“Sexo en los estudios” y “amenazas de sicarios”: antiguos empleados de Diddy Combs hablan con la BBC sobre el imperio musical del rapero acusado de tráfico y abuso sexual

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  • Autor, Rianna Croxford y Larissa Kennelly
  • Título del autor, BBC News

“Tengo tanto dinero ahora que podría contratar a alguien para que te mate y nadie lo sabría. Nadie te echaría de menos. Nadie sabría nada”.

El exejecutivo musical Daniel Evans cuenta que todavía recuerda la amenaza de su antiguo jefe Sean “Diddy” Combs -entonces conocido como Puff Daddy- a un colega.

Fue en 1997, dice, en la oficina de Nueva York del sello musical de Combs, Bad Boy Records, ganador del premio Grammy.

“Fue como ver lo que te hace el dinero”, afirma.

Combs era a menudo “irritable”, pero Evans señala que el poder lo estaba transformando.

Apenas unos días antes, el magnate del hip-hop había recibido su mayor recompensa hasta la fecha: US$6 millones para celebrar el éxito de la discográfica, que contaba con artistas que conseguían discos de platino como The Notorious B.I.G.

Ese año, la carrera musical de Combs alcanzó su punto álgido, y su imperio pronto se expandió a la moda, el alcohol e incluso su propia cadena de televisión.

Casi tres décadas después, su legado está en ruinas mientras espera en prisión el juicio por cargos de tráfico sexual y crimen organizado, además de enfrentar decenas de demandas que lo acusan de drogar y agredir en fiestas fastuosas, hoteles de lujo y en el estudio de grabación de su sello. Él niega todas las acusaciones.

La BBC habló con más de 20 personas que trabajaron con Combs en Bad Boy Records, incluidos exejecutivos, asistentes y productores, que describen por primera vez incidentes preocupantes que dicen haber presenciado durante el ascenso del magnate en la década de 1990.

Algunos ejecutivos afirman que se quedaron preocupados después de ver a Combs teniendo sexo con mujeres en el estudio, incluido un incidente en el que un empleado dice que la joven no pareció reaccionar cuando él entró.

Otra empleada se quejó de que Combs le pidió que le llevara condones.

La BBC también escuchó que se utilizaron fondos corporativos para trasladar en avión a mujeres de todo Estados Unidos para que tuvieran sexo a pedido de artistas y otros empleados.

Diddy Combs con gafas de sol sobre una mesa de mezcla de sonido

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“Hubo una conducta que se volvió más atroz con el tiempo y esa conducta se remonta a los años 90”, dice Tony Buzbee, un abogado estadounidense que representa a decenas de presuntas víctimas, incluida una que dice que Combs amenazó con matarla, en términos similares al incidente que Evans dice haber presenciado.

Su cliente alega que Combs la violó en el suelo de un baño durante una fiesta promocional celebrada para The Notorious B.I.G., la mayor estrella del sello, en 1995.

La mujer afirma en su demanda que, después, Combs le dijo que no se lo dijera a nadie o “desaparecerás”.

En una declaración, el equipo legal de Combs acusó a Buzbee de estar “más interesado en la atención de los medios que en la verdad” y señaló que la estrella del hip-hop “nunca agredió sexualmente ni traficó con nadie”.

Los abogados de Combs dijeron que no se les proporcionaron suficientes detalles sobre las afirmaciones de la BBC para presentar los hechos que podrían “contrarrestar estas acusaciones inventadas”.

“Como ya hemos dicho antes, el señor Combs no puede dignificar cada maniobra publicitaria o afirmación aparentemente absurda con una respuesta. Tiene plena confianza en el proceso judicial, donde prevalecerá la verdad: estas acusaciones son pura ficción”, afirmaron.

Ascenso meteórico

Sean Combs, ambicioso y audaz, se convirtió en millonario de la noche a la mañana cuando lanzó Bad Boy Records en 1993 con un elenco de artistas de primer nivel.

Fue la primera aventura de Combs, que ya había logrado hacerse un nombre como director de talentos en otro sello musical, Uptown Records, a los 19 años.

“Declaró que quería ser uno de los artistas más importantes del mundo y que no importaba si yo le creía o no”, recuerda Jimmy Maynes, un excolega de Uptown.

Maynes cuenta que Combs se enojaba mucho en la oficina, a veces golpeaba “sus manos contra el escritorio” como un “niño malcriado” y gritaba si no obtenía lo que quería.

Combs finalmente fue despedido de Uptown y a los 23 años fundó Bad Boy Records.

“Es el hombre más trabajador que he conocido y siempre quiso que la gente tuviera su misma energía”, afirma Daniel Evans, el alto ejecutivo que gestionó los presupuestos de grabación y los contratos de los artistas de Bad Boy Records entre 1994 y 1997.

Combs se describía a sí mismo como el “Gran Gatsby” y rápidamente se hizo famoso por organizar ansiadas fiestas de celebridades en clubes nocturnos de Nueva York, en las playas de Cancún, México, y más tarde las infames “Fiestas blancas” (llamadas así por el código de vestimenta todo blanco) en los Hamptons.

Hasta el ahora presidente Donald Trump asistió a eventos en los años 90, dice Evans, quien una vez lo vio sentado en un trono dorado en el cumpleaños número 30 de Combs exclamando: “¡Soy el verdadero Rey de Nueva York!”.

Daniel Evans

“Todos éramos muy jóvenes. Yo tenía 24 años”, reflexiona Evans, que fue uno de los primeros empleados del sello. “La gente quería divertirse, pasarlo bien, ligar y crear buenos recuerdos”.

Pero al mirar atrás, Evans afirma que le preocupan algunas de las cosas que presenció sobre el comportamiento de su jefe y la cultura de la empresa.

En 1995, dice que vio a Combs teniendo sexo con una joven en Daddy’s House, el estudio de grabación de Bad Boy Records en Nueva York cerca de Times Square.

“Me estaba preparando para irme a casa por la noche y estaba buscando mi chaqueta. Abrí la puerta y él estaba teniendo sexo con esta chica”, cuenta Evans, que pensó que el estudio estaba vacío porque estaba en silencio.

Combs lo insultó y le gritó que se fuera. “Pensé que me estaba despidiendo”, señala.

Evans recuerda que la joven fue llevada al estudio, presumiblemente para una gira, por un promotor de fiestas que era amigo de Combs.

Su jefe parecía sobrio, mientras que ella estaba tranquila y no hablaba mucho, dice, preguntándose si estaba drogada o simplemente era tímida.

Afirma que no le pareció extraño en ese momento. Pero al recordar cómo la mujer no reaccionó cuando él entró al estudio, señala: “Sabiendo lo que sé ahora, hay mucha especulación sobre en qué estado se encontraba… por lo general, ambas partes son muy receptivas durante el acto”.

Una conducta extendida

Felicia Newsome, directora del estudio de grabación Daddy’s House entre 1994 y 2000, afirma que en aquella época era muy extendida la conducta inapropiada en toda la industria musical.

“Era anormal que alguien lo denunciara, pero no era anormal que ocurriera”, dice.

Newsome agrega que una vez un empleado la llamó al estudio en mitad de la noche porque Combs estaba en ropa interior, a punto de tener relaciones sexuales con una modelo y otra mujer. Le estaba exigiendo al miembro del personal que le trajera condones, recuerda.

“Le dije a Puffy que nunca le pidiera a nadie que fuera a buscar condones”, señala Newsome, que llegó mientras se estaban vistiendo de nuevo. “Me respondió: ‘Yo no necesitaba nada de eso, ma’, y nunca lo volvió a hacer”.

fiesta de Combs

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Newsome, que entonces tenía unos 30 años, cuenta que Combs fue razonable y cambió su comportamiento cuando ella lo retó.

En una ocasión, cuando el estudio abrió por primera vez en 1995, dice que Combs no estaba contento con el aspecto de los mostradores y la llamó “perra” delante del personal.

Ella le exigió una disculpa pública y cerró temporalmente el estudio, preguntándole: “Si traigo mujeres a este espacio, que está abierto las 24 horas, ¿cómo quieres tratar a la gente?”.

Combs respondió que quería que fuera un entorno inclusivo y seguro, dice.

Pero mientras Newsome dirigía el estudio con “puño de hierro”, señala que otros miembros del personal no se sentían tan cómodos llamándole la atención a Combs.

“Bad Boy Records era una casa de locos con muchos jóvenes que querían tocar las vestiduras del Rey”, asegura.

Antiguos empleados indican que el sello estaba dirigido por ejecutivos de veintitantos años y un gran número de pasantes, algunos de los cuales estaban en edad escolar.

A menudo había relaciones sexuales entre empleados y pasantes, dicen.

Evans recuerda un momento incómodo con una chica de 14 años de su propio equipo, la que, dice, le hizo proposiciones.

“Ella me dice: ‘Trabajas muy duro. Si alguna vez quieres desatarte, tú y yo deberíamos relajarnos… pero esta noche no, tengo toque de queda'”.

Combs en su estudio con una joven de 17 años

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Evans señala que la envió a casa y la llamó al día siguiente para decirle que no volviera a trabajar. No la denunció, pero dos semanas después estaba de nuevo trabajando en la sala de correspondencia.

Artistas y otros empleados del sello discográfico de Combs también pedían a veces que trajeran mujeres en avión para tener sexo en el estudio, cuenta el exejecutivo.

“Si tenían una especialidad [sexual] en algo, las traían en avión”, señala Evans, quien le contó a la BBC que lo sabía porque controlaba los presupuestos. El dinero para los vuelos se reservaba y se registraba en viajes, agrega.

“Probablemente eran miles de dólares”, dice Evans. “No creo que sucediera con tanta frecuencia, pero definitivamente era un gasto de grabación”.

Evans indica que las solicitudes de Combs eran gestionadas por sus asistentes personales.

Uno le dijo a la BBC que Combs a menudo les pedía que trajeran en avión a mujeres con las que estaba “teniendo una aventura” y que las alojaran en hoteles, aunque según el asistente no eran trabajadoras sexuales.

“Sexo, drogas y rock’n’roll”

En los años 2000, el estudio de grabación Daddy’s House cambió aún más, según cuentan dos exempleados, hacia una cultura de “sexo, drogas y rock’n’roll”.

Combs llevaba allí regularmente “mujeres al azar” para divertirse, y aparecía con un séquito de decenas de personas en “tres jeeps blancos, con llantas blancas y asientos de cuero blanco”, dicen.

Otros artistas exigían maletas con vodka Ciroc y uno incluso llevó un mono a una sesión, según un exejecutivo.

El estudio es uno de los lugares donde las mujeres han acusado a Combs de drogarlas y violarlas.

La modelo Crystal McKinney alega que el magnate la atiborró con alcohol y marihuana antes de agredirla sexualmente allí en 2003.

Ese mismo año, una mujer alega que Combs y dos asociados la violaron en grupo en el estudio cuando tenía 17 años.

Los abogados de Combs dicen que él “está ansioso por demostrar su inocencia”, y agregan que las afirmaciones de McKinney “carecen de fundamento”.

Agentes de policía en la casa de Combs en Miami

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Muchos exempleados aseguran que todavía les resulta difícil conciliar las acusaciones con el hombre que conocieron.

“Estas acusaciones son una sorpresa para mí, como estoy seguro de que lo son para muchos de nuestro círculo”, afirma Jeffery Walker, un amigo cercano de Combs que formó parte del equipo de producción original de Bad Boy Records.

“He estado en ‘Fiestas blancas’, y por supuesto en sesiones de estudio, y nada de lo que se le acusa ocurrió ante mis ojos”.

Las distintas caras de Diddy

Evans también se mostró escéptico sobre algunas de las acusaciones hasta que vio las imágenes de Casandra Ventura, que fue pareja de Combs durante 10 años y fue artista de Bad Boy Records, siendo brutalmente golpeada por el rapero en un hotel de Los Ángeles en 2016.

Ventura fue la primera persona en demandar a Combs en noviembre de 2023, alegando que el rapero la atrapó en un ciclo de abuso, violencia y tráfico sexual durante su relación.

Combs resolvió la demanda al día siguiente por una cantidad no revelada.

“No es la primera vez que veo ese temperamento”, recuerda Evans, evocando la amenaza de muerte que dice haber presenciado en 1997.

“Es difícil de ver. El tipo del video con Cassie es casi idéntico al tipo que amenazó al empleado. Entonces te preguntas, ¿ha cambiado algo?”.

A lo largo de los años, Sean Combs se ha reinventado repetidamente: de Puff Daddy pasó a llamarse P Diddy y, en los últimos años, Love.

“Si actúo de manera loca, como ‘¡ahhh!’, ese soy Diddy. Si estoy bailando muy suave con una chica, ese soy Puff Daddy. Y si parezco nervioso, asustado o tímido, ese soy Sean”, dijo en una entrevista en 2015.

Es probable que surjan más detalles cuando vaya a juicio en mayo, por lo que muchos de los que eran cercanos al rapero se preguntan si conocían al verdadero Sean Combs.

“Uno podría pensar que es simplemente un ser humano repugnante, pero ese no es mi recuerdo de Puff”, dice Jimmy Maynes, quien creció con Combs en Mount Vernon, Nueva York.

Pero después de una pausa, agrega: “O tal vez el dinero simplemente le da a la gente la libertad de ser exactamente quien realmente es, y él fue ese tipo todo el tiempo”.

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Cortesía de BBC Noticias



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