Sheinbaum, Gómez y la reforma electoral


¿Necesita México una reforma electoral? Siempre. Siempre habrá aspectos del sistema electoral que sean mejorables y sobre todo siempre habrá un inconforme con las reglas para acceder al poder. Esas inconformidades fueron el motor de todas las reformas electorales previas. En esta ocasión no son los perdedores quienes reclaman reglas más justas, sino el poder el que plantea el cambio. ¿Para qué quiere el partido en el poder, que ganó con las reglas vigentes, modificar el andamiaje jurídico electoral? Solo hay una respuesta posible: para mantenerse en el poder.

FERIA DE SAN FRANCISCO

La idea de una reforma viene desde López Obrador. Él mismo se la encargó a Pablo Gómez y ahora la Presidenta Sheinbaum lo puso al frente de la propuesta, lo cual asegura que será totalmente del gusto del ex presidente y líder moral del movimiento de la Cuarta Transformación, esa que el mismo Cuauhtémoc Cárdenas dice que no sabe con qué se come.

Gómez no va a hacer nada más de lo que ya hizo el sexenio pasado, pero en este movimiento le quitaron la UIF, donde se había convertido en un verdadero estorbo, para dársela a García Harfuch.

El argumento básico del obradorismo para hacer la reforma es que nuestra democracia es muy cara. Y sí, lo es, en parte por la cantidad de controles y desconfianza que ellos mismos, no sin razón, impulsaron cuando eran oposición. La forma de abaratar la democracia que plantea la propuesta de Gómez y Sheinbaum es quitarles recursos a los partidos, achicar y desprofesionalizar al INE, desaparecer los órganos estatales, reducir plurinominales y eliminar la credencial de elector que sería suplida por la CURP biométrica. 

En cada ahorro gana el Gobierno y perdemos los ciudadanos. Cada una de las acciones planteadas inhibe la alternancia en el poder y aumenta el control del Gobierno en turno sobre los procesos electorales. Eso no quiere decir que Morena nunca más vaya a perder una elección, sino que será mucho más complicado derrotarlo pues serán elecciones controladas y operadas desde el Gobierno en turno. 

¿Puede hacerse una reforma que abarate la democracia y al mismo tiempo asegure igualdad de condiciones en la participación electoral? Sí, siempre habrá oportunidad de ahorros, sin embargo, en lo sustantivo que es tener un árbitro independiente y profesional, normas de seguridad en la elección, un padrón electoral confiable y recursos mínimos para que exista una competencia entre partidos, los ahorros no son sino pérdida en la calidad de la democracia. 

Por supuesto que un vocho es mucho más barato y eficiente que una Suburban, el problema es que, en el vocho, aunque sea bueno y ahorrador, no cabemos todos. La gran pregunta es si en la reforma que quiere el dueto Gómez-Sheinbaum es para todos o solo para ellos, la familia morenista.

OBRAS DE INFRAESTRUCTURA HIDALGO

Cortesía de El Informador



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