poblaciones paleolíticas

El análisis de los isótopos de estroncio presentes en los dientes de Le Mura 1 proporcionó información clave sobre la movilidad de estas poblaciones. Los resultados sugieren que tanto la madre del bebé como el propio niño permanecieron en la misma región durante toda su vida, lo que contrasta con la mayor movilidad observada en otros grupos paleolíticos. Esta baja movilidad podría estar relacionada con las características geográficas de la región, que ofrecía una gran cantidad de recursos locales, lo que reducía la necesidad de migrar en busca de alimentos.

En cuanto a la dieta, aunque los análisis de los isótopos no permitieron obtener una imagen clara debido a la alteración diagenética de los dientes, los investigadores pudieron deducir que la dieta de estos grupos probablemente consistía en una combinación de caza y recolección, similar a otros cazadores-recolectores del Paleolítico Superior. La falta de objetos funerarios también sugiere que estos grupos no practicaban una cultura material compleja, lo que coincide con la evidencia arqueológica de otros sitios epigravetenses.

ADN
El análisis de ADN ha sido fundamental para determinar las características del bebé. Fuente: iStock / TanyaJoy

La importancia de los refugios glaciares en el sur de Europa

El análisis genético de Le Mura 1 también arroja luz sobre la importancia de los refugios glaciares en el sur de Europa durante la última glaciación. Durante este periodo, el sur de Italia se convirtió en un refugio para las poblaciones humanas que huían del avance de los glaciares en el norte de Europa. El estudio sugiere que las poblaciones de la península italiana experimentaron un cambio significativo en su composición genética durante este tiempo, con la llegada de nuevos grupos desde el norte que reemplazaron en parte a las poblaciones locales. Este fenómeno de “reemplazo poblacional” está respaldado por la ausencia de ADN relacionado con las culturas gravetienses anteriores en los restos de Le Mura 1, lo que indica una ruptura en la continuidad genética.

Referencia

Cortesía de Muy Interesante



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